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miércoles, 23 de diciembre de 2015

Las trampas de nuestro sistema electoral

Puede que durante estos días te haya llegado un rumor, una leve sospecha. Quizás en el trabajo hayan comentado algo, o te hayas enterado en el bar o en la cola de la carnicería. A lo mejor lo has leído en la prensa, aunque lo dudaría porque apenas se ha publicado nada al respecto, y Twitter ha estado también muy tranquilo con el tema. Debo confirmarte que es cierto: ha habido elecciones generales. Y las ha vuelto a ganar el PP.

Como buen perdedor, yo voté a Izquierda Unida. Y, como buen votante de Izquierda Unida, cumplo la tradición de cagarme muy fuerte en el sistema electoral. Es evidente que la culpa del hundimiento no es sólo del sistema electoral, ya que el actual lleva vigente desde la Ley de Reforma Política del Estado y esta formación (o su antecesora, el PCE) ha conseguido con él resultados mucho mejores. Pero alguna responsabilidad tiene un sistema electoral diseñado por las elites tardofranquistas con la finalidad de privilegiar el voto conservador y el voto a los grandes partidos, y que se incorporó en parte a la Constitución con la finalidad de blindarlo.

El sistema electoral nunca es neutral. Se establece buscando unos objetivos muy concretos: beneficiar a los partidos que gobiernan en el momento en que se aprueba. Una vez establecido, se produce un fenómeno de inercia: los que han ganado las elecciones no tienen incentivos para cambiarlo y los que querrían cambiarlo no tocan poder. Así pasó que, cuando el PSOE entró a gobernar con mayoría absoluta en 1982, se limitó a aprobar una ley electoral que contenía el mismo sistema que le había llevado al poder. Y mirad cómo ni Podemos ni Ciudadanos, dos partidos nuevos pero que optaban a llevarse un buen pastel en las elecciones, han hecho bandera del cambio del sistema electoral.

Todos los sistemas electorales se basan en distritos electorales, que son las circunscripciones territoriales en las que se elige a los diputados. A veces, como en Reino Unido, son distritos muy pequeños (un pueblo o un barrio); otras como en Israel, hay una única circunscripción nacional. En España, la circunscripción es la provincia: los partidos presentan listas por provincia, de tal manera que cuando votas, yo qué sé, al PP en Ávila, votas a la lista de tres personas que el PP ha presentado en Ávila.

Una vez establecidas las circunscripciones, hay que responder dos preguntas. La primera es: ¿cuántos diputados elige cada provincia, si es que elige más de uno (1)? Lo normal es hacerlo según su población, pero garantizando que ningún distrito, por pequeño que sea, se quede sin representación. Aquí está el primer truco de nuestro sistema electoral. Hay 350 escaños: de partida se asigna 1 a Ceuta, 1 a Melilla y 2 a cada provincia, con lo que quedan 248 para repartir en proporción a la población.

Quiero que reflexionéis un momento sobre esto. Aquí podéis ver cuántos escaños ha elegido cada provincia en las últimas elecciones. Las provincias despobladas están sobrerrepresentadas. Ávila, Guadalajara y Huesca, que por población deberían elegir 1 diputado cada una, eligen 3. Lleida y Lugo eligen 4 cuando les corresponden 2. Valladolid o Huelva eligen 5 pero su población sólo les permitiría elegir 3. El caso más extremo es el de Soria, que no tiene población ni para elegir un diputado y sin embargo selecciona 2.

Aquí hay dos trampas. La primera que, como hemos dicho, las provincias despobladas están sobrerrepresentadas: eligen muchos más diputados de los que les correspondería. Se trata de zonas rurales, muy escoradas a la derecha. La segunda es que, pese a estar sobrerrepresentadas, cada una de ellas elige pocos diputados. Por ejemplo, Soria está sobrerrepresentada (como ya hemos visto), pero sus 2 diputados no dan para nada. ¿Qué pluralidad va a haber con 2 diputados? O con 3, o con 4, o con 5. Uses D’Hondt o no uses D’Hondt, da igual: los dos partidos más votados se repartirán casi todo el pastel, simplemente porque no hay casi escaños. Pues bien: 174 diputados de un total de 350 salen de distritos que eligen 7 o menos escaños.

Conclusión: la mitad de los diputados de nuestro Congreso vienen de provincias rurales sobrerrepresentadas donde apenas hay pluralidad en los resultados.

