La
respuesta a la pregunta que da nombre a esta entrada pareciera sencilla: deja a
un adolescente de cualquier género solo en una habitación y la paja sucederá. Pero
no es tan simple. Lo primero es tener claro que la masturbación es buena para
el alma y necesaria para la salud: cada paja recarga +2 puntos de energía, a
pesar de lo que páginas como ésta y ésta te puedan decir.
Decidirse
por la masturbación es posible, forma parte de la decisión libre de cualquier
persona y es una muestra de libertad, madurez y deseo de conocer el propio
cuerpo. Tampoco es anormal decidirse a ello, aunque haya gente (principalmente
curas) que insistan en lo contrario. La Santa Madre Iglesia, que de esto sabe
un rato, dice que el aburrimiento, la sensación de soledad, el miedo, el estrés
y el cansancio pueden inducir a la masturbación. O, de otra manera, la
masturbación ayuda a combatir el aburrimiento, la sensación de soledad, el
miedo, el estrés y el cansancio. ¿Estamos, acaso, ante una panacea?
Hay
algunos consejos que pueden ayudar en la decisión de entrar en este círculo
vicioso, en el mejor sentido de la palabra:
1.-
El entorno está lleno de erotismo: búscalo. Aprende a usar Google para
encontrar el porno que sea más de tu gusto, coloca el ordenador en la sala de
estar para que todos los moradores puedan buscar y haz un uso moderado de la
televisión y las redes sociales: al menos tres horas de paja al día. Hay estudios
que muestran cómo ciertas series pueden erotizar a los adolescentes aunque no
tengan contenido sexual explícito: búscalas.
2.-
Adopta un estilo de vida saludable. Hacerse pajas requiere una buena capacidad
cardiopulmonar y unos brazos entrenados, especialmente a partir de la cuarta. Lleva
una higiene adecuada (conviene limpiarlo todo después) y una dieta equilibrada.
Evita el consumo de drogas, que si no luego no hay manera. Practica un deporte:
te sentirás mejor con tu cuerpo, lo aceptarás con más facilidad y así la
masturbación será más satisfactoria. El deporte te ayudará a crecer en fuerza
de voluntad y espíritu de sacrificio, necesarios para la sexta paja diaria y
siguientes. Además te dará material para inspirarte: los cuerpos de las personas
con las que hagas ejercicio son probablemente más excitantes de lo que será
nunca cualquier cosa que veas a través de una pantalla.
3.-
Ocupa tu tiempo libre de manera constructiva. Puedes mejorar tu cultura y
formación: ¿cómo vivían el sexo otras culturas? ¿Cómo lo vive la nuestra? ¿Hay
algo de toda esta lista de parafilias y perversiones que yo quiera probar?
También puedes buscar, junto con tus amistades, la respuesta a los problemas
éticos que se plantean hoy en día como por ejemplo: ¿es correcto confundir a
los adolescentes con mentiras sobre su sexualidad desde la página de un diario
con tirada nacional? No recomendamos pasar tardes enteras en centros
comerciales, ya que rompe con el horario óptimo, que es un paja cada cuatro
horas.
4.-
Construye un grupo de amistades sano. Los grupos constructivos son aquellos en
los que cada miembro cuenta y todos buscan hacer cosas concretas para el bien
de todos o por ayudar a otras personas. Tienes que buscar un grupo de esos
porque solamente ahí podrás hablar con franqueza de este tema. Además, del
grupo de pares se puede aprender mucho, ya que todos cuentan sus experiencias
y, si vas con una libreta, puedes salir con ideas interesantes. Finalmente, si
la confianza y compenetración es grande, quizás podáis quedar un día para
masturbación conjunta. De nuevo desaconsejamos las actividades de “relleno”
como perder el tiempo en los centros comerciales: es mejor perderlo en un sitio
privado, que hay más libertad.
En
resumen: masturbarse es bueno, ya que mejora el conocimiento de tu propio
cuerpo, te ayuda a discernir lo que te pone de lo que no y te entrena para el
futuro. Así estarás preparándote para futuras relaciones, a las que llegarás
con las ideas mucho más claras, por lo que tu sexualidad será mejor y más
plena.
No
hacerse pajas, por el contrario, es una actividad negativa que sólo desemboca
en el delito, el presidio, la represión y el Opus Dei. Es de sobra conocido que
Hitler no se hacía pajas, por lo que si no quieres invadir Polonia tienes que
acariciar tu entrepierna. Y recuerda, cada vez que puedes tocarte y pasas de
hacerlo, Dios mata a un gatito.