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martes, 20 de agosto de 2019

Una nueva casa de apuestas


Hay una anécdota, posiblemente apócrifa pero muy ilustrativa, protagonizada por John Neville Keynes, el padre del economista que inventó el keynesianismo. John Neville era también economista, y vivió los locos años ’20, una época caracterizada por la fuerte inversión especulativa en Bolsa. Toda la clase media estadounidense se lanzó a invertir en el mercado de valores, no con intención de comprar acciones de empresas sólidas que dieran dividendos a final de año, sino de revender una o dos semanas después para sacar una ganancia. Un movimiento especulativo de libro, que acabó generando una separación dramática entre el estado real de las empresas y su cotización bursátil.

La cuestión es que John Neville Keynes estaba un día en la peluquería y su peluquero, un hombre sin formación económica, le vino a decir que él invertía mucho en Bolsa, que era muy fácil y se ganaba siempre. Keynes senior le dio la razón y, en cuanto salió de allí, vendió todas sus acciones. ¿Por qué, si el mercado no dejaba de crecer? Porque cuando la Bolsa se llena de gente que no tiene un conocimiento profesional de las inversiones (en definitiva, que no sabe lo que hace), el desastre está asegurado (1). A las pocas semanas, la burbuja estalló en el famoso crack del ’29.

La anécdota es, como digo, probablemente apócrifa, entre otras cosas porque John Neville Keynes era inglés y en el Reino Unido no estaban para tanta fiesta bursátil. Pero me ha venido a la cabeza al ver la cantidad creciente de anuncios de plataformas de inversión, que facilitan que cualquiera, sin formación ninguna, solo con una conexión a Internet, invierta todo el dinero que tiene (y el que no tiene) en a saber qué tocomochos. Como dijo Keynes Sr., en ese caso el desastre está asegurado, si no para la economía en su conjunto, al menos para el pobre infeliz que se ha metido ahí.

Vayamos a lo básico. Una inversión tiene, a los efectos que nos interesa, tres parámetros:

  • Rentabilidad, es decir, la cantidad de dinero que vas a sacar por euro invertido.
  • Riesgo, es decir, la posibilidad de perderlo todo porque la inversión no salga bien.
  • Liquidez, es decir, la posibilidad que tienes de recuperar el dinero metido antes de que se complete la inversión.

Por ejemplo, una cuenta bancaria tiene una rentabilidad muy baja, pero a cambio el riesgo es casi nulo y la liquidez es plena, ya que de hecho el principal atractivo de ese producto es la posibilidad de disponer de tu dinero cuando quieras. Un plazo fijo suele tener una rentabilidad más alta, a cambio de perder liquidez: mientras dure el plazo no puedes sacar ese dinero. Y así sucesivamente.

Quizá no se te haya escapado que en los dos ejemplos anteriores he puesto “a cambio”. Y es que es así: la rentabilidad tiene una relación directa con el riesgo (a más riesgo más rentabilidad) y una relación inversa con la liquidez (a menor liquidez más rentabilidad). Es lógico, porque si tu negocio tiene muchas probabilidades de fracasar o exige que el dinero esté parado durante mucho tiempo, necesitas aumentar el “caramelo” para que la gente invierta en él. La conclusión es que si una inversión tiene una rentabilidad alta, es o porque es arriesgada o porque es poco líquida, o incluso por ambas cosas.

Y ahora entramos a eToro, que ya desde el principio ofrece rentabilidades obscenas, de hasta el 20% o incluso más. Esto debería ser el primer signo de alerta para el inversor que tiene poco dinero para perder. Lo segundo que llama la atención, o que llamaba cuando me metí a la página por primera vez (y lo digo en pasado porque creo que ya lo han retirado) es este anuncio. En él, viene a decir que puedes ganar dinero sin esfuerzo, porque puedes echarle un ojo a lo que están haciendo los inversores de mayor éxito y “engancharte” a sus inversiones, de manera que si él compra tú compras y si él vende tú vendes de forma automática.

Estupendo. O sea, que lo primero que se destaca en la web es que permite un comportamiento de free rider. El free rider, polizón, parásito o gorrón es, en contextos políticos y económicos, alguien que obtiene un beneficio de algo sin pagar sus costes, como el típico trabajador que no hace huelga pero está el primero para aprovechar las ventajas que se logren en la misma. Es un comportamiento que se debe desincentivar, pero eToro, al menos durante un tiempo, construyó su imagen de marca y su publicidad alrededor del mismo: puedes copiar las meditadas inversiones de usuarios que han gastado mucho tiempo en informarse y en decidir.

Pero si ese fuera el único problema, ni tan mal. Cuando empiezas a navegar por esta página, abajo del todo hay un aviso emergente en letra pequeña, como los que se usan para advertir de las cookies. ¿Qué dice? “Los CFD son instrumentos complejos y tienen un alto riesgo de perder dinero rápidamente debido al apalancamiento. El 75% de las cuentas de inversionistas minoritarios pierden dinero cuando intercambian CFD con este proveedor. Debe considerar si comprende cómo funcionan los CFD y si puede permitirse asumir el alto riesgo de perder su dinero”.

¡Madre mía con la ganancia segura! Supongo que esto es un aviso obligatorio por ley, y es de agradecer que exista, porque puede mantener alejado de esta plataforma a un buen número de consumidores. El problema, claro está, reside en quienes sobreestimen el riesgo y piensen que son capaces de estar en el 25% restante. Spoiler: no pueden. Debido a las dos cosas que mencionan en la advertencia, y que son el apalancamiento y los CFD.

