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lunes, 30 de mayo de 2016

Gatos bonitos y perros del Estado

Cualquiera que me siga en Twitter puede comprobar que me gustan los gatos. Eso permitirá entender cuánto me indigné al saber que dos policías habían expedientado a una chica por llevar un bolso donde ponía, en inglés, “todos los gatos son bonitos”. Sí, es cierto que a los policías les llaman “perros del Estado”, pero hasta ahora pensaba que era una metáfora. Denunciar a alguien por llevar un bolso de gatos es simplemente ridículo.

Luego, claro, todo se aclaró. Al parecer los agentes de la autoridad, que no debían estar muy acostumbrados a leer, vieron las siglas ACAB, dedujeron que se trataba del famoso “All cops are bastards” y llegaron a la conclusión de que se trataba de una imagen insultante para su sagrada profesión. Así que procedieron a denunciar por una infracción del artículo 37.4 LOSC: faltar al respeto o a la consideración debida a los miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad. El asunto no llegó muy lejos, claro. En buena medida gracias al pifostio montado por redes sociales, la Delegación del Gobierno ya ha anunciado que recula y que no impondrá la sanción, pero el ridículo queda hecho.

Soy muy consciente de lo que he dicho. Lo del pifostio en las redes sociales ha sido importante, no sólo para la rapidez con que se ha solucionado el tema como para el sentido en el que se ha hecho. Recordemos que los agentes policiales tienen presunción de veracidad ante la Administración. Es decir, que los funcionarios que tramitan sus denuncias tienen el deber legal de creer todas sus palabras como si estuvieran escritas en la Biblia salvo que se muestre que son falsas. Y, en un procedimiento administrativo, donde ya el trámite de prueba está bastante diluido, ¿cómo demuestras que el bolso que llevabas cuando te sancionaron no decía nada sobre la filiación de los agentes? Es simple: no puedes.

En este caso se ha podido probar, gracias a la rápida acción de la denunciada, que el bolso no contenía un insulto hacia los policías. Pero, en estas condiciones, ¿cuántos agentes tendrán la mano tonta con el lápiz de denunciar? Si te tienes creído lo de ser una autoridad pública, si sabes que lo que dices se presume veraz y si eres consciente de que el particular que tienes delante no puede aportar prueba de ningún tipo a su favor, el resultado es obvio. Las denuncias por esta infracción, ahora que son más fáciles (1), van a propiciar un aumento de la burorrepresión, es decir, de esta represión “pequeñita” basada en multas puñeteras.

Habrá quien piense que llamar a esto represión es pasarse. ¿No es lógico que se pueda sancionar a quien insulta a un policía? Aceptemos provisionalmente el postulado: los agentes de policía tienen más derecho que los demás a no sufrir faltas de respeto en su trabajo. Pero entonces, y volviendo al caso que nos ocupa, ¿por qué denunciaron a esta chica? Supongamos que en el bolso hubiera puesto “All cops are bastards”. Lo que prohíbe la norma es faltarle al respeto a un agente de policía en el ejercicio de sus funciones. Es decir, la ley está pensando en los casos donde un particular, enfrentado a una actuación policial, se lía a soltar insultos y barbaridades.

Sin embargo, el acrónimo ACAB no es eso. Es un mensaje de carácter político, emitido desde una ideología muy concreta (el anarquismo) que viene a recordar un postulado básico de dicha corriente: que nadie que ocupe una posición de autoridad policial quiere tu bien. Además, es un mensaje que se lanza al aire: su destinatario no es un agente policial concreto, sino cualquier persona que lo lea. La crítica es grosera, sí, pero su objeto es la propia institución policial, no cada agente. Decirle al policía que te está sancionando “¡todos sois unos cabrones!” es infracción; llevar un bolso con el eslogan ACAB, no.

Precisamente por eso la denuncia es ridícula a tantos niveles. Primero, porque denunciaron un mensaje sobre gatos. Y segundo porque, aunque no lo hubiera sido, es difícil de justificar que un mensaje político sea una infracción legal aunque esté expresado de forma poco amable. Sin embargo, cuidado: la denuncia era ridícula, sí, pero el tema es que se interpuso y que es muy probable que hubiera acabado en sanción. Eso es burorrepresión. Que te castiguen por desacato por llevar un mensaje con tu ideología escrito en el bolso.

Pero vayamos más allá. ¿Qué justifica establecer un castigo específico para quien falta al respeto a la policía? Asumamos que la autoridad es legítima, que merece obediencia. ¿Por qué eso significa que quien la ostenta debe estar más protegido contra los insultos que un particular? Si a mí vienen a llamarme “gilipollas” puedo denunciar penalmente por injurias y ver cómo el juez pasa de mí porque el insulto es leve. Si yo llamo “gilipollas” a un policía (o si éste afirma que se lo he llamado) puedo acabar con una multa de 600 € sin que nadie entre a valorar la proporcionalidad de la medida.

