Ha terminado el #LeoAutorasOct de 2017. Como
ya hice el año pasado, reseño mis lecturas para quien le pudiera
interesar. No añado reflexiones finales porque la entrada ya es bastante larga
y porque sigo sosteniendo las mismas que hice en 2016. Así pues, allá va la
lista:
1. Una arruga en el tiempo (Madeleine
L’Engle, 1962)
Meg
no es feliz. El colegio le va mal, pese a que es hija de dos reputados
científicos. Además, su padre lleva meses desaparecido y las murmuraciones
dicen que se ha fugado con otra. Solo tiene el refugio de Charles Wallace, su
hermano pequeño, que parece tener el don de comprender a la gente sin necesidad
de que hable. Un día, los dos hermanos y su amigo Calvin entran en contacto con
tres misteriosas ancianas, las señoras Qué, Quién y Cuál, que les explican que
se puede viajar a una velocidad superior a la de la luz practicando un doblez
en el tiempo. Y tienen que hacerlo, pues su padre está prisionero y ellos deben
rescatarle.
Tenía esta curiosa novelita juvenil en
mis estanterías y decidí releerla debido a una recomendación de La Nave
Invisible. No me acordaba de gran cosa, salvo de la palabra “teselacto”, que
imagino que es la forma más o menos libre en la que el traductor introdujo el
término “teseracto”. Un teseracto es un hipercubo de cuatro dimensiones, aunque
en la novela se refieren a él como un objeto de la quinta dimensión y es el
instrumento que permite “doblar” el tiempo para viajar rápido.
Así que sí, estamos ante una novela
juvenil publicada en 1962 que utiliza conceptos científicos avanzados. Es la
primera de una serie de obras que abarca dos tetralogías (la primera centrada
en la familia de Meg y la segunda en la de Calvin), pero en España no se
publicó más que Una arruga en el tiempo.
Parece que ahora se va a poner de moda, porque el año que viene estrenarán una
película basada en ella.
El libro en sí es entretenido y se lee en
un suspiro. Esa brevedad es quizás su mayor problema. Los personajes
protagonistas no están bien definidos, sus reacciones no siempre se comprenden
bien, las relaciones entre ellos resultan extrañas y la acción va demasiado
rápida. En general creo que le pasa algo sorprendente en un mundo en el que el
defecto más común es el contrario: le faltan
páginas para contar lo que quiere contar.
A nivel de mensaje, contiene una cierta
dosis de moralina y, quizás por la época en la que fue escrito, el final se
hace algo ñoño. Aun así, resulta apropiado para introducir a preadolescentes en
la ciencia ficción.
2. Aviso de muerte – Anne Capestan 2 (Sophie
Hénaff, 2016)
Hace
unos años, los mandos de la Policía de París tuvieron una brillante idea:
reunir a todos los desechos del cuerpo en una sola brigada con el fin de que el
resto de unidades mejoraran sus estadísticas. La nueva brigada, dirigida por la
joven Anne Capestan, superó sus problemas internos, logró funcionar como un
equipo y fue capaz de resolver dos viejos casos de asesinato que estaban
pendientes. Como resultado, ahora están aún más apestados dentro del cuerpo.
Sin
embargo, un nuevo caso les trae a la acción. Alguien ha asesinado de forma
dramática a Serge Rufus, un antiguo comisario de Policía, que además es el ex
suegro de Anne. Así, Anne Capestan se verá obligada a intentar mantener la
moral de su equipo y a competir con unidades que tienen más medios al tiempo
que ella misma afronta la relación con su ex marido.
Segunda entrega de la serie de Anne
Capestan, que mezcla investigación policíaca y humor. Esta segunda entrega es
más sólida que la primera a nivel de trama, tira menos de tópicos, desarrolla
más los personajes (sobre todo a la protagonista) y reduce algo el nivel de
humor. Aun así, hay escenas puntuales, como la del retrato robot hecho con el
editor de personajes del WOW o la de la competición de planchado, que me han
hecho soltar una carcajada.
