Vivimos tiempos de mierda. No hay más que
ver las noticias o, incluso, mirar por la ventana. Paro, trabajos precarios,
desahucios, corrupción, privatizaciones y recortes, gobernantes y empresarios riéndose
en nuestra cara… En fin, el panorama desolador al que ya estamos acostumbrados,
y con el que se encuentra el poder a la hora de gestionar. El problema es que
el poder (no sólo el político, evidentemente) no tiene interés o capacidad para
arreglar este problema. Por tanto, la gestión sólo puede ir por un sitio:
evitar que estalle. Descubrir formas de incrementar la presión que soportamos los que estamos abajo
sin responder.
Este control social se puede hacer de dos
maneras. La primera es la represión, y en esa dirección van medidas como la
reforma del Código Penal o la Ley de Seguridad Ciudadana, que se encuentran en
tramitación. También viene por aquí la Ley de Tasas Judiciales, que deja a
muchos ciudadanos inermes frente a la estafa de las preferentes o la cláusula
suelo, ya que la tasa que tienen que pagar es proporcional a la cantidad de
dinero que se reclama. Pero la represión, con todo, tiene la ventaja de ser
visible. Se puede combatir contra ella.
La segunda forma de ejercer el control
social es peor, porque se infiltra dentro de nuestras cabezas. No impide que
nos rebelemos: impide que tomemos la decisión de rebelarnos, que es peor. Tradicionalmente
era la religión quien ejercía buena parte de ese papel, pero hoy la gente pasa
de Dios, así que hay que buscarse otra cosa. Y hoy los grandes candidatos a
constituir este freno mental son la autoayuda, el emprendimiento y el coaching
en combo.
¿Me he pasado? No, en absoluto. El discurso
del emprendimiento no es un mero fomento de la creación de empresas: es el
abandono del Estado de una responsabilidad, la de garantizar que todo el mundo
tenga acceso a un salario digno. Allá os las compongáis: emprended en lo que
sepáis y que la mano invisible decida. Y el coaching y la autoayuda, tan
relacionados entre sí, complementan el mensaje: el único obstáculo entre tú y
tu éxito está dentro de tu cabeza, en tus miedos e inhibiciones. Sólo te hace
falta tener voluntad y actitud positiva para que las cosas salgan bien.
A poco que se analice críticamente ese
discurso se descubre un mensaje horrible. Márcate un objetivo individual, sea
el dinero, la familia, la realización personal o cualquier otro que no sea
colectivo o político. Ten una actitud positiva, sal de tu zona de confort,
completa la dinámica de grupo o ejercita cualquier otra técnica que el
vendehúmos de turno tenga a bien venderte. Y ya está, a triunfar. Factores como
la constancia, el trabajo duro más allá de las fronteras de tu mente, la
suerte, las habilidades prácticas o incluso el hecho de que tu idea o tus
métodos sean una mierda ni se contemplan. No existen. Todo vale, todo es bueno,
todo merece aplauso, nada merece crítica y estás listo para triunfar.
¿Y dónde está lo malo de todo esto?
¿Acaso no es bueno motivar a la gente para que consiga sus objetivos? Bien, no
seré yo quien lo niegue, pero desde luego esta motivación no es adecuada. Porque
en este mundo el fracaso es inevitable para la mayoría: los recursos son
limitados, no todas las ideas son adecuadas, la gente comete errores y un
sinfín de causas más. Simplemente en la cúspide no hay sitio para todo el
mundo, porque si no no sería la cúspide. Y aquí llegamos al quid de la
cuestión: si la receta del éxito es algo tan sencillo como cambiar de actitud,
la culpa del fracaso es íntegramente del sujeto que fue incapaz de hacerlo. Con
lo sencillo que es salir a comerse el mundo.
Esta es una de las razones por las cuales
la ideología del coaching y la autoayuda es perniciosa: porque culpabiliza al sujeto
de todos sus fracasos, sin concederle ninguna importancia a unas dificultades
externas que, como mínimo, tuvieron un papel en el hundimiento. Pero hay otra
razón, quizás peor, por la que rechazo esta ideología: que es perversamente
paralizante. Al centrarse en el cambio de actitud individual rechaza
expresamente la organización colectiva como motor de cambio. Si yo marco mi
objetivo y yo cambio de actitud yo triunfaré: por tanto, los demás son meros
objetos, peones que tengo que usar, escalones que tengo que sobrepasar,
obstáculos que tengo que sortear. La respuesta de esta ideología ante un ERE no
es “júntate con tus compañeros y parad la empresa hasta que se sienten a
negociar”, sino “compite como una bestia con tus compañeros por los cuatro
puestos de trabajo que van a dejar”.
Esta podrida ideología, a la que hasta
ahora me he referido en el ámbito empresarial, lo está impregnando todo.
¿Relaciones interpersonales? Ahí tienes los pick-up
artists y la seducción científica entrenándote para que trates a la gente
como objetos coleccionables. ¿Salud física? Yo estoy harto de oír a gente
hablar del cáncer como una cuestión de “voluntad de luchar”. ¿Salud mental? La
anorexia, la depresión y demás trastornos son cosas de las que se puede salir
simplemente cambiando. ¡No te deprimas, estate alegre! ¿Política? El ejemplo
más notable es Monedero y su fábrica del amor, pero en realidad todas las
políticas públicas sobre empleo y emprendimiento parecen estar teñidas de esta
mierda.
Ésta es, desnuda, la ideología del
coaching y la autoayuda. Leo Masliah lo dice más claro que yo, pero en realidad
no es difícil. Todo es voluntad. No hay nada objetivo. Todo está en tu cabeza,
y si no está ahí es que igual eres un fracasado. Sólo importas tú. Triunfa. Gana.
