martes, 17 de julio de 2012

Palabras y expresiones que no soporto: tolerancia.

Inicio con esta entrada una serie que versará sobre palabras y expresiones que, por su significado o por el contexto en que se pronuncian, he llegado a odiar. La primera es la palabra "tolerancia", que tiene en común con otras que odio (como "respeto" o "excelencia") que en principio denota algo bueno. Y, sin embargo, a mí la tolerancia no me parece algo bueno, sino todo lo contrario.

¿Qué significa, al fin y al cabo, tolerar? La RAE es elocuente:

1. tr. Sufrir, llevar con paciencia.
2. tr. Permitir algo que no se tiene por lícito, sin aprobarlo expresamente.
3. tr. Resistir, soportar, especialmente un alimento, o una medicina.
4. tr. Respetar las ideas, creencias o prácticas de los demás cuando son diferentes o contrarias a las propias.


Cuando alguien dice algo como "yo tolero a los homosexuales" está utilizando la cuarta acepción, pero hay claramente un elemento de la segunda: la homosexualidad no le parece "bien" o "correcta", pero como es muy demócrata no hace nada contra ella. Decir "yo tolero X" suele significar "yo no creo que X sea correcto, pero como soy muy demócrata y muy guay no trato de evitarlo ni de anularlo".

En la palabra "tolerancia" hay un elemento de tensión, un algo de hipocresía que me resulta molesto. Es la pugna entre dos elementos: "lo que haces no es correcto" y "te dejo hacerlo". Por eso entiendo que la tolerancia está peligrosamente cerca de la intolerancia, que se produce precisamente cuando se rompe el equilibrio a favor del primer elemento. Dado que la gente es reacia a admitir que se equivocó, y más si se trata de cuestiones tan íntimas como opciones sexuales, religiosas o políticas, cuando el equilibrio se rompe suele ser precisamente a favor de este primer elemento ("lo que haces no es correcto"), que queda por encima del segundo ("te dejo hacerlo"): es decir, intolerancia.

Lo peor es que el lenguaje de la tolerancia ha calado aún en los grupos históricamente discriminados, como homosexuales o inmigrantes, que muchas veces piden "tolerancia" hacia sus peculiaridades, sin tener en cuenta que esa demanda pone de relieve esas mismas particularidades que se quieren normalizar. Si yo tolero a alguien es porque asumo que es diferente a mí; si fuera como yo, no le toleraría: le aceptaría.

¿Y qué propongo en vez de tolerancia? Algo que entiendo que es mucho más democrático: indiferencia. No me importa tu opción sexual, no me importan tus convicciones religiosas, no me importa tu adscripción religiosa. Simplemente me da igual, siempre que no vengas a atizarme con ello en la cabeza. ¿Por qué voy a "tolerarte" que seas católico o de derechas? ¿A mí que más me da, mientras no vengas a impartir tu religión en las escuelas o a recortar las becas con las que sobrevivo? ¿Por qué no podemos simplemente pasar del tema?

1 comentario:

  1. Cuando seas galardonado con el Premio Montgomery Burns por logros destacados en el campo de la excelencia empezaras a pensar de otra forma sobre dicha palabra.
    P.S. Soy Lari, saludos y buen verano!

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