martes, 6 de noviembre de 2018

#LeoAutorasOct - Mis lecturas de 2018


Este año, mi #LeoAutorasOct se ha compuesto de once títulos, repartidos entre la ciencia ficción (8), la fantasía (2) y los superhéroes (1). Al contrario que en años pasados, he incluido también comics.

En la versión original de esta entrada había una reflexión sobre cómo puede ser difícil cumplir con el objetivo de este mes (lo cual es, claro, la gracia del asunto) y cómo al final decidí no computar los Mortadelos viejos y otras cosas releídas mil veces que uso como pasaojos antes de dormir. Pero con once reseñas, no hay mucho más que pueda decir antes de que la entrada se vuelva inmanejable. Así que directamente paso a comentar mis lecturas de octubre de 2018.


1. El piso mil (Katharine McGee, 2016)
En el año 2118, una supertorre de mil pisos domina Nueva York. En esta arcología de nuevo cuño, la estratificación social es física: las familias más ricas viven en lujosos apartamentos en los pisos superiores mientras que los pobres se hacinan en los inferiores. Un día, una joven cae desde la azotea del piso mil. ¿Ha resbalado, se ha tirado o la han tirado? El piso mil es el relato de los dos meses previos a esta muerte.

Novela juvenil contada, como ya viene siendo habitual, desde varios puntos de vista. Por un lado tenemos a Avery y Leda, las mejores amiguinchis de la snob sociedad de la cúspide de la torre, que sin embargo se irán separando. Luego está Eris, otra pija, que pronto descubrirá un desagradable secreto sobre su identidad y se verá obligada a buscarse la vida en los pisos inferiores. También está Rylin, una joven trabajadora que entra a servir en una casa rica. Y por último está Watt, que se gana la vida con trabajos de hackeo que ejecuta gracias a un ordenador cuántico ilegal que ha construido. Las vidas de los cinco se irán entrelazando hasta llegar a ese final: una chica (cuya identidad, por supuesto, no sabemos al principio) cayendo desde la torre.

He de decir que me costó entrar en El piso mil. Avery y Leda son tan pijas que al principio me daba igual su historia (un triángulo amoroso en torno al hermano adoptivo de Avery, aderezado por la condición de drogadicta recién desintoxicada de Leda) y solo quería que una revolución comunista socializara todas sus propiedades. Las penurias de Eris, como niña pija forzada a vivir en los barrios bajos, me daban también bastante igual. No me ayudaba tampoco el hecho de que toda la historia podría haber tenido un final mucho más satisfactorio si al menos uno de los protagonistas se hubiera sentado a hablar con sinceridad una sola vez.

Pero poco a poco la novela me fue enganchando, y al final me descubrí sin querer terminarla, para no enterarme de la identidad de la chica que cae. Las últimas páginas, cuando tomas conciencia real de que todo lo que has leído hasta ahora conduce hacia un desastre, son quizás lo mejor de la novela. En la parte positiva está también la representación, tanto de raza (Watt y Leda, aunque ésta es un poco tramposa porque solo nos enteramos de que es negra en las últimas páginas) como de orientación sexual (Eris es bisexual, y de hecho la única relación no tóxica del libro es la que tiene ella con otra chica). Probablemente busque la segunda parte.

2. Pájaro Burlón integral (Chelsea Cain y Kate Niemczyk, 2016)
Barbara Morse fue agente de SHIELD, pero fue herida de muerte en un tiroteo. Ahora ha resucitado, gracias a los efectos combinados del suero de supersoldado y la fórmula del infinito. Y tiene sus propios objetivos.

Pájaro Burlón ha sido siempre un personaje secundario de Marvel, una espía de SHIELD sin poderes especiales. Ha sido vengadora, esposa de Clint Barton, damisela en apuros y otras mil cosas. Ahora tiene serie propia, unos poderes equiparables a los del Capitán América y la capacidad de no envejecer. Ingredientes perfectos para hacer una serie potente.