Una novela muy recomendable, al igual que
la primera parte. Conviene leerlas en orden porque, aunque la trama central de
ambas sea independiente, en la segunda hay referencias que destripan la primera
y además se asume que ya conoces a los personajes.
3. Alucinadas III (VV.AA., 2017)
Alucinadas
es una iniciativa que busca editar, todos los años, un libro de relatos de
ciencia ficción escrito exclusivamente por mujeres. Para ello celebran un
concurso en el que la participación es siempre alta, y los resultados suelen
ser notables. También incluye un relato invitado de alguna autora consagrada.
Este volumen es el tercero que se edita
con esta premisa, y quizás el que más me ha gustado: al contrario que en muchas
antologías (donde el nivel suele ser variable) en Alucinadas III no ha habido un relato que no me haya divertido,
conmovido o hecho pensar.
Aquí una breve reseña de mis preferidos:
- El grupo que lo controla todo (Sofía Rhei): una escritora de éxito es enviada a una extraña olimpiada lingüística de la que saldrá el idioma oficial. De este relato, escrito con considerable humor, cabe destacar que la mayoría de idiomas parecen tener efectos en la realidad: hay lenguas que fomentan la obediencia de la gente, otras que facilitan el aprendizaje de los bebés y otras que mejoran la memoria. También se deja ver en el relato que los planetas habitados aceptan una amplia gama de identidades y orientaciones: la protagonista, dentro de la norma de su planeta, tiene tres esposos-zángano.
- La tierra que se marcha (Carmen Romero Lorenzo): cuando los extraterrestres contactaron con la Tierra, las costumbres no cambiaron inmediatamente. Así, ¿cómo reaccionará una familia española, católica, conservadora y de clase alta, al saber que una alienígena ha dejado embarazado a su hijo? Relato acerca del control de los padres sobre los hijos, que le da una vuelta de tuerca al tema del aborto.
- Yo, cuqui (Laura López Alfranca): desenfrenada sátira del mundo laboral, en el que la protagonista es una cucaracha que trabaja en una empresa propiedad de un grupo de ratones. Por supuesto, se trata de una empresa moderna y amistosa hacia sus empleados, a los que paga cursillos de positividad, televisores para que se entretengan e incluso cuerpos nuevos cuando un cliente cabreado los aplasta. A cambio solo les exige entrega absoluta y que no tengan pensamientos anticorporativos. Por cierto, en la empresa trabajan gatos, ratas y perros: el ascenso significa, literalmente, un cuerpo mejor… hasta conseguir recuperar tu propio cuerpo humano.
- Chapa (Chus Álvarez): en un Madrid cyberpunk, una agente de policía investiga el asesinato de una prostituta. Hay dos cosas que me han cautivado de este relato: el contexto geopolítico (un mundo no tan lejano en el tiempo, donde los postulados neoliberales han triunfado y el ISIS ha logrado establecer un califato estable) y la jerga que hablan los personajes, que aumenta la verosimilitud del relato.
En definitiva, Alucinadas III es una antología que merece mucho la pena.
4. El apagón (Connie Willis, 2010)
5. Cese de alerta (Connie Willis, 2010)
Polly,
Eileen y Mike son historiadores en una época en la que el viaje en el tiempo es
posible. Los tres han sido destinados a la Segunda Guerra Mundial: Polly debe
analizar el Blitz en Londres, Eileen tiene que estudiar la evacuación de niños
al campo y Mike ha de recibir en Dover a los evacuados de Dunkerque. Pero, por
supuesto, algo sale mal y muy pronto empiezan a sospechar que están alterando
los acontecimientos. Y en una época tan delicada como 1940, cualquier pequeño detalle
puede hacer que Hitler gane la guerra.
Tercera novela de la serie de “Los
historiadores de Oxford”, que fue publicada en dos partes por razones
editoriales. Si la comparamos con sus dos libros precedentes, se parece más a El libro del
día del juicio final que a Por no
mencionar al perro, en el sentido de que es más un drama que una comedia.
