jueves, 31 de diciembre de 2015

Corrigiendo las trampas del sistema electoral

En la anterior entrada hablamos de las trampas que tiene nuestro sistema electoral. Mi objetivo en ésta es proponer una corrección. Pero no debemos llamarnos a engaño: no existe el sistema electoral perfecto. Uno podría pensar que el mejor sistema es el más proporcional, es decir, el que más acerca el X% de los votos obtenidos por cada partido al X% de escaños que obtiene esa lista. Pero la mayor representatividad sólo es una de las virtudes que puede tener un sistema: quizás nos interese, por ejemplo, facilitar la gobernabilidad y en ese caso tendremos que beneficiar a las listas más votadas. Este es el objetivo, por ejemplo, de la prima de 50 diputados que recibe la lista más votada en Grecia.

Todos los sistemas electorales están en tensión respecto de esos dos polos: ¿proporcionalidad o gobernabilidad? Como vimos en la entrada anterior, el legislador español claramente ha optado por la segunda opción. Para ello se ha valido de tres trampas. Las dos primeras eran el elegir la provincia como distrito electoral (lo cual garantizaba muchas circunscripciones pequeñas, que cercenan toda posibilidad de que los partidos minoritarios saquen escaño) y el asignar cerca de un tercio de los diputados sin tener en cuenta la población (lo cual garantiza que estas provincias estén sobrerrepresentadas). La tercera consistía en elegir la fórmula D’Hondt, que beneficia a los partidos más votados.

Sin embargo, tales previsiones no parecen haberse cumplido del todo. Sí, los dos grandes partidos del sistema (UCD/PP por la derecha y PSOE por la, ejem, izquierda) se han beneficiado, pero tampoco han sido tan frecuentes las mayorías absolutas. De 11 legislaturas que hemos vivido (la llamada constituyente y las diez ordinarias) sólo ha habido mayoría absoluta en cuatro: las dos primeras de González, la segunda de Aznar y la (esperemos) única de Rajoy (1). Y no digamos nada de los resultados de hace dos domingos, con todos los periódicos clamando sobre ingobernabilidad.

Entonces, si el tema de la gobernabilidad no se ha conseguido, ¿por qué no ir hacia un sistema más proporcional, que falsee menos los resultados y que privilegie menos al ganador? Para ello se necesitaría desmontar las tres trampas del sistema, a lo cual procedo ahora mismo.

[Hago notar que mi propuesta es muy similar a la que tiene Podemos en el punto 228 de su programa electoral. Esto no lo supe hasta que no redacté la entrada anterior y, en los comentarios, me enlazaron ese documento.]

Para empezar, voy a hacer algunas precisiones. La propuesta que voy a hacer no modifica la estructura básica del sistema: se sigue votando a listas cerradas y bloqueadas (aunque podrían desbloquearse sin problemas) en circunscripciones electorales. Tampoco he tomado otra decisión que podría mejorar la representatividad, como es aumentar el número de diputados. He preferido limitarme a cambiar la circunscripción electoral y la fórmula de reparto para que el sistema actual y el propuesto puedan compararse mejor.

Lo primero sería cambiar el tamaño del distrito. Ahora tenemos circunscripciones provinciales pequeñas. Mi propuesta es pasar a circunscripciones autonómicas. ¿Por qué autonómicas? Porque es lo lógico. Quizás cuando se aprobó la Constitución no se supiera, pero ahora es evidente que la Comunidad Autónoma es el marco institucional donde el ciudadano desenvuelve su vida y que la provincia ha perdido toda importancia. Por supuesto, otra opción sería ir hacia la circunscripción única, pero me parece que lo más lógico tal y como es nuestro sistema político es la autonómica.