Este integral incluye un cómic conmemorativo de los 50 años de SHIELD y los números 1 a 8 de la serie principal. En ésta se desarrollan dos historias: “Puedo explicarlo” (nºs 1 a 5) y “Mi agenda feminista” (nºs 6 a 8). La primera habla de los efectos que tiene en el organismo de Morse la mezcla entre suero de súpersoldado y fórmula del infinito: tiene la peculiaridad de que los cinco números pueden leerse en cualquier orden. La segunda es una descacharrante historia ambientada en un crucero friki, hacia el que Pájaro Burlón es atraída con promesas de pruebas de la inocencia de su ex marido en un crimen del que le acusan.

Lectura ligera, amena y divertida, con señoras dando hostias como panes. Yo no sé qué más se le puede pedir a un tebeo.

3. La rosa de las nieblas (Lola Robles, 1999)
Nilfheim es un mundo hostil y duro, habitado por un pueblo guerrero al que se desterró allí por sus crímenes contra la civilización galáctica. Ahora un niflungar se ha convertido en emperador de la galaxia, y sus modos tiránicos sobrepasan todo lo visto antes. Cuatro rebeldes, representantes de una alianza de planetas democráticos, viajan a Nilfheim con una misión: conseguir ayuda para derrocarlo.

Conseguí La rosa de las nieblas en una librería de segunda mano. Antes solo había leído una novela de la autora (Yabarí) y me había dejado con buen sabor de boca, así que decidí comprar este libro. Fue un acierto. La novela trata muchos temas; el principal, para mí, es el choque cultural. Los cuatro protagonistas pertenecen a sociedades avanzadas, y su choque con una sociedad feudal, racista y patriarcal es el principal motor del libro. Pero es que además ellos también influyen en Nilfheim (pese a todos sus intentos de no hacerlo), y el planeta que se nos presenta al final es muy distinto del que había al principio.

Lola Robles trata estos temas desde la perspectiva anarquista y feminista que se le presupone, pero lo hace con un realismo muy interesante: en cierto momento de la novela se dice que la organización de los rebeldes no es la acracia perfecta pero es un avance. Y es que la tensión entre cumplir con su tarea rápido y quedarse en Nilfheim a ayudar en las luchas de los esclavos y de las mujeres está presente en todo el libro.

Si esto fuera una reseña más larga podría hablar de otros temas del libro: su confusa situación entre ciencia ficción y fantasía, su representación LGTB (una protagonista bisexual que vive su sexualidad con normalidad), su discurso en torno a la no violencia, su mensaje claro sobre la conexión entre la lucha de las mujeres y la lucha de los esclavos, etc. Pero tengo que reseñar más libros en esta entrada, así que, si os he dejado con la curiosidad, buscad y leed La rosa de las nieblas. No os arrepentiréis.

4. Diez variaciones sobre el amor (Teresa P. Mira de Echevarría, 2017)
Diez relatos sobre amor, en sus formas más variadas. Amor entre un poeta-genetista y su obra, amor entre un hombre-pájaro y una mujer, amor entre un colono y una criatura alienígena, entre un humano y su familia de adopción extraterrestre, entre dos amigos que buscan un espíritu guía en un robot industrial, entre una viajera del tiempo y una joven medieval, entre dos clones… amor, en definitiva.

Este libro y yo tenemos una clara incompatibilidad de caracteres. No creo ser una persona que carezca de imaginación, y las sinopsis de estos relatos me resultan de lo más atractivas. Y sin embargo la obra no me ha acabado de convencer. Creo que es el estilo de la autora, que en muchos de los relatos ella misma define como abstruso o introspectivo. Varias veces me encontré pensando “pero este personaje, ¿por qué hace esto?” ante una acción con gran carga poética pero poco comprensible. Me pasa lo mismo con el lenguaje: a mí cuéntame las cosas en lenguaje natural y me tienes dentro, pero no me llenes los relatos de olores a pachulí y a bergamota, de imágenes poderosas y de adjetivos extraños.

Aun así, tiene relatos notables. “La poética de las sirenas”, “A su imagen”, “Otoño” o “Como a sí mismo” me han gustado bastante. Así que si te atrae esta temática y esta forma de escribir ciencia-ficción, es tu libro.

