Uno puede deducir muchas cosas sobre de
una persona a partir de la virulencia de sus enemigos. Estoy hablando, por
supuesto, de la campaña de Chrysallis acerca de menores transgénero. Una
afirmación tan simple como “Hay niñas con pene y niños con vulva”, acompañada
de la representación gráfica de este hecho, ha desatado reacciones furibundas. Primero,
las marquesinas donde se difundía la campaña fueron atacadas con spray o tapadas con papeles que se
indignaban del hecho de que se hablara de la identidad sexual de niños. Luego, se
han difundido fotos de los cristales destrozados y los carteles por el suelo.
Por supuesto, enseguida se autoinvitaron
los del Centro Jurídico Tomás Moro, que lanzaron una campaña para que se
denunciara a Chrysallis por un presunto delito de corrupción de menores, que es
como se llama en jurídico a la pornografía infantil. Como todo lo que hacen los
del Tomás Moro, esto no va a ir a ninguna parte. Para empezar, los delitos
sexuales son semiprivados, es decir, que sólo los puede denunciar la víctima o,
con ciertos requisitos, el Ministerio Fiscal. Aquí no hay víctima y el
Ministerio Fiscal no se va a meter en semejante patochada.
Aun en el caso de que se iniciara un
procedimiento, acabaría casi seguro en absolución. El Código Penal delimita cuatro casos en los cuales estamos ante pornografía infantil. Los tres
primeros hablan de imágenes de personas reales (fotografías, vídeos), así que
los descartamos. Más controvertido es el cuarto supuesto, que se refiere a
“imágenes realistas de un menor participando en una conducta sexualmente
explícita o imágenes realistas de los órganos sexuales de un menor”. Digo que
es controvertido porque parece prohibir dibujos, lo cual no tiene mucho sentido
(1), pero es que además tampoco se aplica a este caso. Para que se consideren
pornografía infantil, estas imágenes tienen que tener “fines principalmente
sexuales”, cosa que no ocurre en el cartel.
Es llamativo que la principal acusación
que se haya hecho sobre la campaña sea precisamente este tema de la pornografía
infantil. Es un caso de libro de mirada sucia. La imagen de la campaña es,
conscientemente, muy inocentona. ¡Son cuatro criaturas cogidas de la mano y
corriendo por el campo! Sí, van en pelotas, pero ya hay que buscarle los tres
pies al gato para ver algo sexual ahí, ¿eh? Es síntoma de una relación muy
enfermiza con la sexualidad, que en vez de verse como una función fisiológica
más, placentera y potencialmente muy lúdica, se entiende como un signo de
impureza y perversión.
Desde ese punto de vista es normal
que se quiera desligar la infancia (la época inocente por antonomasia) de
cualquier clase de manifestación sexual. Se entiende que los críos son una
especie de muebles asexuados hasta que cumplen los dieciocho años. Es algo que
tenemos inserto en nuestra cultura a niveles muy hondos. Por eso una campaña
que insinúe lo contrario recibe una hostilidad tan visceral. “¡¡Son niños!!”,
decía un folio que pegaron encima de uno de los carteles, como si eso lo
explicara todo. Y bueno, de alguna manera lo explica, ya que todos entendemos
qué ha querido decir la persona que redactó esas dos palabras, aunque no
estemos de acuerdo con ellas. Ha querido decir “sostened si queréis vuestra
ideología antinatural, pero dejad en paz a los niños”.
Claro, el tema es que ese “dejad en paz”
es ilusorio, porque los niños no son muebles asexuados, sino seres sensibles
que están en pleno proceso de definición de su identidad de género. A esas
edades son criaturas muy receptivas a cualquier clase de estímulo. No se les
puede “dejar en paz”, porque son esponjas. No existe una educación neutra que
permita un desarrollo “natural”, sea lo que sea eso, sino que siempre va a
estar mediatizada por factores culturales. La decisión es entre enseñarles las
opciones que existen o no, no entre un desarrollo “natural” y uno “artificial”.
En este contexto, “dejadles en paz”
simplemente significa “no quiero que se enteren (ni quiero enterarme yo) de que
existen opciones más allá de lo que siempre me han dicho que es la especie
humana”. Lo que he puesto entre paréntesis es relevante: además de su
preocupación por los niños, estos paladines de la moral no tienen ninguna gana
de revisar lo que creen saber. No olvidemos que la campaña estaba dirigida a
adultos: “La mayoría sufre cada día porque la sociedad desconoce esta realidad.
