Un buen escéptico tiene que ser crítico, ante todo, con los actos de la gente de su bando. Por ello, en diferentes medios he criticado cosas como la posible complicidad de James Randi con un caso de inmigración ilegal o la propuesta de construir un templo ateo en el centro de Londres. Hoy le toca el turno a David Osorio, autor de un blog escéptico, que hace unos días publicitaba ufano que él y unos amigos suyos se metieron en una iglesia y parodiaron una confesión mientras los fieles allí presentes celebraban una eucaristía.
[Entre que vi su blog y escribí esta entrada ha puesto un disclaimer donde se descarga de responsabilidad y entiende que el acto fue descortés. Los siguientes párrafos deben leerse, por tanto, no como crítica a Osorio sino a las verdaderas personas que tomaron parte en la anécdota y a su actitud]
El acto en sí es una machada, una infantilada que no conduce a ningún sitio. Osorio se precia de saber conocer la diferencia entre el derecho a la libertad religiosa (que ningún demócrata liberal puede cuestionar so pena de perder cualquier clase de credibilidad que tenga) y el contenido de dicha libertad (que admite críticas y burlas en ejercicio de la libertad de expresión). Sin embargo, sus actos demuestran que no lo conoce tan bien: interrumpir una ceremonia religiosa es sin duda un ataque a la libertad religiosa en su sentido externo, es decir, al derecho a participar en ritos religiosos sin ser molestado ni coaccionado en contra.
La libertad religiosa no consta sólo de la vertiente interna de creer en dioses sino también de contenidos externos como pueden ser la participación en actos de culto, la recepción y emisión de información sobre su religión o la asistencia religiosa. En cuanto a los actos de culto, dado que se suelen hacer colectivamente, están amparados por otra libertad constitucional: la de reunión. A este respecto resulta ilustrativo el artículo 2 de la Ley Orgánica de Libertad Religiosa española, especialmente cuando dice lo de la “inmunidad de coacción”.
Sin embargo, supongamos que la iglesia hubiera estado vacía, que no hubiera habido fieles dentro. Aún entonces no apruebo realizar la parodia de confesión, aunque ahora más por un argumento ético que jurídico. No se habría visto vulnerado derecho alguno, por lo que el hecho no debería ser punible (aunque en España lo es), pero desde luego no hubiera sido algo bueno para la causa del laicismo. Me explico: lo que cualquier ateo demócrata quiere es la laicidad del Estado, es decir, que las creencias queden en el ámbito de lo privado y lo social sin pasar a ser patrocinadas por el Estado. Por ello, resulta una grave incongruencia entrar en ese mismo ámbito privado como un elefante en una cacharrería.
Me cuesta hablar aquí de “falta de respeto”, porque lo cierto es que yo no tengo respeto alguno hacia las religiones. Sin embargo, entiendo que la irrupción de personas en una iglesia para burlarse de las creencias profesadas en esa misma iglesia pique a los creyentes, porque es una descortesía patente. Es como si se mete alguien en tu casa a burlarse constantemente de tu modo de vida, tu sexualidad o tu manera de cocinar huevos fritos: esa persona no estará vulnerando tus derechos y podrá emitir legítimamente sus opiniones, pero desde luego puede irse un poquito a la mierda. Creo que esto mismo es lo que muchos pensamos cuando un cura opina sobre cuestiones tan personales como el aborto, los anticonceptivos o la eutanasia.
Los perpetradores de esta gamberrada están actuando como una especie de iglesia atea: meterse en la vida privada de las personas a criticar sin que nadie les haya invitado es muy clerical, y de hecho las confesiones lo hacen a menudo. Una cosa es criticar y burlarse de las religiones y otra pasar al ad hominem, al ataque a la convivencia y a la descortesía sin razón. La anécdota me plantea la pregunta de si de verdad los ateos estamos dispuestos a vivir así, metiéndonos en la vida privada de los demás y envenenando la convivencia social. ¿Que los obispos hacen exactamente eso? Por supuesto, y seré el primero que les critique por ello, pero lo que desde luego no voy a hacer es copiarles la conducta.
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