Cómo cambian las noticias según qué
fuente tomes, ¿eh? Pongamos, por ejemplo, el tema del maquinista de RENFE que
se negó a seguir conduciendo porque había terminado su jornada de trabajo. Eso
hizo que más de 100 personas se quedaran tiradas y que la empresa tuviera que
ponerles unos autobuses de emergencia. Las primeras noticias parecían provenir
de estos pasajeros, comprensiblemente cabreados. Los titulares ponían al
conductor a caer de un burro y se pudieron leer tuits maravillosos, donde
incluso personas supuestamente de izquierdas se quejaban de la actuación de ese
trabajador. Mi favorito es el que comparaba al maquinista con un médico: que
qué pasa si un cirujano se va a su casa sin terminar la operación.
Leyendo estas versiones, parecía que el
maquinista conducía vigilando el reloj, de tal forma que cuando terminó su
horario paró el tren en medio de la nada (“¡ni un minuto de más a la
empresa!”), se bajó y se fue a su casa en, no sé, una bicicleta que tenía
guardada. Malvado sindicalista. Luego, los periódicos ampliaron sus fuentes y
se supo la verdad: el maquinista llegó al punto donde tenía que bajarse para
ser relevado (el pueblo palentino de Osorno), no había relevo y se negó a
seguir conduciendo porque, entre otras cosas, la ley y las más elementales
consideraciones de seguridad no se lo permitían. También se ha publicado que el
maquinista avisó en varias ocasiones de la situación antes de dar el paso
definitivo.
La analogía con el médico queda un poco
tocada. Se convierte en algo así: ¿qué pasa si un cirujano está saliendo por la
puerta después de su jornada de trabajo y viene el jefe a decirle que tiene que
operar a uno que acaba de llegar, porque él no ha previsto bien las
sustituciones (1)? Este matiz es importante. La culpa de que no hubiera un
sustituto en Osorno es de la empresa. Es el empresario el que se encarga de
organizar la actividad, de vigilar que los turnos se cumplan y de que todo el
mundo tenga algo que hacer. Ése es, literalmente, su trabajo. Si no lo cumple,
¿por qué va a hacer el trabajador algo que no le corresponde?
Como siempre, Menéame tiene la respuesta.
El otro día, en plena orgía de desinformación, los filósofos que comentan en
esa página tan maravillosa hablaban de profesionalidad y de cumplir con los
objetivos de la empresa. ¿Perdón? A mí lo que me parece profesional es dejar de
hacer tu trabajo cuando empiezas a acusar un cansancio que te impide hacerlo
correctamente. Los límites máximos a la jornada de trabajo están precisamente
para eso. Las jornadas maratonianas son malas siempre, pero en los trabajos de
los cuales dependen vidas (conductores, médicos) son inasumibles.
En cuanto a lo de cumplir con los
objetivos de la empresa… en fin. Para empezar, RENFE es una entidad pública
empresarial, por lo que su objetivo no es ganar dinero sino prestar un servicio público. Y mal servicio público prestará un conductor que puede
tener un accidente en cualquier momento. Pero es que da igual. Aunque fuera una
empresa privada: ¿por qué va a tener el trabajador que alinearse con los
objetivos de la misma? Vamos a repetirlo una vez más: el trabajo es ese sitio
al que vamos porque nos da el dinero que necesitamos para vivir. Si trabajamos
en algo que nos gusta, miel sobre hojuelas, pero no estamos ahí para eso. Y no
tenemos la obligación de hacer nada más que lo que exigen el contrato y el
convenio aplicable.
No me voy a poner marxista ni voy a usar
palabras como “plusvalía” o “alienación”, que siempre asustan a la gente. Voy a
limitarme a contrastar un hecho muy básico. ¿Qué quiere el empresario de sus
trabajadores? Que trabajen el máximo posible a cambio de la menor cantidad de
dinero que pueda pagar. ¿Qué quieren los trabajadores de su empresario? Que les
dé el salario más alto que puedan sacarle y que les exija la menor cantidad de
horas de trabajo posible. El ideal del empresario es tener esclavos (2); el del
trabajador, el poder vivir sin necesidad de trabajar.