Ahora, ¿cuántos escaños le corresponden a cada Comunidad Autónoma? Para calcularlos he usado el método de reparto previsto en el artículo 162 LOREG pero sin asignación mínima: es decir, se atribuye uno a Ceuta, uno a Melilla y los 348 restantes van a las Comunidades Autónomas en proporción a la población. Los datos de población utilizados han sido los provisionales de junio de 2015. Los resultados son los siguientes:


Tabla 1. Distribución de escaños por provincias.

Interesante. Como vemos, las dos Comunidades Autónomas más perjudicadas son las dos más sobrerepresentadas: las Castillas, que con este sistema perderían muchísima representación. Las tres más beneficiadas son Madrid, Cataluña y Comunidad Valenciana. Prácticamente todas las demás sufren alguna corrección menor.

Vale, ya hemos corregido el tamaño de los distritos. Ahora, veamos qué fórmula emplear para convertir los votos en escaños. Hay dos grandes tipos de fórmula proporcional: las del resto mayor y las de la media mayor.

Las del resto mayor operan hallando cuánto “cuesta” cada escaño (si en un distrito han votado 100.000 personas y se reparten 5 escaños, cada escaño cuesta 20.000 votos) y viendo cuántos escaños puede “comprar” cada partido con sus votos. Un ejemplo es la fórmula Hare (2). En principio favorecen a los partidos más pequeños pero tienen algunos efectos indeseados, como la paradoja de Alabama: puede pasar que, al aumentar el número de escaños de un distrito, un partido pierda representación que habría ganado con menos votos. 

Por eso, entre otras cosas, he optado por una fórmula de la media mayor. Estas fórmulas operan dividiendo el número de votos de cada partido por una serie de números, y asignando los escaños a las listas que obtengan los cocientes más grandes. Un ejemplo es la conocida fórmula D’Hondt, que divide por la lista de números positivos (1, 2, 3, 4…). El otro gran sistema es la fórmula Saint-Lague, que divide por la lista de números impares (1, 3, 5, 7…): es más proporcional porque es probable que el segundo cociente de los partidos grandes (Sus votos / 3) sea menor que el primer cociente de los pequeños (Sus votos / 1). Finalmente, hay una fórmula Saint-Lague modificada, que es igual que la original (división por impares) pero empezando por 1,4 en vez de por 1. Esta fórmula es menos proporcional que la Saint-Lague pero más que la D’Hondt.

Como no podía decidirme, he optado por hacer una comparativa de las tres, aplicando el resultado de las últimas elecciones. Es la siguiente:

Tabla 2. Resultados electorales.

Las conclusiones que saco son:

1.- Con los tres sistemas el PP se desploma aún más de lo que ya está. El PSOE no cae tanto pero también reduce su representación. Esto era esperable. En general, la hostia es mayor por aumentar el tamaño de las circunscripciones (-14 y -7 ya de partida) que por pasar de D’Hondt a sistemas más proporcionales (-5 y -2 de pérdida extra). De nuevo se demuestra que la fórmula D’Hondt no es el problema.

2.- Podemos (+ confluencias) y Ciudadanos crecen. Esto también era esperable, pero me resulta curioso el comportamiento de Podemos: de todos los que salen ganando por el cambio, es el único que no mejora su representación según crece la proporcionalidad de la fórmula. Le va mejor con D’Hondt que con Saint-Lague modificada, y con ésta mejor que con Saint-Lague. Se ha colocado como “el grande de los pequeños”: no olvidemos que Podemos o las confluencias han quedado primeros en País Vasco y Cataluña y segundos en Galicia, Madrid, Valencia, Navarra, Canarias y Baleares. En esas zonas se reparten muchos diputados, por lo que a Podemos le viene mejor una fórmula electoral que beneficie a los más votados.

3.- Los más beneficiados son, sin duda, IU-UP (que pasaría de la irrelevancia a poder, incluso, formar grupo propio) y algunos partidos que en estas elecciones se han quedado fuera del Congreso, como UDC, PACMA o UPyD.