Vale, tenemos ya atribuidos los escaños a cada distrito. Celebramos elecciones y nos planteamos la segunda pregunta: ¿cómo distribuimos los escaños entre los distintos partidos, atendiendo a los votos que ha conseguido cada uno? Para ello hay distintas fórmulas. En España se usa la fórmula D’Hondt, que es la siguiente: se dividen los votos de cada partido entre 1, entre 2, entre 3… hasta entre X, siendo X el número de escaños de la circunscripción. Se atribuyen los escaños a las candidaturas que obtengan los mayores cocientes en esa división.


La descripción del sistema y el ejemplo están tomados de la propia Ley Electoral

Las fórmulas de reparto buscan un equilibrio entre proporcionalidad y gobernabilidad. La fórmula D’Hondt es de las menos proporcionales, pues privilegia al más votado y, en menor medida, al segundo más votado. Así pues, en las provincias grandes, donde sí habría posibilidad de que una fórmula proporcional produjera resultados interesantes, la aplicación de D’Hondt lo impide. Esto afecta a la otra mitad de diputados.

Como dije, tenemos un sistema pensado para beneficiar a los partidos grandes (por el hecho de que haya muchas provincias pequeñas y de que en las grandes la aplicación de D’Hondt reduzca la pluralidad) y a la derecha (por el hecho de que las provincias rurales estén sobrerrepresentadas). En cuanto a la inercia, es evidente: los dos partidos grandes a nivel nacional (UCD, PSOE, PP) están cómodos como están; los partidos grandes a nivel provincial (PNV, CiU) también, y sólo los terceros partidos de ámbito estatal (IU, UPyD) se han quejado. Habrían dejado de hacerlo en cuanto hubieran podido ganar unas elecciones.


En la próxima entrada veremos una simulación de cómo quedaría el Congreso de los Diputados aplicando un sistema más lógico, adaptado a la realidad política de España.





(1) En Reino Unido o EE.UU., por ejemplo, cada distrito elige un diputado. Y entonces el problema es otro: concretamente, configurar los distritos para que todos tengan más o menos la misma población.




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8 comentarios:

  1. Todo esto es cierto, pero también hay un elemento considerable que estaría bien tener en cuenta, y es que en la mayor parte de los casos los partidos de izquierdas dan por perdidos los votos de las zonas rurales, entregando sin ningún pudor esos 178 escaños al PP y al PSOE andaluz. La campaña de Podemos ha sido tan urbana que daba casi vergüenza, y en ningún momento han hablado de nada que interese a los que viven fuera de Barcelona, Madrid y otras 4 o 5 capitales de provincia. Tampoco ha intentado tocar la mayor parte de las provincias de la meseta, donde no se ha hecho ni un acto ni nada. Es razonable que la población de estas zonas que no tiene tampoco una ideología conservadora se sienta ninguneada por los partidos de izquierda y se abstenga de votar, arruinando las, ya de por sí complicadas posibilidades de un voto de izquierdas en zonas de poca población.
    Sé que intentar cambiar la tendencia de voto de las zonas rurales parece algo muy ambicioso, pero también es muy ambicioso querer llegar a la presidencia del gobierno, y está más que claro que para lo segundo hace falta conseguir lo primero.

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    1. Estoy totalmente de acuerdo. Castilla y León elige 32 diputados; Andalucía, 63; Extremadura, 10; Galicia, 23. No habría estado nada mal que trataran de arañar escaños ahí. Tampoco habría sido tan difícil: propuestas para los pueblos, 3 o 4 actos gordos de campaña en capitales secundarias y mítines más pequeños de los candidatos locales. Pero eso exige una perspectiva que Podemos no tiene.

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  2. Hola:

    "Y mirad cómo ni Podemos ni Ciudadanos, dos partidos nuevos pero que optaban a llevarse un buen pastel en las elecciones, han hecho bandera del cambio del sistema electoral." No es por ser fanboy de Podemos, pero en su programa electoral (http://unpaiscontigo.es/programa/, punto 228) va la reforma del sistema electoral. Además de que fue uno de los 5 puntos innegociables que mencionó Pablemos en su comparecencia post-electoral.

    En cuanto a lo que dice Pablo Calero, y aún sin ánimo de defender a capa y espada a Podemos, creo que hay que considerar que es un partido muy nuevo que, en busca de resultados visibles y rápidos, ha centrado sus recursos en las batallas que podía ganar. No creo que que a día de hoy puedan competir con la maquinaria electoral del bipartidismo en la España rural. ¿Que esta estrategia hace que sus simpatizantes "de provincias" se sientan abandonados? Me imagino que sí. ¿Que es la más efectiva a corto plazo? Suongo que también.