Los temas habituales de Willis (la esperanza, la importancia del trabajo
constante y de las pequeñas cosas, una cierta religiosidad) están ahí, desarrollados con la maestría
que la caracteriza. También se deja ver la afición de la autora por las novelas
de detectives: no se ha podido resistir a sacar a Agatha Christie como
personaje terciario.
Las novelas son largas pero no se hacen
pesadas, y eso que la acción avanza despacio y a golpe de diálogo. Solo hacia
la mitad de Cese de alerta decae un
poco la tensión, pero se recupera con rapidez. Además, Willis es una maestra en
lo de provocarle angustia a sus personajes… y al lector. Todos los intentos de
Polly, Eileen y Mike por encontrarse entre sí y por regresar al año 2060 se ven
frustrados por camareras despistadas, niños llorones, cuarentenas inoportunas,
ensayos de teatro y malentendidos. Es decir, no por las cosas granes sino por
las pequeñas, que jode más.
Por ejemplo: en un determinado punto,
Polly quiere ir a su portal para volver al siglo XXI. Va a aprovechar una noche
en la que sabe que no habrá bombardeo. Pero una vecina, muy preocupada por su
bienestar, la agarra del brazo y la urge a que vayan juntas al refugio. Y
claro, Polly no puede negarse. El lector puede sentir la tensión de la pobre
Polly mientras pierde miserablemente el tiempo en un refugio. Y los incidentes
se acumulan, uno tras otro, dejando ver la fuerza que tiene lo cotidiano si no
puedes negarte a cumplir las convenciones sociales.
El
apagón / Cese de alerta es, en definitiva, una obra muy recomendable. Eso
sí, recomiendo leerla en el ebook: hay una cantidad importante de personajes
secundarios y pasan muchas cosas, por lo que a veces es posible perder el hilo.
6. Lord John y el súcubo (Diana Gabaldon,
2003)
Lord
John Grey ha sido destacado en Alemania para servir de enlace con un ejército
prusiano en la guerra de los siete años. Su existencia es más o menos tranquila
(salvo por el almidón de la ropa interior) hasta el momento en que se descubren
dos cadáveres con señales de haber sido atacados por un súcubo. La moral de la
tropa empieza a decaer y Lord John, fiel seguidor de la razón, debe investigar
esas pretendidas apariciones sobrenaturales. Pero además tiene que lidiar con
un problema personal: se ha enamorado de Stephan von Namtzen, un apuesto noble
alemán, y eso podría costarle la cabeza.
Interesante novela corta que fue
publicada en un volumen llamado Leyendas, editado por Robert Silverberg y que
contiene relatos de los principales autores de fantasía del momento: Robin
Hobb, George R.R. Martin, Neil Gaiman, Anne McCaffrey, etc. Pese al título
español, en realidad es el segundo volumen de este tipo que editó Silverberg,
por lo que el nombre original del tomo es Legends
II.
Leí la novela en su momento, cuando
compré Leyendas. Hablamos del año 2016 o 2017. Me dejó buen sabor de boca (me agradó que
estuviera ambientada en el siglo XVIII, en vez de en una Edad Media real o
imaginada) pero no busqué más de la autora. Hace unas semanas una amiga me
recomendó la serie Outlander, que está basada en la saga literaria homónima de
Diana Gabaldon (editada en español como “Forastera”), y decidí releer Lord John y el súcubo. Parece ser que pertenece a una serie spin-off de Forastera, que sigue las aventuras de Lord John, un
noble reconvertido en detective que debe resolver casos de todo tipo.
En esta relectura Lord John y el súcubo me ha gustado mucho más. He apreciado mucho
todo el tema de la homosexualidad. El deseo que siente Lord John hacia el noble
alemán, y en general toda su orientación sexual, no es un simple tema de morbo;
al contrario, se convierte en un elemento relevante en la trama. Además, no es
el único aspecto que define al personaje: Lord John, aparte de homosexual, es
un personaje racional, curioso, compasivo e inteligente; vamos, un caballero de
su tiempo. Da gusto ver a un personaje homosexual tan profundo en una novela de
género. Y digo “de género” sin concretar más porque, aunque Forastera es una
serie de fantasía (se basa en un viaje en el tiempo producido por un círculo
mágico), Lord John y el súcubo es
básicamente una novela histórica.
