Cuando abrí este blog para hablar de los que abusan de nuestra paciencia, nunca pensé que la primera persona que, con nombres y apellidos, iba a suscitar una entrada, iba a ser George R.R. Martin. Pero después de leer A Dance with Dragons, tengo que decir que Martin me ha decepcionado, y mucho. Terminó Tormenta de espadas en todo lo alto, y continuó con el decente -aunque a muchos no les gustara- Festín de cuervos. Pero Dance es, como acertadamente dice una amiga mía, un polvo a medias. No sólo sigue sin apenas avanzar con el argumento y sin desvelar algunos misterios que llevan varios libros teniéndonos en vilo(1)
y es algo que venía siendo discutido por los foros. Lo que es imperdonable es cómo lo ha hecho Martin.
Aegon es a lo que me refería antes cuando hablaba de conejos sacados de la chistera. Resulta que Varys, Jon Connington (Mano del rey Aerys, a la que éste despojó de cargos y tierras cuando no atrapó a Robert en la Batalla de las Campanas) y el magister Illyrio logran llevar a un lugar seguro al hijo de Rhaegar Targaryen. Sin embargo, no hacen nada para unificar su plan con la contrastada existencia de Viserys y Daenerys, cuya huida de Rocadragón no fue idea suya. Mientras los dos hermanos están bajo la protección de ser Willem Darry es hasta lógico que se mantengan pasivos, pero cuando Darry muere, Illyrio no envía a un mensajero a por ellos. Y, cuando los tiene en su poder, no casa a Daenerys con Aegon (permitiendo la continuación de la dinastía Targaryen) ni les mata, retiene o entrega al Trono de Hierro (quitándole así enemigos potenciales a su candidato): no, arregla la boda de Daenerys con un señor de los caballos que comanda a cincuenta mil hombres, y no le dice a Viserys que puede que sea necesario que toda esa caballería se dirija a Poniente para defender la posición de su sobrino, que tiene más derechos al trono que él. Muy coherente todo, y propio de un buen conspirador.
Supongo que este asunto es consecuencia lógica de coger una novela realista y verosímil (dentro del género fantástico) y empezar a meterle profecías: que ahora hay que buscarse un modo de que el Príncipe que Fue Prometido esté vivo. Como luego le maten en una escaramuza juro que me voy a Nuevo México a hostiar a Martin.
2) Tyrion: ha pasado de ser mi personaje favorito de la saga a alguien cuyos capítulos trataba de leer rápido para no morirme de aburrimiento. A merced de toda una serie de captores (Illyrio, Jon Connington, ser Jorah Mormont, Yezzan zo Qaggaz, Ben Plumm "el Moreno"...), y teniendo que cuidar de una enana de clase baja, Tyrion conoce por primera vez la pobreza y la miseria de primera mano. Después de una primera fase emo, en la que sólo desea morir o encontrar a Tysha, vuelve a intentar salir adelante, y su evolución como personaje sería incluso interesante si sus aventuras tuvieran un mínimo de relevancia para la historia. Sin embargo, al final del libro se apunta ya a que el mejor Tyrion puede ser recuperable si le dan margen de actuación.
Mención aparte merecen dos de sus captores: ser Jorah y Ben Plumm. Ser Jorah es, directamente, imbécil: follándose a putas que se parecen a Daenerys, encuentra y secuestra a Tyrion (¿cómo coño le reconoce? Fue exiliado hace años de los Siete Reinos, antes no debía visitar mucho Roca Casterly y encima Tyrion está desfigurado) y, en vez de ir a Poniente a buscar el premio que le ofrece Cersei y recuperar la Isla del Oso, se vuelve a Meereen a ver si compra el perdón de la mujer a la que adora (¿de verdad ha pensado bien eso?). Cuando se entera de que ésta ha desaparecido / muerto, entra en un estado de catatonia del que ya no sale.
Las estúpidas acciones de ser Jorah (escritas con la única intención de hacer avanzar a Tyrion hacia Meereen) se pueden explicar, de alguna manera, por el amor que siente por Daenerys. Sin embargo, Ben Plumm es otro conejo sacado de la chistera. Como buen mercenario, cambia su capa y traiciona a Daenerys para pasarse al bando de los yunkios; una vez allí trata de conseguir como esclavo a Tyrion (parece que todo el mundo se ha enterado de las ofertas que hace Cersei por la cabeza de su hermano) y entonces se suelta la bomba: es ponienti, noble y vasallo de la casa Lannister. El "amos anda" que le sale a uno de la boca cuando lee ese párrafo apenas se ve atemperado cuando se busca en los libros anteriores y se descubre que la casa Plumm aparece como vasalla de Roca Casterly desde Tormenta de espadas, teniendo también sus miembros una breve aparición en ese libro y en Festín. Que Martin tuviera pensado este conejo desde hace tiempo no le hace menos conejo.
3) A Daenerys le pasa en cierto sentido lo contrario que a Tyrion: sus capítulos, reflejando acontecimientos muy interesantes de la historia, no sólo no hacen avanzar al personaje sino que acabas con ganas de pegarle con la mano abierta hasta que se te canse. ¿Que los Hijos de la Arpía matan libertos? Pon a las Bestias sin Cara a perseguirlos y piensa en Daario. ¿Que los yunkios arrasan Astapor y vienen a Meereen? Coloca a los Inmaculados en posición y coquetea con Daario. ¿Que los yunkios están a las puertas? Laméntate de la traición de Ben Plumm, cásate con Hidahr zo Loraq y fóllate a Daario. ¡Cansina! ¡Merecido te tendrías que te hubieran envenenado, pesada! En fin, esperemos que en The Winds of Winter, una vez convertido Khal Jhaqo en cenizas, vuelva a aparecer la mejor Daenerys.