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    1. No he leído el programa electoral de Podemos, pero, cuando escribía la entrada, me estaba imaginando que tendría algo como lo que me pasas. Por eso usé la concreta expresión "hacer bandera": un partido lleva muchas cosas en su programa pero sólo usa tres o cuatro como grandes buques insignia. A Podemos se asignan palabras como "regeneración democrática", "casta política" o "participación de la gente", no "reforma del sistema electoral".

      Lo del discurso postelectoral de Iglesias no lo sabía. Eso sí que me parece hacer bandera de algo, aunque después de haber perdido las elecciones es normal clamar por un cambio en el sistema electoral.

      En todo caso, gracias por pasarme el programa de Podemos. He leído el punto 228 y me he quedado un poco con el culo torcido porque, en la siguiente entrada, iba a proponer reformas electorales que son exactamente la que ellos tienen en el programa: circunscripción autonómica, elección de diputados según peso poblacional (eliminando el mínimo de 2 diputados por distrito) y reforma de la fórmula electoral para pasar a otra de media mayor.

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  3. D'Hondt se supone que es un sistema que busca proporcionalidad, no es el más desproporcional. Es cierto que D'Hondt aparece normalmente más próximo a fórmulas de reparto mayoritarias que a las proporcionales*, pero el problema lo veo más en la sobrerepresentación que comentas y en el tamaño de las circunscripciones que en la fórmula propia D'Hondt. Es lo que has dicho: en circunscripciones pequeñas, los grandes van a sacar y los pequeños no(el caso de Soria o el tan comentado de Guadalajara) uses D'Hondt u otra. Hay quien propone lo de la circunscripción única, pero creo que la propuesta de Podemos es menos problemática.

    De todas formas, aunque es una de las exigencias de algunos partidos de la izquierda, ni aunque el PSOE quisiera cambiarla se podría hacer. Vamos, por desgracia el PP sigue teniendo mayoría absoluta en el senado, lo cual cierra la puerta a reformas constitucionales, por desgracia.

    Buen artículo.

    *Página 4: "The results reaffirm that the Imperiali
    HA and d’Hondt are among the least proportional formulas (aside from the rarely used
    Adams and equal Proportions HA methods)" -> http://www.kenbenoit.net/pdfs/PA84-381-388.pdf

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    1. Ya sé que D'Hondt es una fórmula proporcional, no mayoritaria. Pero de todas las fórmulas proporcionales, D'Hondt es la que arroja un resultado más desproporcional junto con, como bien dices, Imperiali y sus modificaciones. Yo no creo que sea el problema principal, pero sí es uno de los problemas a solucionar del sistema.

      Lo del Senado da igual. Se trata de una reforma del Título II (no afecta directamente al derecho de sufragio del artículo 23 CE), con lo cual se usa el procedimiento ordinario del artículo 157 CE, que permite que sea el Congreso el que apruebe las reformas. El verdadero problema es que el PP tiene en el Congreso minoría de bloqueo suficiente (más de 1/3) como para impedir cualquier reforma. De todas formas no lo debemos ver como algo mecánico: si el PP tiene que pactar para gobernar, acabará tragando con una reforma constitucional.

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    2. Ah, error mío pues. Pensaba que para las reformas constitucionales se requerían 2/3 de ambas cámaras por lo que dice el 168:

      «Cuando se propusiere la revisión total de la Constitución o una parcial que afecte al Titulo preliminar, al Capítulo segundo, Sección primera del Título I, o al Título II, se procederá a la aprobación del principio por mayoría de dos tercios de cada Cámara, y a la disolución inmediata de las Cortes.»

      De todas formas me parece que te refieres a otro artículo. El 157 habla de los recursos de las comunidades autónomas.

      Puede que el PP negocie y se acabe comiendo una reforma constitucional, pero siendo que es un partido que está en contra porque «no lo ve necesario», no creo que sea una reforma de gran calado. Pero bueno, habrá que ver qué pasa. Si algo han conseguido los patidos emergentes, es cambiar la situación anterior con las mayorías absolutas y a mí eso me parece bien.

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    3. Sí, quería poner 167 y trabuqué los dos números. Las Cortes están reguladas en el Título III, por lo que no se aplica ese procedimiento agravado sino el ordinario del 167.

      La verdad es que la desaparición del rodillo parlamentario es un paso, ¿eh?

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