¿Es posible armonizar esas dos
posiciones? En el corto plazo sí, y para eso existe la lucha sindical, los
convenios colectivos y la legislación laboral. Pero en última instancia son
posturas completamente opuestas. Y por eso está genial que haya trabajadores
que se planten. Que digan “hasta aquí” y que se limiten a cumplir con lo que
les toca. Que se olviden de la empresa y miren, de una vez, por sus intereses.
(1) Al margen de que no es lo mismo un
cirujano, de cuya actuación a lo mejor depende una vida, que un maquinista de
tren, que si deja de conducir su máquina lo único que pasa es que unas cuantas
personas llegan tarde a lo que tengan que hacer.
(2) Pero sólo él. En las demás empresas,
que se paguen buenos sueldos para que compren sus productos.
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Esto me recuerda un poco a algo que leí cuando la huelga de controladores aéreos hace unos años en el puente de diciembre.
ResponderEliminarEntre toda la intoxicación informativa leí que los controladores estaban a punto de sobrepasar el número máximo de horas extras permitidas al año lo que les acarrearía sanciones.
O al menos eso leí.
Pues no me extrañaría nada.
EliminarNo sólo las extras, también las normales.
EliminarSiempre recordaré esa época como la vez que el gobierno sacó los militares a la calle para extorsionar a unos trabajadores y la gente fue tan imbécil que aplaudió la decisión. La gestión del gobierno de la crisis dio vergüenza ajena y ver como la gente se dejaba manipular de forma tan torticera porque 'que se jodan, que cobran mucho' fue directamente lamentable.
En la Wikipedia hay una entrada bastante extensa que habla del tema, por si alguien quiere recordar cómo fue la cosa:
https://es.wikipedia.org/wiki/Crisis_de_los_controladores_a%C3%A9reos_en_Espa%C3%B1a_en_2010
Oh, joder, la militarización de los controladores de 2010, claro. Cómo se me ha podido olvidar. Fue una decisión tan absurda y tan desproporcionada...
EliminarEste artículo me recuerda unas cuantas cosas que no me gustan un pelo del momento y lugar en el que nos toca vivir:
ResponderEliminar- La épica del trabajo asalariado: Ya has hablado de ella en otro artículo y no hay mucho más que decir. Creo que me has oído en más de una ocasión decir que nuestros esfuerzos como sociedad tendrían que ir encaminados a eliminar todo trabajo pesado y penoso y a garantizar a la vez unas condiciones de vida dignas. Al que le pique esto, le diría que se lo mirase, porque igual el problema no lo tengo yo.
- Cráneo privilegiado: Por desgracia, lo que ha hecho este señor suscita tantas reacciones porque me temo que es un caso extraordinario. Estoy seguro de que a poco que revuelva entre los comentarios, no faltarán "filósofos" como tú los llamas que se lancen a llamar a este sujeto "privilegiado", "vago" y vete a saber cuantas cosas más. Yo me alegro infinito por su decisión y lamento que no sea tónica general. Ya sé que estas cosas no son exigibles, pero desde luego son loables. Meto este comportamiento en la Regla de Oro de Kant.
- Prevenir el desastre: Otro tipo de comentarios que suscitan mi atención y que provocan mi tristeza son aquellos que desdeñan la importancia de las normas de prevención y seguridad. Aquí podemos verlo con el descanso de este trabajador, pero en cualquier lugar te encuentras lo mismo: un pitorreo constante. La prevención sigue siendo esa molestia que hay que acatar en el nivel más bajo posible para evitar sanciones y multas. Y ya.