4.- El tema de la gobernabilidad tampoco sufre tanto. Ni una hipotética coalición PP-C’s tiene mayoría absoluta ni la tiene un pacto PSOE-Podemos-IU, incluso aunque éste contara con el apoyo de ERC. En cuanto a la elección por mayoría simple, esa laxa coalición de “izquierdas” tiene 175 o 174 diputados, por lo que casi con toda seguridad podría evitar la formación de cualquier gobierno de derechas… igual que ahora, que cuenta con 170. Todo dependería de lo que hiciera el PSOE o de que cualquiera de los bloques lograra atraerse a algunos minoritarios.

5.- Una cosa buena es que el PP cae, en los tres escenarios, por debajo de los 117 diputados, que es la minoría de bloqueo para poder impedir reformas constitucionales. Se podrían hacer incluso contra su voluntad, aunque habría que coaligar casi a todos los demás.


En definitiva, unos resultados similares a los actuales, pero más proporcionales, que reflejan mejor la situación fragmentada en que está España ideológicamente. ¿Ingobernable? No mucho más que lo que tenemos, al margen de que eso es una cuestión de actitud y talante: “ingobernable” significa “yo no sé manejar esto”. ¿Complicado? Sin duda. Y ¿justo? Bastante más, desde luego.






(1) En su tercera legislatura González disfrutó de una cuasi-mayoría absoluta: tenía justo la mitad de los diputados.

(2) España usa el sistema Hare, pero no para asignar cuántos escaños tiene cada partido, sino para distribuir los diputados entre las circunscripciones. Es decir, el método que he usado para generar la Tabla 1, que es el que viene en la Ley Electoral, es el sistema Hare.








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13 comentarios:

  1. Me gusta mucho tu propuesta, salvo por un pequeño detalle: lo de que Murcia gane un diputado. ¿De verdad queremos más murcianos en el Congreso?

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    1. Bah, metemos a un cunero y ya está xDDD

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    2. Nosotros estamos a favor siempre y cuando el diputado que gane Murcia sea Miguel Maldonado, el de Tuerka News. Así nos aseguramos de que les dé buena wax a los corruptos.

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  2. Para mí, la circunscripción autonómica se queda en un quiero y no puedo. La solución pasaría por una circunscripción única para el Congreso, combinada con avanzar en el carácter territorial del Senado. De esta forma, sigues garantizando la representación de las regiones menos pobladas en una de las cámaras, a la vez que facilitas el acceso a la otra de los partidos minoritarios que en el sistema actual se quedan fuera.

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    1. Estoy absolutamente en contra de la circunscripción única. Las tres o cuatro ciudades más grandes (especialmente Madrid) serían realmente las únicas que importarían, mientras que el resto de ciudades y pueblos pasarían a ser absolutamente irrelevantes en el reparto de escaños, de forma que el Congreso con circunscripción única sería /menos/ plural que el Congreso actual, como muestra esta simulación: https://twitter.com/comradelizabeth/status/679060338096996352

      De hecho aquí se puede ver que la diferencia entre una circunscripción única y unas hipotéticas elecciones donde sólo votara Madrid sería bastante poca: https://twitter.com/comradelizabeth/status/679062965534887936

      En definitiva, en contra de lo que parece, la circunscripción única crearía un Congreso /menos/ plural: las ciudades grandes elegirían por las medianas, pequeñas y periféricas. Y no sólo afectaría a partidos nacionalistas, sino también a partidos nacionales con pocos votos (como PACMA).

      A mí me encantaría el sistema que ha simulado Vimes (incluyendo el nuevo reparto de escaños), me parece el que mejor garantiza la pluralidad.

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    2. Por eso hablaba de combinarlo con reforzar el senado como cámara territorial, para garantizar que el factor regional sigue teniendo peso. El congreso sería una cámara nacional lo más proporcional posible, y el senado un contrapeso en el que las regiones pequeñas tendrían su porción de poder.