Esto no se justifica de ninguna forma, salvo que adoptemos una perspectiva autoritaria. Si creemos que la autoridad es intangible, que está por encima de la ciudadanía, que tiene derechos especiales, pues evidentemente cualquier insulto que se le inflija a quienes la ostentan será gravísimo. Pero esta concepción carece de sentido en una democracia, que es un sistema donde la autoridad tiene como objetivo aplicar la ley. Una persona dotada de autoridad pública no es alguien especial.

España ya tiene un sistema para castigar los insultos y las faltas de respeto: el delito de injurias. Que ese sistema sea bueno o malo puede discutirse, pero darle uno especial a los policías por su cara bonita no tiene ningún sentido. Tenemos que tener siempre presente que en una democracia la autoridad está para servir a la comunidad, no para imponerse por encima de ella. Y esto va asociado a una segunda verdad fundamental: que todos los gatos son bonitos.




(1) En el borrador original de este post había varios párrafos sobre cómo ha cambiado la regulación de esta materia. Quedaban largos, raros y mal explicados, así que me llevaré la cuestión (que es más teórica) a la siguiente entrada.





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16 comentarios:

  1. Vi la foto del bolso por faceebook y tenia un gato enorme, hay que ser mal pensado para leer otra cosa.

    En mi ciudad salió una noticia parecida en el diario. Entra un poli en una panaderia por un croasán y una empleada le dice a la compañera:
    -Mira, a aparcado en el vado.
    A los 15 dias le llega una multa de 300 euros por faltar al respeto al agente.

    ¿Lo llamamos ya dictadura o a que esperamos?

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    1. Ah, lo de la empleada de la panadería lo vi. Es lo que pasa con la Ley de Seguridad Ciudadana, que estos endiosados con porra y pistola acaban creyéndose alguien.

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  2. Eso me lleva a otro punto. Si puedo dar a las siglas ACAB el significado que me salga de la torre del homenaje y que no necesariamente tenga que significar "All Cops Are Bastards", y retorciendo más el rizo, puedo ponerme unas siglas que no conozca ni su madre y que siginifquen "Me Cago En Toda La Ascendencia Pisoteá y en Fila India de Todos Los Putos Maderos" (MCENLAPFITLPM), si el polizón que se me ponga delante no sabe qué significan las siglas, pues se las puede meter por donde le quepan.
    Pero volvamos al tema de los gatos, los perros y las cabras. Los polis son asombrosos. Pueden no mostrar la más mínima misericordia ante los abusos más flagrantes y obscenos de poder, pero cuidaó, no critiques siquiera con unas siglas el abuso de autoridad, que igual te cae un multazo directo a la rodilla. ¿Sabías que en algunos sitios no sólo son "ilegales" las siglas "ACAB" sino otras formas de representarlas como por ejemplo "1312" (A-1, C-3, A-1, B-2)? Qué piel tan tan fina. Uno casi diría que llega el tema hasta lo paranoico. Pero bueno, vamos a dejarlo aquí, que bastante esperpéntico me parece el asunto ya. Espero que este lamentable episodio no se vuelva a repetir y que esa chica pueda salir sin miedo a la calle con su camiseta de "All Cats Are Cute"

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    1. ¿Qué tienen en común los policías y Dios?

      Que nadie les respeta y que por ello necesitan leyes que castiguen hasta la más mínima crítica para mantener una sombra de autoridad.

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  3. Puedes hacerte una camiseta con el 1312 y dices que lo llevas porque celebras que la peste negra arrasó europa XD (no fue ese año pero igual cuela).

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    1. ¿Celebrar que la Peste Negra arrasó Europa? Me sancionan igual porque fijo que soy del ISIS.

      Leo en Wikipedia que en 1312 se disolvió por la fuerza a los templarios. Igual eso sí me dejan celebrarlo xD

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  4. No veo mal que se castigue especialmente a quien falte al respeto a los policías en el ejercicio de su cargo. Igualmente debería hacerse con los médicos y personal docente. Hay que tener en cuenta que son trabajos que se exponen especialmente a situaciones conflictivas, sobre todo los polis, que tienen que hacer cumplir la ley.

    Eso sí, lo que no veo bien es la presunción de veracidad. Mejor sería que les dotarán de videocámaras que registren sus actuaciones, ahí no habría dudas de la adecuación o no de las multas.

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    1. Yo puedo entender que en instituciones donde hay un régimen sancionador específico (centros educativos, prisiones, colegios profesionales, etc.) dicho régimen establezca como infracción la falta de respeto entre miembros de la comunidad. Al fin y al cabo, el objetivo de los regímenes disciplinarios que acabo de mencionar no es tanto proteger bienes jurídicos concretos (el honor de las personas que son insultadas, etc.) como guardar el orden dentro de dichas instituciones.

