En nuestra vida tratamos con bancos a
diario. La hipoteca, el seguro del coche, la tarjeta de crédito, la cuenta
corriente, las cuatro acciones que heredamos de la abuela, el préstamo para
renovar la cocina… todo eso acaba pasando por una entidad bancaria. Es normal
que establezcamos buenas relaciones con los empleados de la sucursal, y que nos
dé reparo discutir con ellos.
Por desgracia, la cosa está muy malita.
De un tiempo a esta parte, los bancos están siendo sistemáticamente sancionados
por toda clase de tribunales. Hablamos de condenas masivas por haber incluido
cláusulas nulas en contratos y por haberse pasado por el forro todos sus
deberes de información. No son cosas de tal y cual oficina o de tal y cual
entidad: son prácticas generalizadas de todos los bancos.
Así que he decidido sacar esta pequeña
guía, inspirada en el cinismo más absoluto. Porque la experiencia demuestra que
para tratar con bancos es necesaria una precaución superior a la que tenemos en
cualquier otro caso:
1.-
El del banco no es tu amigo. Esto es lo primero que hay que tener claro.
Los empleados de la sucursal no son tus colegas. Puede que te lleves bien con
ellos y que haya una cordialidad, pero a la hora de la verdad van a estar con
el banco y no contigo. ¿Quiere eso decir que son demonios sin alma? No: quiere
decir que es el banco quien les paga el sueldo y autojustificarse es muy fácil
si de ello dependen los propios garbanzos.
El objetivo de esta entrada no es meterse
con los empleados de banca (allá cada quien con su conciencia), sino recordar
un hecho básico: ese empleado tan simpático del banco, que te llama por tu
nombre y te pregunta por tu familia, no juega en tu equipo. Va con los de
enfrente. En caso de conflicto tenéis intereses contrapuestos. Llévate bien con
él si quieres, pero no olvides esto.
2.-
El banco te va a intentar engañar. En derecho de los contratos, hay una
cosa que se llama principio de buena fe: la asunción de que, salvo que se
pruebe lo contrario, ambas partes del contrato van a ser leales y honestas.
Creo que a estas alturas podemos asumir que los bancos no van de buena fe. De
nuevo, no me interesa establecer responsabilidades, sino dar consejos de
supervivencia: no te creas nada de lo que te digan.
Yo entiendo que este cinismo es difícil de
sostener a largo plazo. No es cómodo ir a tu sucursal de toda la vida con la
misma precaución con la que entrarías en una cueva de ladrones, pero esa
desconfianza es necesaria. Los bancos no son contrapartes fiables, y llevan
años demostrándolo. Su actuación en los últimos meses, presionando al Gobierno para
que les saque normas a medida en materia de cláusulas suelo, lo demuestra. Por cierto,
¿sabéis que algunos siguen incluyendo esta clase de cláusulas en sus hipotecas?
3.-
Hazte asesorar hasta que lo entiendas. La ley impone a los bancos una serie
de deberes de información hacia sus clientes. Como hemos visto en casos como
las preferentes o las cláusulas suelo, dichos deberes han sido completamente
ignorados: las sentencias sobre esos casos se basan en este punto. Si los
empleados de banca te van a convencer para que firmes lo que les interesa, lo
mínimo es hacerte asesorar por alguien independiente.
Lo idóneo sería un abogado. Si no tienes
acceso a alguno de confianza (el típico familiar o amigo que te lo hace a
cambio de unas cañas), que no te duelan prendas en contratar a uno desconocido.
En Internet los hay relativamente baratos, y probablemente te compense pagar 50
o 100 € para entender perfectamente un producto de miles. Existen también las
asociaciones de consumidores, aunque no sé si todas ofrecen este servicio. En
todo caso, elijas al experto que elijas, hazle todas las preguntas que
necesites hasta que entiendas las implicaciones de lo que firmas. Si no llegas
a entenderlo todo, mejor no firmes.
Por cierto, para que el abogado te pueda
dar un asesoramiento decente, tendrás que presentarle el contrato. Eso implica
que tendrás que sacarlo de la entidad bancaria antes de firmarlo: si te ponen
pegas para eso o te exigen que lo firmes en el momento, malo.
