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viernes, 27 de febrero de 2015

El currículo de Religión

El martes de esta semana salieron publicados en el BOE dos resoluciones de la Dirección General de Evaluación y Cooperación Territorial por las cuales se aprueba el currículo de la asignatura de Religión Católica para Primaria y ESO y para Bachillerato. Han sido objeto de un comentario crítico bastante acertado dado su carácter claramente evangelizador.

Efectivamente, el texto de las resoluciones dice auténticas barbaridades. Así, llega a afirmar la “dimensión religiosa de todo ser humano”, concepto rotundo donde los haya, que implica que los que no tenemos esa dimensión (por ser ateos, agnósticos o simplemente pasotas) no somos verdaderos humanos. Me encanta cuando el BOE de mi país me niega la condición humana o afirma que soy imperfecto. Pero el festival del humor involuntario sigue. La enseñanza católica “ayudará a los estudiantes a ensanchar los espacios de la racionalidad”, pues es “contribución decisiva a la formación integral de la persona”. Además, los objetivos en Primaria son “poner de manifiesto la profunda unidad y armonía de la iniciativa creadora y salvífica de Dios”, cuya existencia se impone “como dato evidente” a los sentidos. Eso sí, “lejos de una finalidad catequética o de adoctrinamiento”. La Iglesia, como siempre, maestra en el arte del doblepensar.

La risa se corta y pasa al miedo cuando ya bajamos a los contenidos concretos del programa. En 1º de Primaria es evaluable conocer que la persona es capaz de hablar con Dios y saber rezar (porque, recordemos, esto no tiene finalidad de adoctrinamiento). En 2º, asumir que la persona es incapaz de ser feliz sin la ayuda de Dios. En 3º, alabar la caridad. En 6º, creerse que la plenitud humana sólo se alcanza con Dios. En la ESO, haberse tragado ya toda la morralla y ser capaz de repetirla. En Bachillerato (donde, por cierto, esta asignatura se expande a ambos cursos), justificar todas las barbaridades que históricamente ha hecho la Iglesia en el conflicto entre ciencia y fe. Y así prosigue un rato largo.

Se ha denunciado que este currículo es horrible, un retroceso respecto del anterior (que hablaba de otras religiones y demás) y que qué locura. Y yo estoy muy de acuerdo con la crítica a este currículo, pero ¿sabéis qué? Que en el fondo me da igual.

Como leéis: me da lo mismo. Porque el problema no es este currículo, que sea mejor o peor que el otro o que adoctrine más o menos. El problema es la asignatura de Religión en sí. ¿Alguien es capaz de explicar razonadamente que hace ahí, quitándole tiempo a materias de verdad y sirviendo para que el Estado le pague sueldos públicos a los enchufados del obispo de turno? La verdad es simple: esa asignatura nace de los Acuerdos entre España y la Santa Sede que, negociados a la vez que se redactaba la Constitución, configuraron las líneas maestras en que se mueve nuestra política religiosa (1).

El Acuerdo sobre Asuntos Económicos obliga en su artículo II a dar la optativa de Religión. El artículo VI declara que son las autoridades eclesiásticas las que establecen los contenidos del programa. Efectivamente: ese programa que tanto nos indigna ha sido aprobado por la Conferencia Episcopal y el BOE se limita a darle publicidad. El Estado no ha intervenido en su elaboración y la Iglesia, si quiere, lo cambia mañana por uno mejor… o peor.

El problema es que este arreglo es lógico. Si se mantiene la asignatura de Religión Católica, que no es otra cosa que el adoctrinamiento del alumnado en las creencias de un determinado grupo religioso, es lógico que sea este grupo religioso quien decida los contenidos. ¡No los va a decidir el Estado, que se supone que debe ser neutral en estas cosas! Y este argumento no es mío: lo ha expresado el Tribunal Constitucional en la sentencia que declaró ajustado a Derecho el que sean los obispos quienes elijan a los profesores de esta asignatura, aceptando que tengan en cuenta las opiniones y el modo de vida de los candidatos.