5. Gamusinos (Raquel Froilán, 2018)
Nadie quiere ir a Zntak. Es un planeta feo y peligroso, habitado por gente extraña con gran afición a las bromas pesadas. Sin embargo tiene dos virtudes: es un lugar de exilio formidable y tiene mucha caza. Esas dos características arrastran allí a Bernal (nombrado “antropólogo” con la clara instrucción de no volver nunca a los mundos civilizados) y a Aquiles Montchblanc (millonario, cazador y tipejo repulsivo en general). A los nativos no les va a hacer mucha gracia la llegada de ninguno de los dos.

Conocí a Raquel Froilán al leer “Deli Bal”, su relato en No son molinos: fue, quizás, la historia que más me gustó del volumen (compitiendo ahí ahí con “La encantá del barranco”, de Enerio Dima), y por ello tenía ganas de leer este Gamusinos. No me ha decepcionado. La autora desarrolla una novela corta rebosante de humor, que me ha sacado carcajadas más de un vez. Tiene cierta resonancia pratchettiana que me ha resultado de lo más satisfactoria.

Si tuviera que sacarle pegas, están el hecho de que el final es algo apresurado y la presencia de un par de errores de edición. Aun así, se lo perdono todo por las risas y por cómo juega con el lector en relación a los gamusinos que dan título a la novela.

6. Kalpa imperial (Angélica Gorodischer, 1983)
Kalpa es el imperio más grande que jamás ha existido. Ha durado milenios, ha tenido centenares de emperadores, ha cambiado de capital docenas de veces, ha ardido hasta los cimientos y se ha vuelto a levantar. Vamos a conocer once momentos de su historia.

De Angélica Gorodischer leí Trafalgar en el #LeoAutorasOct dehace dos años. Me encantó y me quedé con ganas de Kalpa imperial, una obra que Ursula K. LeGuin consideró tan importante que ella misma se encargó de traducir al inglés. Sin embargo, al final me pasó aquello de dejarlo en el Kindle y no encontrar nunca momento para leerlo. Ahora lo he leído y me da pena no haberlo hecho antes.

Kalpa Imperial es una colección de once cuentos que narran once momentos de la historia de este imperio de fantasía. No están ordenados de forma cronológica, así que nunca sabes si lo que estás leyendo va antes o después de lo que acabas de leer. En algunos casos los relatos tratan de breves anécdotas de tal o cual personaje; en otros, se cuentan historias corales que abarcan siglos. Normalmente los protagonistas son los emperadores o las personas que trabajan para ellos; en otros casos, sobre todo hacia el final, la narración desciende a contar asuntos más domésticos.

Y si las narraciones de este volumen son bonitas y llenas de fantasía, no menos interesante es la voz del narrador. Porque diez de los relatos empiezan con la misma frase, tres palabritas de nada que lo cambian todo: “Dijo el narrador:”. Están contados como si fueran las historias que, en la propia Kalpa, recita un narrador en las calles para ganarse el pan. Bueno, un narrador o varios, porque de alguna manera Gorodischer se las arregla para que muchos de ellos tengan personalidad definida. Y la experimentación formal no acaba aquí: a veces, la voz del narrador se entremezcla con la de otros personajes, testigos de la historia e incluso sus protagonistas. Todo ello se hace con gran eficiencia, pues la autora nunca olvida que su objetivo es contar una historia.

El volumen venía gustándome mucho (algunos relatos más que otros, como siempre, pero en general el nivel era alto) y entonces llegamos al último relato. El undécimo, el único que no está narrado en una plaza de Kalpa. Y me dejó con las patas vueltas, como se suele decir. En este relato, protagonizado por los miembros de una caravana que cruza el desierto, se cuentan leyendas sobre el origen del mundo y del imperio (que, en Kalpa, lo mismo son). Y es en esas leyendas donde aparece nuestro mundo, claramente identificable pero deformado, como si la única fuente de información sobre él fueran viejas películas de Hollywood que alguien vio hace generaciones y cuyos argumentos se han convertido en mitos fundacionales.

¿Qué es, entonces, Kalpa? ¿Es nuestro mundo en el futuro? ¿Es un planeta colonizado por humanos que perdió el contacto con el mundo matriz? A saber. Si queréis darle vueltas y fabricar vuestra propia respuesta, ya sabéis: los once relatos de Kalpa Imperial os esperan.

