El otro día una persona de Twitter lanzó
su Patreon. En él ofrece, aparte de contenido erótico autoproducido,
clases particulares por Skype. Las clases no son sobre matemáticas o inglés,
sino sobre teorías arcoíris y feminismos. Y fue ese detalle el que provocó que,
en cuanto se difundió el contenido del Patreon, se abriera la caja de los
truenos. Decenas de personas se echaron encima de esta persona a reprocharle
que quisiera “lucrarse con el activismo”. A mí aquello me suscitó varias
reflexiones. Voy a exponerlas.
Para empezar: ¿qué es “lucrarse”? Según el diccionario de la RAE, lucro es “ganancia o provecho que se saca de algo”.
Pero la palabra tiene una connotación peyorativa, como de ganancia obtenida
ilícita o inmoralmente. No decimos que un trabajador “se lucra” con su trabajo,
aunque eso es exactamente lo que hace: reservamos ese término para el
empresario explotador, el político corrupto que se llena los bolsillos o el
delincuente que estafa millones. Tenemos la idea de que ganar el dinero
necesario para vivir no es lucrarse.
Y yo me pregunto: ¿cuánto dinero cree la
gente que se saca con clases particulares? Yo llevo años dándolas y puedo
decirlo: no dan para vivir. Dan, como mucho, para subvenir a los gastos más
básicos (comida, transporte, ropa) siempre que tengas asegurado el alojamiento.
¿Eso es lucro? Según la RAE sí, por supuesto, pero ¿de verdad esta situación
merece que apliquemos un término tan peyorativo? ¡Si va a sacar cuatro duros!
Bueno, entonces quizá el problema no sea
la cuantía de la ganancia sino su origen inmoral. ¡Cobrar por hacer activismo,
qué locura! Y sin embargo, ¿qué hay de malo en cobrar por tu trabajo? Sí, por
tu trabajo. Lo repetiré: dar una clase es trabajo. Hay que preparar los
contenidos, hay que estructurarlos para que sean didácticos, hay que buscar la
forma de que le entren en la cabeza al alumno y, finalmente, hay que
impartirla. Eso es trabajo, y yo tengo todo el derecho del mundo a pretender
cobrar por hacerlo. La gente, evidentemente, puede querer no contratarme, lo
cual es también válido. Sin embargo, criticar que alguien quiera cobrar por su
trabajo me parece bajo y rastrero.
En cierta izquierda parece haber calado
el discurso de que algunos trabajos (normalmente los más creativos) son gratis.
“Eh, diséñame una web”; “eh, te cojo tu imagen para mis cosas”; “eh, dame
clases porque quiero saber del tema”. A mí me pasa. A veces en Twitter me viene
gente a la que no conozco de nada a hacerme preguntas sobre sus cosas. Incluso
hay quien se dedica a ponerme en un compromiso diciendo, cuando alguien cuenta
un problema, “pregúntale a @ComandanteVimes, que seguro que sabe”. Por
supuesto, si pretendes una contraprestación por este trabajo ya te ganas fama
de sieso y de poco cooperador.
Los activistas y las personas que se
dedican a trabajos “bonitos” o “creativos” no son seres de luz. Tienen
costumbres muy feas: les gusta comer, llevar ropa, tener un techo sobre sus
cabezas, poder moverse de un sitio para otro e incluso darse un capricho de vez
en cuando. Su tiempo y su esfuerzo valen dinero. ¿Que alguien te hace un
trabajo gratis o a precio de amigo? Pues maravilloso: no olvides agradecérselo
e invitarle a cañas la próxima vez que le veas. Pero no exijas nunca que nadie
trabaje gratis, sea cual sea la causa.
Sin embargo, quiero ir más allá. No es
sólo que considere aceptable que alguien quiera cobrar por dar clases de
feminismos y teorías arcoíris. Es que me parece genial y desearía que cundiera
el ejemplo. Sí: quiero que tengamos una suerte de “activismo profesional”, con
un núcleo de personas que pueda vivir de la lucha. ¿Por qué digo esta locura?
Bueno, porque no es una locura. Se me ocurren bastantes ventajas que derivarían
de un activismo profesional. Por ejemplo:
-
Poder dedicar mucho más tiempo al activismo, en
vez de “el rato libre que me queda tras el trabajo / los estudios”.
-
Más calidad y responsabilidad: si nuestro medio
de vida está en juego, querremos hacerlo bien y no defraudar a la gente que
pueda necesitar ayuda.
-
Se reducen los amiguismos y favoritismos.