- Periodismo torticero: No puede fallar a la cita con el destino la noticia que ponga a la víctima de culpable, al asesino de ejemplar ciudadano, al hombre que muerde al perro. En un mundo de un millón de sabores, el periodismo en España ha optado por una asombrosa variedad de dos sabores: malo y peor, con algún rayo de luz ocasional desde algún medio alternativo. Para leer prensa en España y seguir en sus cabales hay que hacerse un curso/máster de neolengua y otro para aprender a no vomitar.
- Un fantasma recorre Europa: Me sigue doliendo como todo lo relacionado con el marxismo ha sido demonizado hasta la caricatura y el ridículo más espantosos. Que hablar de "alienación" o "plusvalía" equivalga a espantar a gente con expresiones a lo "¡hala , ya viene aquí el rojo mierda!" o que se considere estas cosas como un extremismo sin más, da una idea de hasta que punto la derecha le ha comido la tostada propagandística a buena parte de la izquierda. Creo que ya me he quejado alguna vez de que los grupos y partidos de izquierdas, para ganar apoyos, lo que tienen que hacer muchas veces es renunciar a sus propios idearios y sumirse en ese agujero negro que es "el centro", ese pozo al que va la derecha a limpiarse la cara y al que va la izquierda a ahogarse.
En fin, espero que este incidente siente precedente y sea ejemplo a seguir para más trabajadores. No puedo por menos que sumarme al elogio sin dejar de mirar con tristeza el entorno en el que se produce.
Ay, Erebus, tus comentarios me dan la vida.
EliminarLo que más me llama la atención es lo que dices sobre las normas de seguridad en el trabajo. Me acuerdo de un obrero que estuvo en mi casa utilizando una radial sin máscara ni guantes. Flipé en colorines. Es cierto que se ve como algo molesto, que hay que eludir en lo que se pueda.
Y sí, lo del marxismo es tristísimo, pero es que sé que como me ponga a hablar de plusvalía la gente desconecta.
La radial: la batalla perdida de buena parte de técnicos de prevención. Si lo piensas bien, es una cosa asombrosa:
EliminarEs una de las herramientas que más accidentes causa y ejemplifica muy bien lo que te digo.
Su riesgo más inmediato es el corte. No son pocos los que se han quedado sin un dedo o con una mano inútil para el resto de la vida. Pero claro, con esto pasa como con el pavo de Russell. Hoy no me he cortado. Mañana tampoco, y al siguiente lo mismo, pero llega un día que estoy un poco despistado y pongo la otra mano donde no debo y zas. Pero eh, la cosa no acaba ahí: Manejar ese trasto durante muchas horas al día durante mucho tiempo tiene otros riesgos: el ruido y las vibraciones. El ruido acaba llevando a la sordera, y las vibraciones a la enfermedad de Raynaud, en la que poco a poco se van deteriorando los dedos y el riego sanguineo de la mano. Y todo ese infierno, con un cacharro que puedes comprar en una ferretería por 4 duros y que no ocupa mucho más que un bote de Pringles. Y todas esas cosas se podrían evitar de maneras relativamente simples, pero eh, a quien le importa. Hoy no me quedo sordo, mañana tampoco, pasado, que se encargue mi yo de entonces.
Todo esto que te cuento, lo puedes aplicar a otras muchas situaciones en casi cualquier trabajo. Pasa siempre lo mismo. El trabajador no es casi nunca consciente del riesgo que corre hasta que pasa algo gordo. Y con los empresarios otro tanto de lo mismo. Muchos, en lugar de pensar en la prevención como la inversión que es, lo ven como un gasto penoso que tienen que hacer para que la IT no les chape el chiringuito. Y como entre todos la mataron y ella sola se murió, en España tenemos una siniestralidad laboral que asusta.
Y podría seguir hasta enlazarlo con esa otra cosa triste, pero mira, ya está bien tocho este comentario y no apetece ahora abrir una entrada al Tártaro.
No sabía que una radial podía ser tan peligrosa. Sólo había advertido el peligro obvio: dejarte la mano o el dedo. Qué horror. Y la prevención, ni está ni se la espera :/
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