No flaquees. Los demás son una rémora o un recurso. No hay sitio para la ética,
la amistad, o las relaciones sanas, porque quien importa eres tú. Y recuerda,
siempre recuerda: la humanidad se interpone en el camino del éxito.
Estoy de acuerdo excepto en algo que me parece una asociación falsa de conceptos. Monedero (si hablas de Juan Carlos) no propone ninguna fábrica del amor sino la acción colectiva. Justamente el está abogando por lo contrario de lo que tu critícas: juntémonos y combatamos.
ResponderEliminarY justamente esa es la base de cualquier movimiento social y/o tensión de transformación social en las que estamos participando en estos tiempos, esas que el sistema y la prensa se encargan de vilipendiar y/o ningunear: la acción colectiva de compromiso con un cambio que recupere derechos y que avance en comrpomiso político.
Hay que defender más veces, en positivo, los conceptos antagónicos del individualismo feroz y la competitividad: colaboración, construcción colectiva, apoyo mutuo, solidaridad. Cuando Castoriadis fundó 'Socialismo o barbarie' lo clavó en el título, porque esa es exactamente la disyuntiva: O pensamos en colectivo y redistribuimos, o nos comemos unos a otros.
Lo de la fábrica del amor lo dijo él literalmente xD. Pero es posible que fuera una simple frase y que yo haya malinterpretado el mensaje completo.
EliminarCada vez más cerca del mundo de Paranoia:
ResponderEliminar"La felicidad es obligatoria.
No ser feliz se considera traición.
La traición ser castiga con la ejecución
¿Eres feliz, amigo ciudadano?"
Nunca he jugado a Paranoia, pero visto hacia dónde vamos, pronto no hará falta libro de reglas para jugar.
EliminarFelicidades por el post!
ResponderEliminarCiertamente, el filo de la navaja es muy fino. No hay que ser indolente, eso es tan cierto como que no hay manera de que todos estemos en la cúspide por más competitivos que seamos. Y además se oculta la realidad: no todos empezamos en el mismo sitio.
Es cierto que interesa la desunión. Se venden más productos y la masa no tiene fuerza. Pero también es cierto que hace falta individuos volcados en lo que hacen, que quieran mejorar su trabajo, su día a día. El problema es la desunión de ambos conceptos en la lucha por la vida cotidiana, por ganar derechos comunes, que es a lo que te refieres en el post (según entiendo yo, claro)
Aquí es donde más interesa el "tú a lo tuyo, que verás que te irá mejor" porque los de arriba siempre tendrán golosinas para aquellos que estén dispuestos a "ir a lo suyo" Y así, son capaces de debilitar al conjunto.
Quizás alguien piense que eso de "arriba" y "abajo" esté obsoleto en nuestra época, pero está más presente que nunca. Y la razón es precisamente la que esgrimes en el post "si vas a lo tuyo, mejorarás" ya que hay situaciones peores, en las que verdaderamente no quieres estar...
Gracias por el post y saludos
¡Gracias! Lo de que no todos empezamos en el mismo sitio es vital. En el post anterior a éste, la compañera @TallullahBeesley habló de un curso de coaching al que fue sometida, un cursillo pensado para ayudar a parados a buscar empleo. No sé si lo decía en el post, pero la coach dijo con alegría al principio del curso que ella nunca había estado en el paro. ¿Cómo puede entonces entender cómo se siente alguien que no puede planificar sus gastos?
EliminarAcertada la reflexión sobre la autoayuda y el coaching, pero quizá la próxima vez puedas comentar algo también sobre cómo El Pueblo es el nuevo Dios en esa izquierda que es el nuevo catolicismo.
ResponderEliminarEl tema que propones es muy interesante. Tanto, tanto que te animo a que te abras tu propio blog y lo desarrolles a tu gusto :)
EliminarNietzsche retorciéndose de dolor en su tumba está diciendo "¡ASÍ NO, HIJOS DE PUTARRRRGHHH!" estoy casi seguro. Porque claro, la voluntad era para dar valor e iniciativa al individuo, que se liberara del peso de milenios de opresión de pensamiento cristiano y de la idea de Dios y del peso del concepto de pecado y de culpa por haber nacido, y cuando nos damos la vuelta 3 microsegundos, ya han reducido el concepto de voluntad y han convertido la mentalidad positiva en una religión que se usa para inculcar subrepticiamente nuevos sentimientos de culpa (si estás parado/enfermo/solo es porque no has sido lo bastante positivo/no tienes voluntad/no lo has intentado bastante) ¡VIVA Y BRAVO! Lo habéis hecho. Porque para solucionar un problema, es mejor ir a las causas primeras, a las suficientes y a las necesarias, a ser posible empezar con cambios globales y organizacionales para problemas como estos, pero noooooooo, LOS SABIOS, los seres SUPERIORES, han decidido que es mejor actuar sólo sobre el individuo que sufre las consecuencias en su mayor parte de un sistema que es un puto desastre, enseñándole cuan equivocado y risible es con sus problemas de mierda que se curan con un par de Heiya! Heiya! y unas flores de Bach.
ResponderEliminarÓjala me criogenizarán para despertarme cuando toda esta mierda haya pasado.
Buen artículo, y un título muy adecuado, caballero.
Se te ve inmutado por el asunto xD Pero tienes razón y no tengo nada más que añadir. Gracias por el comentario ^^
EliminarEl del anterior comentario soy yo. Perdón por el anónimo.
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