Por ello, si nos indigna ver a curas legislando, la solución no es que sea el Estado quien disponga el currículo de esta asignatura. Si nos molesta ver a profesores seleccionados por los jerarcas eclesiásticos cobrando dinero público por adoctrinar la respuesta no es convocar oposiciones. En ambos casos, la única forma de actuar es atajar el mal de raíz, eliminar la asignatura de Religión (sea la católica, la musulmana o la evangélica) de la educación pública y que sea cada confesión, si le apetece, la que se encargue de la captación y formación de nuevos socios.







(1) Hay cinco acuerdos: el Básico, de 1976, que incide en la separación Iglesia-Estado, y cuatro sectoriales, de 1979, que se encargan de asuntos jurídicos, educativos, económicos y de la asistencia religiosa a las Fuerzas Armadas.



8 comentarios:

  1. En este asunto veo un problema fundamental muy grande: El estudio de la religión es necesario por las implicaciones filosóficas, antropológicas, históricas, sociales y económicas a lo largo de toda la historia de la humanidad. El problema es que esto que propongo es DIAMETRALMENTE OPUESTO a lo que se imparte, se ha impartido y se querrá impartir. Y el problema como bien dices, no es que el currículo sea más o menos abracadabrante, no, el problema es que lo diseñan desde la propia Iglesia Católica, y decir que su intención es adoctrinar y ganar prosélitos, a estas alturas me parece redundante.
    Es cierto que la asignatura va a ser optativa, incluso en la primaria, pero eso no quita, en ningún momento, que una asignatura con estas características y tal y como está planteada no debería ser ni siquiera pensable o planteable en un país que se dice aconfesional.
    ¿Qué clase de currículo se podría diseñar quitando las zarpas de los buitres de la sotana?
    Se podría empezar a meter algún contenido de historia de las religiones a partir de que los chavales empiecen a estudiar historia (en los últimos cursos de primaria o en 1 de secundaria). A partir de ahí, se podría pensar en darles algunos conceptos sobre la naturaleza de las religiones. La cuestión es que con ello entiendan o puedan entender luego hechos históricos, obras artísticas (pintura, escultura, música, literatura, etc), teorías filosóficas y un largo etcétera de cosas que, si nos dejamos de enseñarles, pues eso que pierden. Como ves, de esto que propongo "ni flowers" en el currículo este de marras, pero es que lo más importante de todo esto sería quitarle la enseñanza de esta materia a los tíos del alzacuellos. No dejaría que a un hijo mío le diera clase alguien que ha recibido su formación de una institución como la Iglesia. Ni hablar. Los perfiles profesionales para impartir esto tendrían que ser licenciados en Historia, en Antropología, en Filosofía o en Humanidades, todos ellos contratados por oposición y salidos de universidades y centros de enseñanza que no sean las cavernas de la Conferencia Episcopal. Una asignatura de religión así planteada sí que sería una buena baza en una educación pública y de calidad, y no ese panfleto rociado en agua bendita y con el nihil obstat del señor obispo que nos quieren colar.
    Una última cosa que quería comentar es lo que me ha dolido estos días ver a gente que normalmente tengo por sensata y razonable, echar pestes sobre el ateísmo así muy en general a raíz de las quejas suscitadas por este currículum. Yo sé bien, que como en todo, hay gilipollas en todos los lados, pero creo que esta vez el rollo de "buh, ateos intensitos, dejad de tratarnos como a idiotas" se ha ido de madre, y he llegado a ver a alguien relacionando el ateísmo (así, a tope y sin cinturón) con la homofobia. Quiero decir que me parece que se ha perdido totalmente el punto, pero aún así, me ha llegado ha parecer exagerado, y he llegado a ver blocks de gente, no ya por una cuestión de ideología, sino por una falta total de entendimiento y de no estar hablando ni discutiendo de la misma cosa. No sé. ¿Qué coño nos está pasando?

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    1. Yo no sé si termino de ver tan fundamental el estudio de las religiones. A poco que nos pongamos materialistas, las religiones no son más que consecuencias de unas determinadas relaciones de producción, igual que la sociedad, el arte o el sistema político. Si permitimos que el alumnado de Primaria y ESO salga de esos niveles educativos con un conocimiento más bien superficial de esos temas (saber qué estamentos tenía la sociedad andalusí, poder nombrar las instituciones de la república romana) no veo por qué iba a ser diferente con la religión. Es cierto que la cristiana-católica tiene algo más de interés, pero sólo porque es aquella en la que estamos inmersos y, por tanto, la que mejor nos interesa saber analizar.

