Ha muerto Rita Barberá (descanse en paz)
y toda la maquinaria hipócrita que se pone en marcha en estos casos está ya
funcionando a pleno rendimiento. Los miembros de su partido, que hasta ayer la
trataban de apestada y afirmaban no conocerla, le cantan ahora hagiografías,
defienden su inocencia y se dan golpes en el pecho. El funeral promete ser
sonado, con la plana mayor del PP soltando lágrimas de cocodrilo.
La maquinaria hipócrita tiene un
subsistema dedicado únicamente a echar fango para todo el que no haga lo que tiene que hacer ante una muerte. En
este caso, el fango le ha caído (¡oh, sorpresa!) a los miembros del grupo
parlamentario Unidos Podemos – En Comú Podem – En Marea, que se han negado a
sumarse al minuto de silencio por esta señora. No han molestado ni lo han
interrumpido, simplemente han salido del hemiciclo durante ese ratito y después
han dado una justificación perfectamente razonable: que no van a participar en
un acto de homenaje a una persona cuya actividad política deploraron en vida y
que estaba imputada con sospechas serias de corrupción.
El argumento de la generadora de fango
(expresado por muchos y entusiastas tuiteros) es que un minuto de silencio no
es un homenaje, sino una simple muestra de respeto hacia alguien que ha
fallecido. Eso es mentira, y se puede comprobar muy fácilmente: preguntándole a
estas personas si hicieron un minuto de silencio por Osama bin Laden. Al fin y
al cabo, éste también estaba muerto, ¿no? “¡No es lo mismo!”, contestarán. Y efectivamente,
no lo es. Los minutos de silencio se los hacemos a aquellos muertos que creemos
que lo merecen. Son, por tanto, un homenaje.
La RAE define homenaje como “acto o serie
de actos que se celebran en honor de alguien”. Lo importante aquí son las
palabras “en honor”. ¿Cuándo celebramos minutos de silencio? En dos casos:
cuando se trata de alguien famoso que creemos que debe ser alabado (así, en el
Parlamento europeo se hizo un minuto de silencio en honor a Mandela) y cuando
se trata de muertos anónimos pero inocentes cuyo fallecimiento es de alguna
manera responsabilidad de toda la sociedad (como los que se hacen por la
violencia de género o por las víctimas del terrorismo). No convocamos minutos
de silencio para exaltar a dictadores, a asesinos o a terroristas. Los hacemos en honor de quienes creemos que lo
merecen.
No hay duda de que los minutos de
silencio son homenajes. En este caso, además, era un homenaje bastante extraño.
Rita Barberá no era diputada y, aunque lo hubiera sido, no existe la costumbre de que el Congreso haga minutos de silencio por sus integrantes muertos. ¿Qué justifica hacerle
este homenaje a ella y no a cualquier otro de las docenas de diputados y ex
diputados que han muerto desde la Transición? Probablemente haya sido una
decisión espontánea, fruto del momento y quizás de la alegría por la inesperada
salida de escena de alguien que daba tan mala fama al partido.
Por todo lo anterior, me parece que el
grupo parlamentario podemita ha hecho lo correcto al no sumarse a esta farsa. Desde
la izquierda no hay nada por lo que homenajear a Rita Barberá. Incluso si
excluimos la corrupción, no deja de ser una señora de derechas que hizo
políticas de derechas, con el agravante de que era bastante faltona y nada dada
a negociar o a llevarse bien con sus oponentes. Negarse a homenajear a esta
persona es bastante coherente.
He visto a gente de izquierdas criticar
la decisión porque pone a Podemos en la diana de la crítica. No creo que haya
que preocuparse excesivamente por eso: Podemos está permanentemente en esa
diana y se magnifican todas las salidas de pata de banco, errores, excesos y defectos
de sus líderes. Si Iglesias y compañía se hubieran sumado a la farsa, ya
habrían encontrado otra cosa por la que meterse con ellos. A mí, que no soy nada fan de
Podemos, la decisión de ausentarse del hemiciclo me parece bastante lógica, y muy útil sobre todo para
marcar distancias con ciertos usos y costumbres bastante deleznables… como el
de homenajear a según qué gente.
Al final esto tiene que ver con lo que
mencionaba hace un par de semanas: la muerte nos iguala a todos porque nos hace
buenos. De repente, criticar a una política corrupta y derechista ha dejado de
ser procedente sólo porque le ha dado un infarto. Quienes habrían entendido que
Podemos no fuera a un acto en honor de esta mujer mientras estaba viva, ponen
ahora el grito en el cielo porque se han ausentado durante un homenaje póstumo.
Así que, por favor, hagamos un minuto de
silencio. Pero no para homenajear corruptos, sino para pensar. Para valorar qué
estamos haciendo, a quién tributamos nuestro respeto y qué es exactamente lo
que le exigimos a nuestros diputados.
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Cuanto paripé y cuanta falsa lágrima del tamaño de limones. Y su ex grupo parlamentario instándonos a hacer acto de contrición por nuestras injustas sospechas. Una pregunta: ¿crees que la Mesa del Senado la habría suspendido temporalmente (artículo 22.6 del Reglamento del Senado) una vez que fuese firme la decisión de encausarla por el Supremo? No tengo ni idea de derecho: no sé si no habría tenido más remedio o si tiene la posibilidad de hacer como que no se entera de nada. Una última cosa: entiendo que dices que Rita Barberá fue diputada del Congreso treinta años. Y sí, lo fue, pero de las Cortes Valencianas, que la designaron Senadora en 2015.
ResponderEliminarSinceramente, no lo sé. La suspensión es una decisión libre del Senado, pero el PP tiene mayoría absoluta en esta Cámara, así que en la práctica la decisión estaba en manos de Rajoy. Y tanto podrían haberla usado de ejemplo de dureza del PP contra la corrupción (xD LOL) como haberle ahorrado ese trago.
EliminarClaro, Barberá fue diputada hasta 2015 y en 2015, ante el hostiazo en las autonómicas, dimitió del Congreso y las Cortes valencianas la designaron senadora a toda prisa.
Pues ellos bien que se salen para no condenar el franquismo... A una tia como esta tenemos derecho a criticarla, viva y muerta. He llegado a leer que el infarto se lo provocaron los tweets. Que tuviese sobrepeso y llevase una mala dieta no tiene nada que ver, claro.
ResponderEliminarLo de que la han matado "los tuiters" es una gran muestra de humor involuntario, sin duda.
EliminarLo peor de todo es que estas chorradas acaban calando en según qué gente. Le he oído decir hoy a un familiar, supuestamente de izquierdas y que nació durante la época de Franco, que no había más que ver para saber que los de Podemos eran todos unos "dictadores", que se lo tienen demasiado creído, que si un minuto de silencio no costaba nada... A la gente le acaba importando más los gestos y declaraciones de los políticos que lo que realmente hacen.
ResponderEliminarPor eso lo hacen, porque cala. El poder construye el paradigma de la "buena educación" y mete dentro de él lo que le interesa. Y de repente resulta que negarle el homenaje a una señora facha, faltona y corrupta es una falta de respeto. Je.
Eliminar¿Te has fijado que con Fidel no se cubre esa máxima? Los que lo odiaban en vida lo siguen odiando en su muerte.
ResponderEliminarHombre, por completo :p
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