      Lo que no veo bien es que, en lugares donde no hay dicho régimen disciplinario o incluso en la propia calle la ley privilegie los insultos sufridos por autoridades respecto de los sufridos por particulares. No hay una justificación racional para ello. Se supone que la LOSC trata de proteger "un bien jurídico de carácter colectivo" denominado seguridad ciudadana (artículo 1 de la norma). ¿Cómo afecta a la seguridad ciudadana que yo llame gilipollas a un policía? Evidentemente de ninguna forma. Puede ser una grosería e incluso un delito contra el honor, pero la seguridad ciudadana no se ve afectada.

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    2. Es que en este caso también se trata de hacer guardar el orden, no en una institución concreta, sino en el conjunto de la sociedad. Si permites que se insulte gratuitamente a la policía, estás comprometiendo su figura de autoridad, y eso dificulta que puedan llevar a cabo su función de garantizar la seguridad ciudadana.

      Soy el primero que critica los abusos policiales, y hay unos cuantos aspectos de esta LO 4/2015 que no me parecen nada acertados. Pero el profundo odio que muestras hacia la institución de la policía, tanto en esta entrada como en otras anteriores, y la manera en que generalizas determinadas actitudes a la totalidad de una profesión que rondará los 150.000 miembros (solo entre CNP y GC, luego suma la policía local) es acojonante. No sé que tipo de experiencias habrás tenido con ellos, pero ni por asomo son extensibles a todos los policías.

      PD: no soy el mismo anónimo del primer comentario.

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    3. Lo siento, pero no cuela. Las normas disciplinarias suelen tipificar conductas similares a las que ya están castigadas por las leyes penales y administrativas, y esto es lícito porque el fundamento de la punición es distinto. Siguiendo con el ejemplo de las faltas de respeto, el bien jurídico ya no es el honor de la persona insultada sino el buen funcionamiento de la institución.

      ¿Esta lógica puede aplicarse a la LSC? Tú dices que sí porque afirmas que hay una conexión entre los "insultos gratuitos a la policía" y su capacidad de garantizar la seguridad ciudadana. Yo niego, primero, que esos insultos sean gratuitos (te recuerdo que existe el tipo penal de injuria) y, segundo, que exista dicha conexión.

      El legislador no puede tipificar lo que quiera, sólo lo que atenta contra bienes jurídicos. Una cosa es que la seguridad ciudadana sea un bien de difícil definición, y otra que cualquier cosa atente contra ella. Y tú me estás proponiendo un atentado no directo sino indirecto: que los insultos merman su posición de autoridad y que eso dificulta sus funciones de garantizar su seguridad ciudadana. Tienes que darte cuenta de que eso es de una debilidad asombrosa.

      Sobre lo del segundo párrafo, no sé qué decirte. Yo tengo amigos que opositan para madero y les trato como si fueran normales, pero que no le llamen matrimonio.

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    4. El bien jurídico que se protege es el propio principio de autoridad que caracteriza la figura policial, y en consecuencia (indirectamente, sí, pero no por ello tiene menos sentido), también la seguridad pública que estos tienen por función garantizar. No se trata de proteger especialmente al agente en concreto, no es un privilegio personal, se trata de proteger a la institución en su conjunto, su correcto funcionamiento. El razonamiento es el mismo que con los delitos de atentado y resistencia, aunque en este caso tanto la conducta tipificada como la sanción que acarrea sean de menor entidad.

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    5. La conexión entre la protección del principio de autoridad y la posibilidad de los agentes de garantizar la seguridad pública es tan débil que no me puedo creer que sigas insistiendo en ella. Para empezar, afirmar que los insultos a un agente afectan al principio de autoridad es una suposición muy aventurada. También pueden fortalecerlo, con base en la muy extendida opinión de que quien insulta pierde toda la razón y de que quien aguanta insultos sin ponerse al nivel del injuriador es merecedor de aplauso. Anda que no habré leído yo felicitaciones a la policía por haber "aguantado las provocaciones" y no haber cargado contra manifestantes que les insultaban.

      Para seguir, aunque el principio de autoridad se viera afectado, la vinculación entre esta afectación y la garantía de la seguridad ciudadana no deja de ser una afirmación abstracta. Ponme una situación concreta donde unos insultos (que no vayan acompañados de conductas de resistencia,de atentado o de desórdenes públicos) impidan o dificulten la actuación policial y entonces me tragaré esa vinculación. Que el papel lo aguanta todo y, en abstracto, cualquier cosa puede conectarse con cualquier otra.

