miércoles, 30 de julio de 2014

Vindicación de la soltería

Esta entrada deriva de un coloquio sobre los celos mantenido en un evento poliamoroso de Madrid.

Vivimos en una sociedad que ensalza los celos. Ser un poco celoso se considera normal cuando no positivo (“si no te cela es porque no te quiere”): la gente sólo empieza a rechazarlos cuando el control y la paranoia pasan de unos determinados niveles delimitados de forma arbitraria, y aun así no se rechaza tanto la existencia de los celos como las desproporcionadas reacciones del celoso.

Los celos, no hace falta decirlo, son uno de los principales escollos cuando entras en el mundillo de la no monogamia ética. Es lo primero sobre lo que te preguntan cuando dices que la practicas y ocupa un lugar destacado en los eventos, talleres y libros sobre el tema. Y es natural, porque la gente está tan acostumbrada a tener ese miedo, ese monstruo verde que te devora por dentro (1), y a que les digan que sentirlo es bueno, que de verdad se preguntan cómo es posible que haya relaciones donde no aparezca (2).

Hay que empezar por rechazar la premisa: los celos no son buenos, son malos. Son, según la RAE, el recelo de que “la persona amada haya mudado o mude su cariño”, como si éste fuera finito. Son miedo, producto de la falta de autoestima: “me van a poner los cuernos, va a aparecer alguien Mejor Que Yo, me van a dejar por esa persona y me voy a quedar solo”. Generan ansiedad, dolor y estrés, a ti y a quienes están a tu alrededor. Provocan que te comportes como un gilipollas o como un delincuente, dependiendo del nivel de paranoia en el que estés. Es un sentimiento que no hace bien a nadie, y desde luego no es producto del amor.

Los celos se dan sobre todo en la relación de pareja, que es en la única donde están socialmente justificados (3). Y uno se pregunta: ¿por qué? ¿Por qué no nos importa que nuestros amigos tengan otros amigos pero sí que nuestra pareja tenga otras parejas? ¿La razón es que esta relación está pensada para ser exclusiva? No me parece un buen argumento: la relación paterno-filial también es exclusiva y no fiscalizamos a nuestros padres. Vale, es cierto, una pareja tiene ciertas particularidades que no tiene otra relación, como un proyecto común aunque sea a corto plazo. Pero ¿qué importa? Si “la persona amada muda su afecto” podríamos estar tan ricamente sin tener una relación de ese tipo, o podríamos tenerla con otra persona. ¿Por qué entonces ese terror a ser “sustituido”(4) o a los cuernos?

Parte de la respuesta reside, a mi parecer, en algo que suele quedar oculto: vivimos en un mundo construido para parejas. Se espera de ti que te emparejes. Un ejemplo: ¿cuántas veces te ha preguntado un familiar si ya tienes novio o novia, como si fuera algo que tienes que hacer? Y hay más. Concursos donde se gana “un fantástico viaje para dos personas”. Promociones tipo “si vienes invitamos a tu acompañante”. Fiestas donde dos personas pagan más si van separadas que si van juntas. El precio de los paquetes grandes de comida. Las ventajas jurídicas que tiene la institución del matrimonio. “Sentar la cabeza” y “madurar” como sinónimo de dejar de follar por ahí y pensar en casarse y reproducirse. La condescendencia cuando dices que estás muy bien sin nadie. Y así hasta el infinito.

Todo nuestro entorno nos impele a emparejarnos. Como acertadamente señaló uno de los asistentes al coloquio, no es que alcancemos estabilidad personal por nosotros mismos y luego busquemos pareja como un plus: es que nuestro “estado normal” de adultos es en pareja y si la perdemos quedamos por debajo de lo que se espera. En algunas personas es más acusado que en otras, pero el hecho es que arrastrar la soltería durante mucho tiempo, especialmente si eres mujer (esa idea de “solterona”) supone un fracaso social. Y nadie quiere ser un fracasado.

Ojo, no estoy diciendo que el miedo al fracaso social sea la única causa de los celos. Ni siquiera afirmo que sea la principal. La raíz de esos sentimientos está en el hediondo jardín del amor romántico, la pareja como posesión, la malsana idea de “amor verdadero” y demás. Las expectativas sociales sobre la pareja actúan como multiplicador de esos miedos, y por tanto de los celos. Somos seres sociales: no nos gusta quedar expuestos ni que todo el mundo vea que Somos Unos Fracasados porque ya no nos quieren. La idea sería “sí, ya no me ama, me está poniendo los cuernos, me ha dejado por otro, ha roto nuestro proyecto conjunto, se ha ido a vivir una vida feliz con otra persona y todo el mundo lo está viendo.”