7. El ciclo de Xuya (Aliette de Bodard, 2014)
8. En una estación roja, a la deriva (Aliette de Bodard, 2012)
En 1411, un barco chino llega a las costas americanas. Tiene más intención de comerciar que de conquistar, por lo que el contacto se hace de forma mucho menos violenta. Cuando los europeos llegan en 1492, los americanos ya han pasado todas las enfermedades euroasiáticas que en la vida real los diezmaron, y han aprendido a usar la pólvora. La historia, por tanto, es muy diferente.

“El ciclo de Xuya” es un libro de relatos dividido, muy claramente, en tres partes. En la primera se cuenta la historia de Norteamérica durante el final del siglo XX y el principio del XXI. Es una Norteamérica ucrónica, dividida en tres Estados: Xuya (una excolonia china), Magna Mexica (un imperio neoazteca que combina la más avanzada tecnología informática con los sacrificios humanos) y EE.UU. (un empobrecido país anglófono, que llega solo hasta las Rocosas). Las historias de esta primera parte tienen un marcado toque policiaco: dos de ellas, por ejemplo, son investigaciones de asesinato.

En el segundo tercio, la ucronía cede el paso a la ci-fi clásica. Estamos en el siglo XXII y la exploración espacial se lleva a cabo gracias a las Mentes, engendros mecánicos gestados en un vientre humano que son capaces de controlar las naves. Por último, en la parte final de esta recopilación se nos habla del conflicto entre una federación galáctica de corte occidental y los exiliados rong (descendientes de vietnamitas) tras la guerra civil en su planeta. Quizá el principal problema que tiene este volumen es que la vinculación de este último tercio con los dos primeros resulta como mínimo difusa: Xuya, Magna Mexica y demás son nombres que nadie pronuncia a estas alturas.

Para salvar esta distancia (distancia real: los cuentos de la última parte de “El ciclo de Xuya” no fueron originalmente concebidos como parte de este universo) la autora escribió En una estación roja a la deriva, una novela corta sobre una estación espacial a la que llegan refugiados de una guerra. Esta novelette actúa de puente y además cuenta una historia interesante y conmovedora.

El tema principal de “El ciclo de Xuya” es el desarraigo. Muchos de los personajes lo viven de una forma u otra: o no encajan en su cultura, o son emigrados (xuyanos en Magna Mexica o mexicanos en Xuya), o no son heterosexuales, o son refugiados de guerra. En este sentido, se agradece que En una estación roja a la deriva sea algo más larga y aporte mayor variedad temática, porque tanto desarraigo se me llegó a hacer repetitivo. Puede ser, de hecho, que En una estación… me gustara más que el libro de relatos, porque hay más tiempo para conocer (y querer u odiar) a los personajes.

En todo caso estamos ante una obra sobresaliente, que emociona y evoca a partes iguales.

9. Bitch Planet, libro uno (Kelly Sue DeConnick y Valentine De Landro, 2017)
EE.UU. es un patriarcado. Bueno, siempre lo ha sido, pero ahora lo es literalmente: está gobernado por un grupo de hombres denominado “los padres”. Ser mujer en este nuevo país es complicado: cualquiera demasiado agresiva, demasiado gorda, demasiado pudorosa, demasiado sexual o demasiado, en definitiva, “no conforme”, es enviada a un planeta de exilio y no vuelve a la Tierra. El cómic narra la vida de un grupo de habitantes de este “planeta de las zorras” a las que se les ofrece una aparente posibilidad de redención: participar en un torneo de Megatón (el deporte de moda, ultraviolento) contra equipos profesionales.

Tuve la duda de si leer Bitch Planet dentro del #LeoAutorasOct. La cuestión es que la guionista es mujer pero el dibujante no. ¿Se trata de leer obras con alguna mujer entre sus autores o de leer obras creadas íntegramente por mujeres? Además, en cómic hay un problema especial, y es que aparte de guionista y dibujante hay acreditados una pluralidad de profesionales (entintador, colorista, rotulista), y uno se pregunta si son autores o no.

Al final, después de debatirlo por Twitter, mi criterio es: leeré obras colectivas en octubre si tienen al menos a una autora en su grupo de creadores, y en cómic consideraré autores solo al guionista y al dibujante. Esto me ha permitido leer este fantástico tebeo en octubre. Me lo bebí en un par de horas (no es muy largo) y me he quedado con ganas de más: por suerte el segundo tomo ya está publicado en español.