      Acudir a construcciones como "es que se compromete su figura de autoridad y eso, en el futuro, puede hacer que la gente le obedezca menos y dificultar su trabajo" no deja de ser una predicción de futuro carente de cualquier clase de sustrato fáctico. En algo así no se puede fundamentar una tipificación específica del desacato. Entre otras cosas, porque la capacidad de la policía de hacer que se cumplan sus órdenes no depende de esa supuesta autoridad sino de poderes reales para sancionar, detener o lesionar a las personas que las incumplan. Y ésos no los pierden si alguien llama gilipollas a un uniformado.

      Acepto que el razonamiento sea el mismo que con los delitos de atentado y resistencia, pero mientras que en éstos es un razonamiento acertado, en el desacato no lo es. Cuando tú te resistes a las órdenes de un agente, le desobedeces o le agredes, la conexión de estos actos con el correcto funcionamiento de la institución policial es directa, evidente e insoslayable. Le estás impidiendo realizar su trabajo. Cuando le insultas, no. Si el agente lleva a cabo la tarea que tiene encomendada sin mayor problema, el funcionamiento de la institución policial no se ha visto afectado aunque haya habido insultos. Este criterio, por cierto, lo usaba la AP de Madrid para absolver sistemáticamente por la falta del antiguo art. 634 CPE.

      En conclusión: vamo a cortarno un poco con el punitivismo, que no cuela :)

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    6. Bueno, yo creo que ambos tenéis parte de razón. Efectivamente, es difícil sostener que una falta de respeto ponga en peligro la seguridad ciudadana, al menos de forma directa; podría aludirse al orden público, pero es un concepto vago, difícil de concretar, y seguramente insuficiente para fundamentarlo.

      Por otra parte, coincido con anónimo en que las faltas de respeto, cuanto menos, atacan el principio de autoridad, aunque en ocasiones puedan no llegar a lesionarlo; ahí ya entras en si es más pertinente establecer un tipo de resultado o uno de mera actividad. En cualquier caso, si veo bastante cuestionable que dicho bien jurídico requiera de tal protección (la autoridad no tiene por qué ser respetada, sino simplemente obedecida), y creo que la principal justificación que puede tener la norma es la de amparar a un colectivo especialmente propenso a recibir los insultos debido a la (ingrata) función que desempeñan.

      Aprovecho para felicitarte por el blog, Vimes. Lo he descubierto hace poco, y la verdad es que discrepo contigo en bastantes cosas, pero es un placer poder leer y debatir sobre cuestiones jurídicas con cierto rigor, no abundan este tipo de espacios. Un saludo.

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    7. Bueno, es lo que dices: la autoridad no merece respeto, sino obediencia. Sobre lo otro, yo estoy de acuerdo con que se tomen medidas para ayudar a colectivos de trabajadores públicos que soportan mucho estrés, como agentes de policía, docentes o profesionales sanitarios. Quiero que estas personas tengan acceso a todo el apoyo psicológico, la asistencia legal y la protección sindical que merecen. Pero no creo que ese estrés justifique que les aprueben normas sancionadoras a medida.

      Gracias ^^

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  5. En mi opinión, no existe demasiada diferencia entre las siglas ACAB y la expresión ¡todos sois unos cabrones! espetada a un policía. Y no me lo parece porque no es lo mismo expresar que "ninguna autoridad quiere tu bien" que llamar bastardos a todos los policías. Como tampoco, en ese sentido, me da la impresión de que se esté dirigiendo un mensaje contra la institución policial, sino concretamente contra todos sus integrante. No es "un mensaje que se lanza al aire: su destinatario no es un agente policial concreto, sino cualquier persona que lo lea". "All Cops Are Bastards". A mí me parece bastante evidente que el destinatario está mucho más reducido y referido, tan solo, a "todos los policías", de ahí que la única diferencia que vea entre el ejemplo sancionable que utilizas y ACAB sea la persona utilizada al conjugar el verbo Ser, de ahí que vea comprensible que incluso este último caso pudiera ser merecedor de sanción.

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    1. Bueno, tú eres muy libre de opinar lo que quieras, pero la expresión ACAB tiene una historia concreta: es un lema político que aparece en los '70 en el contexto del punk y del anarquismo. Es un lema grosero, evidentemente: es punk, su finalidad es provocar. Pero no deja de ser una crítica a la institución policial y a sus integrantes, crítica que en una democracia es lícita.

      El mensaje se lanza al aire desde el momento en que está escrito en un bolso. Su destinatario o receptor es cualquier persona que lea esa inscripción. Sí, se refiere a los policías, pero la cuestión es que la palabra que usa la ley es "destinatario".

      Al margen de eso, cabe recordar que las normas sancionadoras hay que interpretarlas en sentido restrictivo y no incluir en ellas conductas similares a la descripción típica pero que no son idénticas.

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