En conclusión: reivindicar la soltería puede ser, paradójicamente, una forma de destruir la cultura que nos dice que no podemos amar a varias personas a la vez. Si sabemos estar bien sin una relación, si entendemos que no es tan terrible que nos dejen, que no nos convierte en un fracaso porque la gente viene y se va, igual podemos cambiar de perspectiva y atacar la base del problema: nadie es de tu propiedad, y la persona a la que tú amas puede, a la vez que te corresponde, amar a otras tres sin necesidad de “mudar” su afecto. Simplemente haciéndolo crecer.




       (1) “Los celos son muy físicos”, dijo con razón una de las asistentes al coloquio.

       (2) Aunque el hecho es que sí aparece. La cosa es saberlo gestionar.

       (3) Cuando un niño tiene celos de su hermano recién nacido nadie lo interpreta como algo bueno, sino en todo caso como algo “normal” que ya se pasará.

       (4) Va entre comillas porque la idea de una persona sustituyendo a otra, como si fuéramos cosas que cubren necesidades, me resulta repulsiva. Pero la gente la usa y el miedo va por ahí.

17 comentarios:

  1. Respuestas
    1. escritor, ra.
      (Del lat. scriptor, -ōris).
      1. m. y f. Persona que escribe.
      2. m. y f. Autor de obras escritas o impresas.

      Lo lamento, pero sí lo soy. Otra cosa es que no te guste lo que escribo, claro.

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  2. Me gustaría puntualizar que si bien estoy de acuerdo en que los celos son malos, se puede querer estar solo con una persona y no sufrirlos. No me gusta el subtexto de los posts que leo sobre el poliamor, en el que - en todos - se implica que es "mejor" o "una evolución". Solo realizándome como persona lograré llegar al poliamor? Oye, y si me realizo como persona y sigo queriendo estar solo con una? Que la presión social está ahí, pero si mi elección personal resulta ser la convencional no soy menos madura ni menos evolucionada, eh.

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    1. Creo que, más bien, lo que se pide es destruir la presión social que hay para construir un modelo de vida según unos ciertos estándares. Aunque después de eso, haya personas que decidan (libremente y sin presiones) construir su vida según dichos estándares dictaban.

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    2. Que sea eso lo que se debería conseguir no quiere decir que sea lo que dice este post.

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    3. No sé. La verdad es que en esta entrada no pretendía realizar una defensa de las prácticas poliamor. Más bien, como dice Anna, buscaba analizar la relación entre pareja forzosa y celos. Destruir el discurso de los celos y aprender a gestionarlos de forma sana es positivo también para las parejas monógamas: es cierto que, una vez que lo haces, desaparece el principal escollo para practicar la no monogamia, pero nadie te dice que debas optar por practicarla.

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    4. Es que este post habla más del poliamor que de la soltería, sobre todo al final. Igual es que estoy hipersensible a este tema porque estoy un poco cansadita del subtexto que menciono antes, pero coñe, si quieres hacer un post sobre el poliamor no pongas "soltería" en el título.

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  3. "En conclusión: reivindicar la soltería puede ser, paradójicamente, una forma de destruir la cultura que nos dice que no podemos amar a varias personas a la vez" -> Reivindicar la soltería puede ser una forma de reivindicar la soltería, también :___)

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    1. ¿Cómo es lo que me has dicho antes por Twitter? ¿Que tu comentario se llamaba "libertad para lo mío"? Totalmente xDDDD

      Evidentemente quien reivindica la soltería lo hace primariamente por su derecho a estar soltero, pero precisamente porque socava la cultura de la pareja y el amor romántico permite desarrollar la no monogamia.

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  4. Comparto la idea de que existe una presión hacia el emparejamiento monógamo: es el modo de relación por defecto de nuestra sociedad, y permite a todo el mundo dar por sentadas cosas sin tener que entrar en complejas áreas grises y ponerse a explicar las peculiaridades de tu relación, como ocurre cuando alguien te dice que está en una relación abierta.

    No obstante, creo que los celos no pueden simplemente descartarse como algo malo y ya está. Son más bien un indicador de que hay algo que hay un problema en alguna parte o un desajuste. Son un hecho: tú y o tu pareja sentís celos. Lo que es bueno o malo es la gestión que se haga de ellos y el trabajo para identificar por qué se sienten.