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    3. Pero es que no hablamos de regiones, hablamos de que con hacer campaña en tres o cuatro ciudades ya lo tendrías todo hecho. En la práctica el Congreso estaría dominado por los votos de madrileños y barceloneses, básicamente, con un poquito de voces para valencianos y sevillanos.

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    4. No es tanta la desproporción. Madrid (toda la comunidad) no llega al 14% de la población nacional, y Barcelona (toda la provincia) no llega al 12%. Valencia 5,40%, Sevilla 4,20%, y de ahí para abajo.

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    5. "El congreso sería una cámara nacional lo más proporcional posible". Hay un país que tiene ese sistema: Israel. Por lo menos en 2011, que es cuando yo estudié su sistema electoral, hay circunscripción única y escaños atribuidos sin fórmula, a puro porcentaje. Sólo se usa una fórmula (D'Hondt) para atribuir los escaños que no hayan podido ser asignados de la forma anterior.

      En Israel, partidos integristas de dos o tres diputados pueden condicionar el sostenimiento del Gobierno. De hecho lo hacen. No quiero eso en España. Tampoco me apetece una miríada de partidos con uno o dos diputados: ¿te imaginas un Grupo Mixto de, yo qué sé, 40 diputados, sin poder ponerse de acuerdo? Quiero un sistema con una cierta estabilidad, donde el Gobierno pueda sacar adelante políticas, aunque sea en detrimento de la justicia entendida como pura proporcionalidad.

      Entonces, eso nos obliga a adoptar una fórmula electoral que posea cierta prima para el ganador. Y eso lleva a lo que dice Alex: un Congreso menos plural. Aunque no sé yo si sería por sobrerrepresentación de las ciudades o por lo contrario: por el inmenso peso muerto de millones de habitantes de zonas rurales votando al PP o al PSOE. Las "terceras opciones" reciben votos sobre todo en ciudades, donde la volatilidad es mayor.

      Veamos el ejemplo de Bildu, que actualmente tiene representación, o los de PACMA y UPyD, que la ganan en una de mis simulaciones. Con distrito único se quedan fuera, como ha calculado Eli en los enlaces que pone Alex. ¿Por qué? Porque, mientras que si compiten en una Comunidad Autónoma (unos pocos cientos de miles de votos, o unos cuantos millones a lo sumo) tienen alguna oportunidad, la pierden si compiten en todo el Estado (25 millones de votos el 20-D), por mucho que entonces tengan más votos.

      Así que no me convence el distrito único, y no creo que esos problemas se arreglen mejorando el Senado: salvo que pasemos a un modelo de bicameralismo perfecto, el Congreso podrá deshacer todo lo que haga el Senado. Y un modelo de bicameralismo perfecto no me convence por lo siguiente: si tenemos dos Cámaras es para representar dos intereses distintos, el de la nación en la Baja y el de los territorios en la Alta. Y, en nuestro paradigma político, la nación va por encima de todo.

      En definitiva: creo que la circunscripción única ofrece demasiados problemas.

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  3. Circunscripcion autonomica tiene tanta legitimidad como la actual. Una persona un voto, todos con el mismo valor, es lo unico justo.

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    1. Ya, salvo por los problemas a los que eso llevaría. Mira la lista de comentarios que empieza por el de Donwirrin.

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    2. Vimes, ya me has dado la noche. Qué digo, me has dado el año, con lo bien que había empezado. Vale que prefieras circunscripción autonómica antes que la nacional: ningún sistema es perfecto, y en cualquier caso lo que propones es mejor que lo que hay ahora. Vale que pongas como ejemplo a Israel y no a Holanda, donde llevan años con gobiernos de coalición y tan ricamente.
      Vale que nunca te haya dado por incluirme entre los 444 de tu TL (yo tampoco rompería esa cifra tan bonita).
      Pero que me llames donwirrin :_( ...no tengo palabras.
      Esta te la guardo, coronel Vines :P

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