-
Pueden acceder más personas: uno de los
problemas del activismo no sindical es que muchas veces excluye de la toma de
decisiones a las personas que tienen un trabajo muy duro, ya que no pueden ir a
las reuniones.
- Mejor
consideración social.
Evidentemente el modelo que planteo tiene
peligros (quien paga genera una relación de dependencia) y no es perfecto, pero
no es la primera vez que se plantea. ¿Por qué creéis que los diputados cobran
un salario, cuando en los primeros Estados liberales eran cargos gratuitos?
¿Por qué pensáis que hay trabajadores (los mal llamados “liberados”) que tienen
derecho a dedicar unas cuantas horas al mes a tareas sindicales? En ambos casos
se trata de reclamaciones históricas de la izquierda pensadas para que los
trabajadores pudieran desempeñar esos puestos. La necesidad de que la lucha
social (sea en el Parlamento, en las empresas o en las calles) esté en manos de
quienes la necesitan, y no de terceros bienintencionados, obliga a que sea un
trabajo con una remuneración.
(Por eso me hizo tanta gracia, por
cierto, ver a autodenominados marxistas criticar la decisión que ha dado pie a
esta entrada)
Termino con una reflexión. Muchas de las
personas que se pusieron a criticar las clases de feminismos tenían pinta de
ser muy jóvenes. Eso quiere decir que probablemente vivan aún con sus
progenitores. Probablemente no sean ricos y puede incluso que en sus casas haya
problemas económicos, pero el dinero no es algo que les preocupe. No les quita el sueño ni entienden lo que cuesta ganarlo.
Sólo así se comprende ese furibundo ataque hacia trabajos que no les gustan.
Sé que parezco un anciano diciendo esto
pero, por favor, un poco de humildad a la hora de juzgar las vidas de los demás.
¿No te gusta que la gente desempeñe determinados trabajos? Bueno, a mí tampoco.
En general no me gusta que tengamos que trabajar para vivir. Pero cada cual se
gana los garbanzos como puede y como le dejan. Apead esa superioridad moral
porque vista desde fuera repele bastante, porque no tenéis derecho a emitir
estos juicios… y porque la vida es muy larga y nunca sabéis dónde vais a
acabar.
Tiene usted toda la razón, es una tremenda injusticia que Alvaro Reyes sea acosado y denigrado por intentar lucrarse enseñando cosas que muchas personas consideran útiles, habría que respetar a la gente que intenta ganarse la vida y no atacarlas por intentar ganar dinero.
ResponderEliminarEso tendría sentido si el problema que cualquier persona sensata tiene con Jeremías Pérez fuera que cobra por sus clases. No son situaciones equiparables, me temo. A la persona de la que hablo le criticaban que hiciera cobrando algo que, según los críticos, debería ser gratis. A Jeremías Pérez se le critica que enseñe a acosar, cobre o no por ello.
EliminarPero buen intento, trollito ;)
Bueno, yo he visto que muchas muchas de las criticas que recibe Jeremias son precisamente por cobrar, pero bueno, si te parece mejor te lo compro, dejemos a Alvaro de lado (Que si, que admito que lo puse para flamear un poquito, pero venga, que es de internet sin un poco de drama).
EliminarY ahora en serio.
Lo que ocurre es que existe un sesgo porque el activismo no es lo mismo que la docencia, de hecho no pueden serlo, si fuese así cada profesor sería un activista y el señor Perez lo sería también.
Supongamos que la muchacha en lugar de clases de feminismo diese clases de matemáticas. De repente nadie tiene ningún problema.
¿Porque? Porque las matemáticas son un saber mientras que el feminismo es una ideología, un conjunto de valores morales, una creencia sobre como deberia estar estructurada la vida común, puede compartirse o no, pero no es un saber.
¿Quien se beneficia de la expansión de una ideología? Aquellos que la defienden desde el principio, su nucleo duro, del mismo modo que la jerarquia del PP se beneficia de la expansion de las ideologias neoliberales, mas gente sigue tu ideología=Mas influencia tienes en la sociedad=Mejor vais a vivir tu y los tuyos.
Esencialmente estarías pagando por recibir propaganda lo cual es en el mejor de los casos propio de necios, no solo estas bajando tus defensas ante un mensaje que la otra parte desea que escuches atiendas y modifique tu pensamiento (Propaganda), sino que además estarias pagando por ello.
En otros términos, el principal beneficiado de la propaganda es siempre el que la emite, jamas el receptor por eso me parece que pagar por recibir propaganda puede no ser la mejor idea del mundo.