      En fin, que no veo mal hablar de la religión de cada etapa, pero no creo que esté justificado dedicar una hora a la semana a "historia de las religiones". Yo como mucho lo reconduciría al temario de Historia de cada curso. Tampoco me parece mal analizar el hecho religioso de forma crítica y entender la naturaleza de las religiones, pero yo no sé hasta qué punto eso es materia de Primaria y ESO.

      Sobre lo último que comentas: parece que el antiateísmo se ha infiltrado en la izquierda de una forma sorprendente, disfrazado de subjetividad a ultranza y defensa de la espiritualidad. Que tiene narices, pero bueno. Otra cosa que se suma es que los ateos solemos ser gente con un pack de privis bastante completito, y por eso hay quien da el salto lógico de que el ateísmo es un privilegio... cuando en realidad es uno de los pocos antiprivilegios que sigue constando en leyes: véase EE.UU. y sus normas que prohíben a los ateos acceder a ciertos cargos públicos. El hecho es que, siempre que hay una discriminación legal o social por razones de religión, los ateos estamos en la parte discriminada siempre.

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    2. Hmmm... en este caso, creo que sí se podría discutir si los contenidos necesarios necesitan una asignatura entera o no. 10 años de asignatura de religión desde 1º de primaria hasta 4º de la ESO ni de coñísima, desde luego.
      Cosas que me parecen necesarias que un chaval sepa al terminar la ESO o BACH (todo esto, no obstante, muy discutible):
      - Definir de manera formal qué es un dios.
      - Características del hecho religioso y de la práctica religiosa.
      - Definición de rito y estudio somero de algunos ritos atendiendo a sus características.
      - Saber definir y encuadrar conceptos como "fe", "revelación", "escatología", "alma" o "pecado".
      - Estudio somero de las principales religiones, atendiendo a su conceptografía.
      - Representaciones del mal y el bien en las principales religiones.
      - Teodicea básica y otras posturas ante el hecho religioso.
      - Religión en la historia y el arte.
      Cosas que me parecen totalmente superfluas:
      - Básicamente todo lo que viene en el currículo de religión. El currículo entero parece una campaña publicitaria de la Iglesia Católica, pero sobre todo:
      - ¿Nos hemos parado a pensar en las consecuencias de inculcar a los niños que no pueden ser felices por su cuenta?
      - ¿Nos hemos planteado lo que supone dar un adoctrinamiento de este calibre a niños que aún no han desarrollado ni su voluntad ni su intelecto? ¿No va en contra de ningún principio constitucional ni de ningún artículo de la CE? ¿No es ya bastante desquiciante (y eticamente reprochable por mucho que sea lo más común) que te inscriban en la secta católica antes de que sepas gatear siquiera como para encima metertela doblada con esto?
      - Toda la morralla que se deduce del punto 1 y que viene a significar enseñar una versión edulcorada y sesgada de la Biblia y de sus relatos, explicados en extensión.
      - ¿Realmente necesitan saber qué es la transubstanciación y el resto de "misterios" o hacerse el lío en la cabeza con el concepto de la Trinidad y así con un largo etcétera?

      Así que, visto esto, ¿hace falta una asignatura entera? Quizás sí que se puedan ir introduciendo todas estas cosas en otras asignaturas a lo largo de la ESO o BACH (ponerlo en Primaria me seguiría pareciendo una burrada) y la asignatura de religión como tal entonces sí resultaria superflua.