    Los celos pueden ser efectivamente producto de miedos, de problemas de autoestima, de ansias de control, pero también pueden ser una indicación sientes que tu pareja no está cumpliendo sus compromisos explícitamente adquiridos. Incluso en una relación no-monógama ética, con todo claro y sobre la mesa, puedes sentirte celoso cuando tu pareja se centra mucho en otra relación o no te dedica la atención o el tiempo que tú consideras suficiente para el mantenimiento de la relación.

    Hay gente que directamente no intenta manejar sus celos y se entrega a ellos, y de estas personas hay que huir, y otros en cambio los manejan tan disciplinadamente que entierran hasta aquellos que nace de una situación de falta de atención en la que la protesta sea quizá bastante legítima.

    Los celos pueden presentarse en todos los modelos de relación y desde luego se dan entre amigos, y deberías ver lo que es capaz de liar un niño cuando su progenitor favorito no les presta la atención que quieren y consideran que sí se la está prestando a otros, y desde luego estar en una relación no-monógama no te inmuniza.

    La capacidad para manejar los celos, para evitar el dolor y el estrés y para identificar y tratar los problemas de fondo de forma constructiva es lo fundamental, y todos deberíamos desarrollar una mínima competencia en esto. Aunque creo que todo el mundo puede mejorar en la gestión de los celos, lo cierto es que no todos estamos igualmente equipados, o tenemos la misma energía que dedicar, o alcanzamos nuestros objetivos con la misma efectividad. Y sobre todo, no nos interesa lo mismo o tenemos las mismas prioridades. Encuentro muy legítimo que una persona busque un modelo de relación que no la exponga continuamente a situaciones que le provocan conflictos. Como siempre, lo importante es que se elija consciente y voluntariamente un modelo que te haga feliz.

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    1. Tienes toda la razón en muchas cosas. Y añadiría que los celos por el progenitor preferido yo los tuve hasta los 20-y-pico, y bastante enfermizos xD

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    2. Muy interesante tu comentario; tienes mucha razón. Pero no sé yo hasta qué punto es correcto llamar "celos" al sentimiento de abandono cuando tu pareja rompe sus compromisos o no le dedica el tiempo necesario a la relación, sea por estar con otra persona, por un trabajo absorbente o por cuidar a un familiar enfermo. Creo que son cosas distintas que, como bien dices, exigen soluciones distintas.

      Cuando digo que los celos son algo malo lo hago en el mismo sentido que cuando se dice que el dolor físico es malo: porque te hace sufrir y comportarte de forma excesiva para que se detenga. Pero evidentemente los celos, igual que el dolor, son consecuencia de algo, de un problema subyacente que por supuesto que hay que tratar.

      Sé que en otras clases de relaciones hay celos, pero no están culturalmente aceptados. Nadie apoya el comportamiento del amigo que pretende que no tengas otros amigos o del niño que reclama constantemente atención de su progenitor favorito. Sin embargo, los celos en la pareja son culturalmente ensalzados como producto del amor, y de verdad hay mucha gente que piensa que si no te cela no te quiere. Por supuesto que estar en una relación no-monógama no te inmuniza; de hecho diría que es al revés: entrenarte en la gestión de los celos es lo que te permite afrontar con éxito una relación de este tipo, aunque evidentemente todos somos humanos y la cagamos con cierta frecuencia.

      Y evidentemente, 100% de acuerdo con tu conclusión.

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  5. Yo he tenido/tengo celos, pero curiosamente solo por la gente que me atrae y que a la vez me produce miedo e inquietud (por una serie de cuestiones), pero no con la gente que me atrae que no tiene ese efecto en mi. Con el segundo grupo difuso me siento más tranquila y me vuelvo antiposesiva.

    Ahora lo que me pasa en ocasiones es que me sabe mal y se me hacer raro la idea juntarme mucho con alguien que no sea mi pareja actual. No sé como llamar a eso.

    Mi cabeza era bastante poli en la adolescencia, pero entonces lo tenía como una perversión mental diferente de la realidad. Cuando empecé a leer cosas sobre feminismo este tema me llamó mucho la atención.

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    1. Me pasaba lo mismo que dices al final: yo de verdad no entendía qué problema había con que dos amigos follaran (¿por qué se va a acabar la amistad?) o con que una pareja no tuviera exclusividad sexual. Pero todo el mundo me decía que eso eran chorradas, que El Mundo No Funcionaba Así y que ya crecería. Y oye, crecí y seguí pensándolo.

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  6. Buena conclusión sacaste de las policañas
    (Estuve en esa charla).

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