La intriga en sí no es ninguna maravilla,
pero es entretenida y está bien llevada, sin puntos oscuros o deducciones
imposibles. Eso quiere decir que probablemente siga buscando obras de Diana
Gabaldon.
7. 36 (Nieves Delgado, 2017)
Las
IA han resultado ser una decepción. Cuesta muchísimo traerlas al mundo y, una
vez que tienen cuerpo, no hacen nada de particular: no estudian, no progresan,
escogen trabajos basura y ni siquiera se comunican entre sí. Pero la IA número
36 es diferente. Según nace sorprende a los técnicos con un “Buenos días”
bastante insólito, y a partir de ahí no deja de hacer preguntas que incomodan
incluso a sus creadores.
Esta novela corta es uno de los libros de
bolsillo que está sacando al mercado la editorial Cerbero. La iniciativa
–novelas de género cortas y baratas, escritas mayoritariamente por mujeres– es loable y
está teniendo el éxito que se merece. Quizás en mi entorno el bolsilibro que está gustando más es 36 (el cual va
ya por su segunda edición), y por eso decidí darle un tiento.
Me ha gustado, pero quizás menos de lo
que esperaba. La novela plantea muchos temas, tanto tradicionales (qué nos hace
humanos, cuán aplicable es la paradoja del barco de Teseo a los seres vivos)
como nuevos (funcionamiento de las redes sociales a la hora de formar la
opinión pública), pero no acaba de rematar. Todo lo trata de manera algo
superficial. El defecto es disculpable en una novela corta, pero tiene
influencia sobre el final, que es un poco “ni chicha ni limoná”. La verdad es que esperaba un giro final que rematara la historia, y el hecho de que no se produjera me decepcionó bastante.
Sin embargo, no deja de ser una novela de
ciencia ficción la mar de entretenida, perfecta para un viaje en Metro un poco
largo o para un par de horas que tengáis muertas.
8. Los espíritus del humo (Maria Concepción
Regueiro Digón, 2017)
Luanda
y Gadea son las dos hijas del poderoso mago Antuss. Consentidas y mimadas,
nunca han conocido más que el lujo. Pero un día los técnicos, esos listillos
que creen que pueden sustituir la magia por la ciencia y la experimentación,
hacen caer a su padre. Luanda y Gadea se quedan huérfanas y no tienen otra
opción que ir a buscarse la vida en la gran ciudad, entre el humo.
Otro de los bolsilibros de Cerbero, esta
vez de fantasía. La verdad es que me ha logrado sorprender. Empieza con todos
los tópicos del género, luego los tira por la borda con una revolución
industrial y por último, cuando ya te has hecho a la idea de que vas a leer las
peripecias de dos hermanas que se buscan la vida como pueden (casi una novela
picaresca), la trama da un giro y se mete por un terreno muy poco explorado en
la literatura fantástica. Y no digo más por no destripar.
Me han llamado la atención las dos
protagonistas. Luanda y Gadea no son buenas personas: son caprichosas, pijas y
aristocráticas, como se espera de ellas. Me ocurrió algo curioso: al principio
no empatizaba nada con ninguna de las dos, luego me empezaron a caer un poco
mejor y al final, cuando vi hacia dónde las llevaban sus malas decisiones, me
dieron más pena que otra cosa. No está mal para 240 páginas.
En cuanto a la forma, está escrita en
segunda persona: se trata de un narrador omnisciente (y condescendiente) que
les va contando a Luanda y a Gadea su propia historia, por razones que solo
quedan claras al final. Quizás lo que le falta a la novela para ser redonda es
precisamente conocer la identidad de ese narrador. Aparte de eso, estamos ante
una lectura muy recomendable, que trata temas normalmente ajenos a la fantasía
y que avanza con un ritmo endiablado.