      En cuanto a lo otro, buf. A mí lo que me deja tocado es que algunas de estas personas saben muy bien lo que es una opresión y lo que es estar en el lado contrario del privilegio porque lo han vivido o lo viven. Me deja tocado que no sean capaces de verlo. Es cierto que el ateo suele ser alguien con un buen pack de priviliegios (blanco, occidental, nivel cultural y/o social alto, etc), pero no me cabe en la cabeza como pueden meterlo en el mismo saco y decir algunas burradas como las que he oído. Ser ateo siginifica no creer en un dios revelado. El resto de cosas sobran. El ateismo no es un movimiento unitario ni muchísimo menos. El ateismo no ha propugnado nunca la violencia, sencillamente porque no trata de eso. No tenemos "jefes" ni "líderes", ni nada por el estilo, por mucho que los detractores quieran asimilar el ateismo a una religión más. Los actos de personas aisladas no representan a la colectividad. El ateismo y la homofobia no están relacionados y...
      ¡ves! Ya estoy otra vez teniendo que justificarme por algo que no he hecho. BIEN.

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    3. Pues fíjate que yo no lo veo. Todo lo que comentas es interesante, pero muchas cosas son interesantes y no merecen un puesto en el currículo de la educación obligatoria o del Bachillerato, que tiene un número limitado de horas. Creo que sólo algunas de las cosas que dices (como la religión en el arte y la historia o el estudio somero de las principales confesiones que hay hoy en día en el mundo) son tan básicas que un adolescente no deba salir del instituto sin conocerlas. El resto es algo más propio de un filósofo o de un antropólogo.

      Me temo que inculcar a los hijos las propias convicciones es un derecho fundamental (art. 27.3 CE) y que también lo es hacer proselitismo e impartir enseñanza religiosa (art. 2.1.c LOLR). Es lo que hay :/

      Y sobre lo último: es cierto que la comunidad ateo-escéptica tiene problemas graves de machismo, como han denunciado numerosas voces internas en los últimos años. Creo que en ciertos sectores hay un resquemor parcialmente justificado a todo lo que venga de nosotros, por desgracia. Se le suma un antiateísmo chungo, disfrazado de moderno, individual y no represivo pero que viene a decir lo mismo de siempre: si no crees en dioses no eres un ser humano de verdad. Súmale la negación de la objetividad (que choca frontalmente con la negación de la existencia de Dios, probablemente el fenómeno menos subjetivo en que pueda pensarse) y en lo difícil que es revisarse los propios privilegios, y ya lo tienes. Hace falta más educación.

      En todo caso, hay una cosa que quiero matizar: el ateísmo sí tiene líderes "de facto", ya que no "de iure". Como todo grupo humano. Y eso no es malo.

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    4. Bueno, visto así, quizás me dejé llevar por el celo al que me lleva mi propia formación. La mayoría quizás sí son más propias de filosofía o de antropología, pero bueno, al menos en lo básico (estudio comparado e influencia en artes e historia) sí que estamos de acuerdo y está claro que eso no necesita una asignatura para ello sólo.
      En cuanto a lo otro puffff, qué horror y qué mal. Realmente no estoy en ninguna organización, no conozco para nada el percal y es la primera noticia que tengo de este hecho, y debo decir que me parece espantoso. Al final va a ser como lo que digo yo con la filosofía: "los primeros enemigos de la filosofía son los profesores de filosofía". Pues aquí con el ateísmo. Haciendo amigos a tope. BIEN, de puta madre. Sigue sin caberme en la cabeza como demonios ha podido darse un maridaje tan perverso y como puede alguien conscientemente vincular su propio machismo a la idea del ateismo. Y es que además el esperpento es doble, porque si las religiones han sido una de las estructuras opresoras de poder más agobiantes y más machistas del mundo, qué menos que quitarnos ese peso de encima junto con la idea de un Dios igual de opresor, bárbaro e irracional, pero NOOOOOO, hay que seguir con la mierda a cuestas. Ay, qué dolor de paisanaje y qué ganas a veces de partir bocazas.
      Y luego está lo otro. Históricamente, si eras de otra religión, eras un hereje de mierda y se te convertía, o se te llevaba por el buen camino, o lo que fuera, pero el ateo... el ateo siempre ha tenido que lidiar con la condescendencia y la lástima de gente que lo veía poco menos que como un animalillo perdido en el mejor de los casos. Y eso por lo visto no ha cambiado para nada. A sus ojos, por mucho que haya pasado el tiempo, seguimos siendo "esos pobres" y eso en demasiadas ocasiones me pudre bastante las entrañas, porque no sería la primera vez que alguien me considera "menos humano". A alguno sólo le falta soltar algo en plan "Yo no odio a los ateos PERO" o "si yo tengo amigos ateos"...
      En cuanto a lo de los líderes, evidentemente en todo movimiento, por muy descentralizado que sea, va a haber líderes de opinión, como mínimo, y en este caso, por desgracia, creo que también tenemos a algunos "gurús". Es cierto que tener líderes, aunque sea de una forma tan débil como es en este caso no tiene por qué ser malo, pero yo me refería a líderes en su sentido fuerte, que es uno de los principales errores que suelen cometer los que atacan al ateísmo. De hecho, alguna vez salió Dawkins (¡Dawkins! Pffffffff) en la tele y me dijeron "mira, ese es TÚ JEFE", como diciendo "si yo tengo al Papa, tú tienes a ese".
      En fin. AY todo.