4.-
Reclama. Todo lo anterior está muy bien antes de firmar. Pero ¿y si ya te
han engañado? ¿Y si ya te han quitado tu dinero? Pues es importante que
reclames: no pases de follones y que te devuelvan hasta el último céntimo. Lo primero
es ir por las buenas: hablar con el banco, intentar que medie una organización
de consumidores, etc., y ver si así se logra algo.
Es importante, en este proceso, seguir
desconfiando de lo que te digan los empleados del banco. Quiero decir: si te
han engañado cuando todo iba bien y tú tragabas, ¿crees que te van a decir la
verdad si planteas un conflicto? Es muy probable que te intenten tranquilizar y
te suelten en la cara que tu hipoteca no tiene cláusula suelo, cláusula de
gastos o cualquier otro pacto ilegal. Tú, ni caso. De nuevo: hazte asesorar,
calcula cuánto te deben (intereses incluidos) y que te lo devuelvan.
La reclamación conviene hacerla también
por solidaridad. Piensa en la gente semianalfabeta, confiada o ignorante a la
que esta escoria ha vaciado los bolsillos. Puede que ellos no reclamen nunca;
puede que ni siquiera lleguen a saber que les han timado. Si quienes tenemos la
capacidad y los medios para reclamar no lo hacemos, van a seguir estafando a
las capas más vulnerables de la población. Sin embargo, si a cada ilegalidad
respondemos con reclamaciones y les damos en la cuenta de resultados, igual se
lo empiezan a pensar.
5.-
No tengas miedo de meterte en pleitos. Litigar contra la banca da miedo. Son
empresas gigantes, que controlan nuestro dinero y que pueden pagar a abogados
de relumbre, mientras que tú eres un simple particular, que a lo mejor tiene
incluso que irse a la justicia gratuita a busca un abogado de oficio. Los empleados
de banca explotarán esa diferencia y dirán que no te conviene un pleito. De
nuevo: no les hagas ni caso y decide por ti mismo si demandas o no demandas.
La banca está perdiendo sistemáticamente
en los tribunales. Una demanda interpuesta en estas materias es, muy
probablemente, una demanda ganada. Y ellos lo saben. Si puedes evitar ir a
juicio mejor (menos preocupaciones para ti), pero no lo descartes como
posibilidad: tienes altas probabilidades de ganar. Por desgracia, no todo es
bueno: en el tema de cláusulas suelo, por ejemplo, el infame decreto-ley 1/2017 modifica el sistema de costas a favor de la banca. Pero en otras
materias, se sigue aplicando el principio del vencimiento: será el banco, al
ser vencido en el pleito, el que pague los honorarios de tu abogado.
Mi último consejo es que, si vas a
litigar, trates de superar a esa especie de fábricas de morcillas jurídicas que
han proliferado últimamente: Arriaga, Rosales y demás. Búscate a un abogado de
verdad, aunque sea un poco más caro (total, lo va a pagar el banco) y asegúrate
de que tu caso se trata de manera individualizada.
En definitiva: con los bancos,
desconfianza y mano dura. No hay que pasarles ni media ni perdonarles un euro. Sí,
son negocios, no son ONG, su trabajo es obtener beneficios… pero no están por
encima de la ley. Aunque a veces lo parezca, no lo están. Sólo hay que
recordárselo.
<<...pero no están por encima de la ley. Aunque a veces lo parezca, no lo están. Sólo hay que recordárselo.>> - asihablociceroligofrénico dixit.
ResponderEliminarEl enlace que hay bajo éstas líneas te puede ayudar a eliminar esa mezcla de neurosis e histeria de baja estofa que normalmente contienen las entradas que publicas.
http://tiqqunim.blogspot.com.es/2014/05/ma-noi-ci-saremo_3.html
Pero ¿por qué esperáis todos los idiotas de Internet que visite vuestras páginas de desquiciaditos?
EliminarMira, uno que quiere ganar y aprovechar el rebufo de visitas de otros sitios.
EliminarOjalá pudiéramos donar o pagar gracias a estos hijos de puta nos han robado todo a nuestros padres y abuelos las preferentes ,a nosotros las casa(,pisos )tiendas nos han destruido esta banda de asesinos ellos y la estafa de los segurosy vas a pedirles una tarjeta de crédito y te hacen una de débito para robarte ya que no vale para nada
ResponderEliminarBueno, señor.
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