4) El libro, especialmente la primera mitad, está estructurado en torno a la triada Tyrion-Daenerys-Jon, y habiendo criticado como lo he hecho los capítulos de los dos primeros, no creo que sea sorprendente que los de Jon hayan sido los que más me han gustado de los tres. Jon actúa en cierto sentido como Húmedo von Mustachen, el protagonista de Cartas en el asunto, de Terry Pratchett: en cada capítulo hace algo sorprendente que supera a lo anterior, un "más difícil todavía" que culmina en una promesa pública de romper sus votos para ir a cazar a Ramsay Bolton seguido de todos los hombres que le quieran acompañar. Esto sorprende más que cualquier otra cosa (ya que Jon lleva todo el libro tratando de mantenerse fiel a la Guardia) y ha gustado muy poco en Internet; sin embargo, a mí no me parece tan descabellado: hay veces que se estira tanto la cuerda que al final se rompe, y Ramsay Bolton le da un buen estirón. Más que eso, por ejemplo, me sorprende que se dedique a actuar de celestino entre la Karstark y el magnar de Thenn.
Finalmente, está su muerte al estilo Julio César por parte de los tradicionalistas de la Guardia. De todas formas, y dado que su muerte se narra en un capítulo suyo, me cuesta creérmela: si algo hemos aprendido de Martin es que no se puede asegurar la muerte de nadie hasta que su cabeza aparezca clavada en una pica, y es más que probable que Tormund Matagigantes, Fantasma o Pyp y Grenn hayan matado a Bowen Marsch y demás gentuza antes de terminar de cargarse a Jon. Y si no, recordemos que Melisandre es una sacerdotisa roja, y para esa gente quedarse muerto es opcional. A unas malas, seguro que Jon echa su espíritu dentro de Fantasma (como dice Varamyr que suelen hacer los cambiapieles: sólo así cobra sentido el prólogo), le hace saltar por encima del Muro y se pasa el resto de su vida de lobo copulando homosexualmente con Verano. Pero Jon Nieve no ha muerto.
5) El hecho de que este sea un libro de "historia" más que de "personajes" (al contrario que Festín, por ejemplo, muy centrado en las psicologías de Brienne, Cersei y Jaime) se prueba por la gran cantidad de personajes planos que tienen su propio capítulo. El concurso de siesos de los Siete Reinos incluye a Melisandre (se esperaba más de ella), Barristan the Boring (cuyo único interés como personaje parece ser la visión que puede dar de los acontecimientos de Refugio Estival hace años, porque todo lo que se cuenta en sus capítulos podría ser obviado o contado de otra forma), Quentin Martell "el Carbonizado" (por cierto, esa es otra: ¿cómo es que los grandes conspiradores Varys e Illyrio no contaron para nada con Doran Martell, tío de su protegido?), Asha Greyjoy (más interlocutora que hablante) y Victarion Greyjoy. Harán avanzar mucho la historia, pero sus capítulos tienen muy poquito interés per se.
Por cierto, me encanta el enviado del Banco de Hierro de Braavos, cruzándose todo el Norte para cobrar una deuda.
6) Otros conejos que salen de la chistera (aparte de Aegon y Ben Plumm) y que restan credibilidad a la historia son la aparición de una fuerza de combate de tres mil hombres en el Norte (de la que nadie se había dado cuenta hasta ahora) o que Moqorro, el sacerdote rojo que viaja en el mismo barco que Tyrion se caiga al agua sólo para ser encontrado por la mermada Flota de Hierro que dirige Victarion.
7) Dos misterios que se revelan, aunque ya se intuían: la falsa Arya es Jeyne Poole y Davos Seaworth no ha sido ejecutado por los Manderly (lo que me ha causado un tremendo alivio). En su lugar, éstos le han mandado a encontrar al último hijo varón de Eddard Stark a un lugar que es, presumiblemente, el Cuello. Por cierto, saben que Rickon está ahí gracias a otro conejo chisterero: el antiguo escudero de Theon Greyjoy, que al parecer no había muerto bien muerto cuando Ramsay Nieve quemó Invernalia. Si es que no hay que pagar a los soldados por horas, sino por cabeza que te traigan.
8) Las partes de Theon Greyjoy me han gustado mucho. Se nos muestra a un Theon roto, que poco a poco va recuperando la cordura, al tiempo que narra asuntos de cierta importancia dentro de la trama: lo que solía ser un capítulo de CDHYF, con evolución paralela de personajes y de trama. El empujón definitivo hacia la cordura -aunque para mí que siempre va a estar un poco frágil- se lo da Bran, convertido ya en un aspirante a la vista verde, desde el arciano del bosque de dioses de Invernalia. Los capítulos de Bran, poco prodigados pero cargaditos de detalles, me han gustado también bastante.
(1) Ni se confirman ni se desmienten, por ejemplo, las sospechas sobre la identidad de Manosfrías y la verdadera filiación de Jon Nieve, aunque en este último caso parece insinuarse (en el primer capítulo de Davos) que realmente era hijo de Ned Stark.