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    5. En la primera versión de mi comentario anterior (que se tragó Blogspot) decía que me fastidiaba que se comparara a Rebecca Watson con Richard Dawkins. Y ésa es la cosa. ¿Cómo se ha dado un maridaje tan perverso? Porque tenemos a un líder 'de facto' como Dawkins que, cuando una atea conocida se queja de un tío que intentó ligar con ella de forma invasiva en un espacio cerrado durante un encuentro ateo ("elevatorgate"), escribe un texto en forma de carta a una mujer musulmana ("Dear Muslima") donde le pide a ésta que no se queje tanto, que las ateas blancas sí que están mal, que las acosan en convenciones.

      O porque cuando en España se celebra un evento ateo y una de las mujeres que va a asistir (@silviaacolado) pide un protocolo anti-agresiones se le somete a tal nivel de presión online que no ha vuelto a decir nunca nada en ese sentido.

      O porque... etc., etc., etc.

      Y sí, lo suyo sería deshacerse de esa mierda una vez que te quitas la idea de Dios de la cabeza, pero resulta que no. Al fin y al cabo la idea de Dios no es la única causa del machismo: se puede ser ateo y machista simplemente porque no piensas en esas cosas o incluso porque le has encontrado una justificación pseudocientífica.

      Las Constituciones de Anderson (1723) son el documento fundacional de la masonería especulativa. Y son un gran ejemplo, porque en su Artículo I pone, como primer deber de un francmasón, el creer en Dios: "no será jamás un estúpido ateo ni un libertino irreligioso". ¿En qué Dios? En el que fuera, en el Gran Arquitecto del Universo si no quiere darle atributos. Pero en el que sea. Pasa lo mismo en algunas Constituciones estatales yanquis, como la de Carolina del Norte (artículo 6, sección 8), que prohíben a los ateos ser elegidos a cargos públicos. Como si no fuéramos humanos del todo.

      Ah, sí, a mí lo de decirme que Dawkins es mi jefe, mi líder o mi guía me ha pasado más de una vez xD. No demasiadas, pero sí más de una.

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  2. No me parecería mal que se siguiera dando religión en los colegios públicos, siempre que se diera en horario extraescolar y los padres de las criaturas pagasen una cuota mensual. Es el mismo sistema por el que yo hice judo en el gimnasio de mi colegio, u otros juegan al ajedrez, tocan el piano o aprenden a hacer encaje de bolillos. Si ya se llevaran sus fábulas a los sótanos de las parroquias pues mejor, pero yo con que no sea evaluable la religión y no obligue a que los que no la cursan a tener horas muertas me doy por satisfecho. De momento.

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    1. Creo que ese es el máximo grado de contacto entre la educación pública y la enseñanza de la religión que yo estaría dispuesto a admitir: convenios entre los centros educativos y la parroquia del barrio para facilitar, previo pago de una cuota subvencionada, que se dé esa actividad por las tardes en las instalaciones públicas. Aun así, sigo sintiéndome incómodo y yo en lo particular optaría por una política de separación total: el colegio no tiene por qué ofertar todas las actividades extraescolares posibles. Para eso hay academias de repaso, centros culturales, fundaciones privadas... y templos.

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