Estamos ante una obra coral, protagonizada por todo un grupo de reclusas y también por las personas que deciden lanzar la idea de un equipo femenino de Megatón. Por ello, los cinco números contenidos en este tomo tratan una pluralidad de temas: la gordofobia, las jerarquías, la rebelión, la necesidad (o no) de entrar en el sistema para destruirlo desde dentro… La escena inicial pone un nudo en la garganta, y de ahí en adelante la cosa no deja de mejorar.

Mención aparte merecen las páginas finales de cada número, en las cuales hay supuestos anuncios de mecanismos para adelgazar o para ser perfecta, mezclados con propaganda subversiva.

10. Hijas de la guerra (Ana Roux, 2018)
URS-UL4 es un planeta helado donde solo hay una base militar. El sitio es desagradable pero tranquilo, y ha permitido que la doctora Vaani Kumar y la soldado Sahar Javadi desarrollen una bonita relación de pareja. Por desgracia, las cosas buenas nunca duran. La humanidad está en un tenso armisticio con un misterioso Enemigo, y cualquier cosa puede mandar la paz al carajo.

Escogí este libro por la autora, cuyo trabajo ya me había gustado mucho en No son molinos. Cuando lo abrí me di cuenta de algo curioso: está catalogado en Argos, la colección de fantasía de la editorial Cerbero, cuando por el planteamiento (planetas helados, militares futuristas, naves espaciales) habría sido obvio su encuadramiento en Wyser, la serie de ciencia ficción. Después de leerlo solo voy a decir que su adscripción a Argos es perfectamente válida, y que en ello tiene que ver el mote que le ha puesto el editor a la novela: “la de los centauros espaciales”.

Aparte de eso, es un poco más larga que el bolsilibro estándar de Cerbero, y eso se agradece. Muchas veces me ha pasado (se puede ver en este mismo artículo, con Gamusinos) que los libros de esta colección me parecen terminados con cierto apresuramiento, como si el autor se hubiera dado cuenta de repente de que se le acababan las palabras. A Hijas de la guerra no le pasa: cuenta la historia que quiere contar de una manera solvente y entretenida, con personajes bien definidos e incluso entrañables. Me ha tenido enganchado hasta el final. Así sí.

11. La estación del crepúsculo (Kate Wilhelm, 1976)
La crisis ecológica golpea con fuerza. En principio parece que la familia Summers se va a poder librar: es enorme, tiene mucho dinero, vive en un valle aislado, cuenta con profesionales de todas las ramas… Sin embargo, ni siquiera ellos pueden acabar con la esterilidad que se extiende por humanos y animales. La única solución parecen ser los clones.

Kate Wilhem es una autora injustamente infravalorada en nuestro país. Que yo sepa, solo dos de sus novelas se han traducido al español: ésta (también publicada como Donde solían cantar los dulces pájaros) y Casa inteligente, un libro de intriga con apenas componente ci-fi, que encima es el tercero de una saga. Ah, editoriales españolas de género: siempre cuidando el producto.

Tenía pendiente La estación del crepúsculo desde que me la recomendaron hace meses (además, Casa inteligente me gustó), y no ha sido una mala lectura. Está dividida en tres novelas cortas: una protagonizada por David, el hijo más joven de la familia Summers; otra centrada en Molly, una clon que participa en la primera expedición post-apocalipsis; y la última basada en Mark, el único humano individual en una sociedad de hermanos clónicos. La primera es quizás la peor, porque en ella pasan muchas cosas muy seguidas y hay demasiada terminología científica innecesaria. Además, las otras dos novelas tienen más relación entre sí que con la primera.

A nivel científico, se nota que la novela tiene ya unos pocos años. La idea de una crisis ecológica que golpea en media docena de frentes (desde la esterilidad de los mamíferos hasta los problemas en las cosechas) y que sucede de un año para otro parece hoy ampliamente superada. Pese a esta visión tan naif, estamos ante una interesante (y a ratos estremecedora) novela de clones, centrada en la temática de hasta qué punto la individualidad nos es vital para sobrevivir.


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