El apalancamiento es una forma de abaratar las inversiones. Por ejemplo, un apalancamiento de 20:1 quiere decir que, por cada 20 € que cueste el activo, yo pago 1. En otras palabras, que solo pago el 5%. Si una inversión cuesta 10.000 €, con un apalancamiento del 20:1 yo pagaría solo 500 €. El resto, lógicamente, los está poniendo el intermediario, que en este caso es eToro (2). Y si todo va bien, pues no pasará nada, porque el intermediario se cobrará de mis ganancias y a mí me dará la diferencia. Pero si todo va mal, resulta que debes dinero como si hubieras invertido 10.000. Ahí va.

Este apalancamiento se utiliza para invertir en CFD. Los CFD, o contratos por diferencia, son mecanismos puramente especulativos, donde dos partes apuestan (y os juro que no se me ocurre una palabra más adecuada) acerca de si un determinado activo subirá o bajara de precio. Este activo puede ser cualquier cosa: acciones, divisas, el índice de una determinada bolsa, productos básicos, lo que sea. Pero ninguna de las dos partes del contrato tiene que tener de verdad esos activos, sino que simplemente están viendo a ver si suben o si bajan de precio.

En ese contexto, la apuesta es sencilla. El inversor abre un contrato diciendo que el activo subyacente va a subir de precio (entonces se le denomina “comprador”) o que va a bajar (se le llama “vendedor”). Estas ofertas se publican en webs como eToro, aunque justo es reconocer que, si bien es la que estoy tomando como ejemplo porque es la que conozco por su publicidad, hay otras cien. Otro usuario ve la oferta y la acepta, con lo que se convierte en la contraparte del contrato. Por fin, llega un momento en el que el inversor decide terminar el contrato. Si ha ganado (es decir, si “compró” y el activo ha subido o si “vendió” y el activo ha bajado), el otro le paga una cantidad de dinero que es mayor cuanto más se haya movido el precio del activo. Si ha perdido, será él quien le tenga que pagar ese dinero a la contraparte.

Esta idea de que los CFD apestan no es solo mía, ojo. La Autoridad Europea de Seguridad y Mercado ya se ha planteado incluso prohibir su publicidad y/o su venta minorista. No es que sean productos malos de por sí (asumiendo la ética capitalista dentro de la cual especular es algo moralmente lícito), pero sí que son poco transparentes y complicados de gestionar. Hay que tenerlos controlados precisamente para evitar que muchos pequeños ahorradores lo pierdan todo.

Una última vuelta de tuerca. Ya hemos visto que los CFD son inversiones acerca de un activo subyacente. Y ¿qué activos ofrece eToro para invertir? Pues tiene muchos (si vais a su web veréis los logos de Apple, Tesla o Netflix, por ejemplo), pero su buque insignia son… las criptomonedas. En efecto. Ese dinero de mentira, presuntamente firme e imposible de hackear, que en realidad solo vale para gastar electricidad en su minado y cuyos mercados están sujetos a unas oscilaciones de la hostia.

Otro anuncio en letra pequeña en la web: “El rendimiento pasado no es un indicador de los resultados futuros. Los precios de las criptomonedas pueden fluctuar ampliamente y, por tanto, invertir en ellas podría no resultar apropiado para todos los inversores. Ningún marco normativo de la UE supervisa la inversión en criptomonedas. Su capital está en riesgo”. Podría haberlo escrito yo, en especial la apocalíptica advertencia del final. No creo que haga falta añadir nada más.

Esto es al final lo que queda de eToro y plataformas similares: empeñar capitales enormes que en realidad no tienes en una apuesta sobre si pseudodinero no avalado por nadie subirá o bajará. Y repetiré tantas veces como sea necesario el término “apuesta”, porque eso es lo que es. Quizás, no digo que no, un inversor profesional, que conozca el funcionamiento de los mercados, pueda moverse con cabeza en el mundo de los CFD y llegar a ganar dinero. Tú, inversor minorista que no tienes ni idea, sin duda no puedes. Y eToro y plataformas similares se dirigen precisamente a este perfil.

En conclusión, eToro no es más que una casa de apuestas hipertrofiada, que busca venderte como fácil lo que es difícil con el objetivo de que metas allí tu dinero. Desde este humilde blog, solo podemos recomendarte que no lo hagas. Las apuestas solo tienen un ganador: la banca.







(1) Conviene no hacer aquí una falacia de negación del consecuente. Que todos los que intervengan en el mercado sean profesionales no garantiza que se vaya a evitar el desastre.

(2) O los he conseguido yo endeudándome con un tercero, como por ejemplo pidiéndole un préstamo a un banco, pero aquí no hablaremos de ese caso.





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2 comentarios:

  1. Y eso no es lo peor que hace eToro: son unos putos pesaos que no paran de dar la murga anunciándose en todas partes, especialmente en Youtube cuando voy a ver o estoy viendo un vídeo interesante. ¡Que no, que no quiero ver como ese gilipollas con suerte se hizo millonario con vuestra mierda de inversiones, que lo que he venido a ver es un documental sobre la primera guerra mundial! ¡Como sigáis molestándome cojo, me pongo el uniforme gris, me calzo las botas, me pongo el Pickelhaube, cojo el Mauser M98 y un par de Stielhandgranaten y me váis a oír!

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    1. Hombre, yo diría que lo peor es lo de estafar a la gente, pero sí, entiendo lo que dices.

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