Hablemos de ello. Su felicidad también depende de ti”, decía el cartel. Y luego
venían unos cuantos datos sobre suicidios de personas trans. Demasiada
información para según qué gente.
Esta campaña ha sido mediática por la
violencia que ha recibido. Y, tristemente, lo mismo pasará con las siguientes
que se le ocurra hacer a Chrysallis. Pero yo espero que a golpe de cambio
social se vayan venciendo estas resistencias. Porque hay niñas con pene y niños
con vulva, y negarlo sólo les lleva a la infelicidad.
(1) Todas las normas sancionadoras se
imponen para proteger algo. En el caso de las que castigan la pornografía
infantil, lo que se busca es proteger la libertad e indemnidad sexuales de los
menores de edad captados para aparecer en esta clase de material. Si hablamos
de dibujos, no existe dicha víctima y no tiene mucho sentido imponer un
castigo.
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Las esponjas o poríferos son un filo de animales invertebrados acuáticos que se encuentran enclavados dentro del subreino Parazoa. Son mayoritariamente marinos, sésiles y carecen de auténticos tejidos.
ResponderEliminarNo, parece que los niños no son esponjas, menos mal.
Por otra parte el cartel y la campaña me parecen bien, no me parecen simples como a ti, pero si bien pensados.
Un saludo
(Esto va destinado a los que ponene la puñeta esa de que no soy un robot para poder mandar mi menaje, si puediera escribir todo esto aunque fuera un robot habría que considerarme persona, ya está bien del robotismo, los robots también tenemos derechos y sabemos distinguir escaparates de otras fotos que no los muestran, bip bip)
Yo no he dicho que la campaña sea simple; he dicho que la afirmación que contiene lo es.
EliminarHola. Me ha encantado la lectura, muy cultivadora. A raíz de tu nota (1) me ha surgido una duda que, puesto que veo que controlas del tema, quizá sepas responder: ¿está penada la creación, distribución, etc., de la pornografía infantil tipo manga? Porque según ese argumento no, pero me parece que está un poco en una zona gris. Leí hace tiempo que incluso podría ser utilizada como una salida para la gente que realmente tiene un problema sexual y presenta una filia al sexo con menores o con personas con aspecto infantil, vaya.
ResponderEliminarUn saludo.
Pues ése es precisamente el problema: cómo debe interpretarse el término "imágenes realistas". Y no está muy claro.
EliminarLa exposición de motivos de la ley que introdujo esta disposición dice que se abarcan "las imágenes realistas de menores participando en conductas sexualmente explícitas, aunque no reflejen una realidad sucedida". A mí esto me sugiere que en lo que está pensando el legislador es en fotomontajes pornográficos que se generen a partir de imágenes reales de menores de edad sacadas en un contexto inocente (fotos y vídeos familiares, por ejemplo). Es decir, que no se estarían penalizando los dibujos sino el uso de imágenes no sexuales para simular conductas sexuales.
Esta interpretación me parece bastante mejor que la de entender que se van a penalizar los dibujos, la verdad. En todo caso, yo diría que con el hentai pedófilo no existe mayor problema, puesto que no son imágenes realistas, sino que claramente son dibujos.
Aún queda mucha anti-vida que barrer en este país.
ResponderEliminarPoco a poco irán desapareciendo.
Eliminar¡Que así sea!
EliminarEstán confundiendo sexo y genéro. Una niña puede ser masculina (lo que antes llamaban marimacho) y un niño muy femenino (nenaza), pero si tiene vulva es niña y si tiene pene es niño. Porque eso es lo que significan esas palabras, macho y hembra. Si usamos las palabras para cosas distintas de lo que significan, no significan ya nada ¿?
ResponderEliminarNo: un niño puede tener vulva porque es un niño transgénero y una niña puede tener pene porque es una niña transgénero. Precisamente la confusión es pensar que "niño = macho" y "niña = hembra" cuando precisamente "niño / hombre" y "niña / mujer" son construcciones culturales.
Eliminarhttps://liberationcollective.wordpress.com/2015/03/03/leaving-liberal-feminism/
EliminarA los de mi barrio nadie les hizo nada. Puede que no les diera tiempo: ha sido una campaña de una semana. Ahora sí, oí como una señora bufaba "En eso se gastan el dinero". Supongo que creía que era publicidad institucional.
ResponderEliminarxDDDDD
Eliminar"En esto se gasta el dinero esta asociación privada a la que financian sus socios, hurr durrr".