Además, tienes otro problema, un activista es alguien que basicamente desea un cambio social, si este activista es alguien que está remunerado por ello, al depender su sustento de la necesidad de cambio, siempre defenderá que existe esta necesidad, incluso si esto no fuese cierto, por eso es malo que el activismo se realice a cambio de dinero.
A ver, por partes:
Eliminar1) El hecho de que Jeremías Pérez viva de ello es una ofensa añadida al hecho de que sus clases consistan en enseñar a acosar, por eso a veces se habla de ello. Pero acércate a cualquier persona que critique sus enseñanzas y pregúntale si dejaría de quejarse si las impartiera gratis. No creo que te sorprendiera la respuesta.
O, como segundo ejemplo, Dalas. La gente se quejaba de las machistadas asquerosas de Dalas antes de que éste empezara a sacarles rédito.
2) El feminismo es una ideología, conforme. ¿Y? El marxismo también y bien que se enseña en Bachillerato. Y anda que no hay cursos de estudios de género en, por ejemplo, Estados Unidos. Conocer dicha ideología (o más bien dichas ideologías, porque anda que no hay diferencias entre feminismos) es un saber. ¿Quieres saber a qué llaman patriarcado las feministas, cuál es la diferencia entre radfem y transfem o por qué no se monta el mismo pollo ante una mujer semidesnuda que ante un hombre semidesnudo? Puedes acudir a Google o a la biblioteca... o apuntarte a alguna de las clases de Roldi. Y luego no tienes por qué acabar convencido de nada.
3) Aunque las clases de Roldi fueran propaganda, eso no justifica las acerbas críticas que recibió. Estoy de acuerdo con lo que dices sobre que el principal beneficiado por la propaganda es el emisor, pero en ese caso la única crítica procedente es "joder, qué mal se ha montado el negocio, no le va a venir ni un cliente". Desde luego, no un "¡¡¡Estás vendiendo el movimiento!!!"
4) Sí, ése es uno de los posibles problemas del activismo remunerado, pero dado que el cambio social que necesitamos nos va a ocupar unas cuantas décadas como mínimo, creo que prefiero arriesgarme.
Que vaya por delante que a mí lo que hace esta muchacha no me parece mal. Ahora, yo planteo lo siguiente:
ResponderEliminar¿Es también legítimo soltar en las redes cosas que a primera vista para alguien no iniciado en absoluto en temas como feminismo, especismo, etc., pueden parecer barbaridades, y luego, cuando se piden explicaciones (aunque no sea con buena fe muchas veces), decir que "las explicaciones no son gratis" o "no soy maestra de nadie"? Porque a veces a mí, como feminista, me parece una excusa para no tener que dar explicaciones. Yo siempre que recibo mongoreplies de machitos intento explicar lo mejor que puedo, en eso creo que consiste un debate y el activismo.
¿Usted qué opinión tiene sobre esto, Vimes?
Yo no tengo opinión sobre esto, porque creo que cada quien se gestiona como quiere su tiempo de vida y sus ganas de enseñar. Concuerdo contigo en que siempre es más agradable que te den las explicaciones que piden, pero también estoy de acuerdo con que nadie tiene la obligación de enseñar a otra persona. ¿Excusa para no dar explicaciones? Bueno, no creo que dar explicaciones sea un deber cuyo incumplimiento haya que excusar, salvo que seas profe y estés contratado para ello.
EliminarAdemás, creo que hay un error común, y es la idea de que el troll es educable. No puedes enseñar al que viene a trollear, porque en realidad no quiere que le enseñes. Dices que muchas veces el que exige explicaciones no va con buena fe, y es justo eso a lo que me refiero: no quiere que le aclares un concepto o que le expliques una idea, sino que quiere reírse de ti, molestarte, desgastarte. Nadie tiene por qué aguantar eso, ni es obligatorio responder con buena fe a la mala baba ajena, ¿no crees?
Finalmente, aunque la petición de explicaciones sea legítima, también es muchas veces muy vaga. Existe Google, existen las bibliotecas públicas... si te resulta extraño un término o una idea puedes dedicar media hora de tu tiempo a googlearlo en vez de exigirle a alguien a quien no conoces que te lo explique a tu medida.
En definitiva, que yo en este tema no juzgo a nadie. Si tú, cuando te viene un machito ofendido, optas por explicar las cosas, me parece estupendo. Si otra persona prefiere bloquear y pasar, también me parece estupendo. Cada quien se gestiona como quiere el tiempo, las ganas y la energía.