9. Fragmentos de la Tierra Rota (Elaine Vilar
Madruga, 2013)
Recopilación de tres relatos y una novela
corta ambientadas en diferentes partes de un mismo mundo. La Tierra Rota se
llama así por algo: ha sido arrasada por la guerra nuclear y los supervivientes
tratan de salir adelante entre tierras yermas, mutantes y violencia. En ese
marco suceden las cuatro historias: una chica mutante que se enamora de un joven
de casta superior, un hombre que recurre a los servicios de una bruja para no
ir a la guerra, una chica que es elegida esposa de un misterioso dios invisible
y un niño criado por un dragón.
Sí, he dicho “dragón”. Fragmentos de la Tierra Rota es una
curiosísima mezcla de géneros. Hay elementos inequívocamente fantásticos, como
hechizos de invisibilidad, maldiciones o los ya mentados dragones. Y hay
elementos de ciencia ficción, como IAs de guerra, máquinas capaces de fecundar,
radiación y medicina moderna. Parece como si un mundo de fantasía hubiera
evolucionado hasta descubrir la energía nuclear y luego hubiera estallado en
guerra. En la novela corta se menciona a antepasados que eran capaces de saltar
entre dimensiones, y eso podría explicar la extraña mezcla, pero en realidad
Vilar no intenta cohonestar elementos tan dispares: su mundo es así y punto. El
resultado no es malo.
Hay unos cuantos temas que atraviesan los
cuatro trabajos: la maternidad entendida como símbolo de estatus (en un mundo
que está muriendo tiene lógica), la guerra como algo fundamentalmente
irracional, la crianza, el recuerdo de la sabiduría antigua, etc. El volumen
está, eso sí, impregnado de tecnofobia. Incluso en un mundo que muere hay
clases, y son mucho mejores los pueblos que viven en contacto con la naturaleza
que las ciudades que conservan la tecnología. Éstas continúan con la guerra que
daña la tierra e incluso pueden hacerte perder el alma.
Las historias son entretenidas, aunque,
como dice la reseña de La nave invisible donde conocí este libro, la
técnica literaria no siempre acompaña. Sin duda la mejor y más conmovedora es
la novela corta: el viaje del niño y el dragón muestra personajes fascinantes,
como el hombre que se dedica tozudamente a desminar un campo para abrir camino
a gente que ya no va a venir, o la mujer que es diosa de su ciudad solo
mientras esté embarazada. Formalmente en todo el volumen se experimenta con
mezclas de primera, segunda y tercera persona, y queda bastante bien. Señalar
también que hay unas cuantas faltas de ortografía sangrantes, impropias de una
edición decente.
En resumen, un libro interesante,
conmovedor por momentos, aunque con un trasfondo ideológico que no acabo de
compartir. Merece la pena echarle una ojeada.
Esto es lo que he leído en octubre. Nueve
libros, algunos mejores y otros peores pero todos recomendables. Espero que
vuestro mes haya sido igual de productivo.
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He leído este año la primera de Anne Capestan (probablemente, por tu culpa) y no le veo el humor por ningún lado. No sé si es que soy muy sieso, o es que el humor francés es muy rarito, pero no le vi la gracia por ningún lado. Quitando eso, pues está bien. Tendré que seguir más a menudo tus recomendaciones ;)
ResponderEliminarBueno, sobre gustos en el humor no hay nada escrito. Yo el primero lo vi lleno de humor surrealista, sobre todo en las situaciones y personajes. En el segundo hay más momentos de carcajada. En todo caso, me alegro de que te haya gustado :)
EliminarMe leí hace no mucho 36 y es, junto a "La ladrona de tomates", la que más me ha gustado de Cerbero. Encontré que, aunque el argumento está muy manido, el enfoque era original. Y literariamente -sin ser una maravilla- se devora. Un saludo.
ResponderEliminar"La ladrona de tomates" me pareció maravilloso.
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