Otro año más, otro #LeoAutorasOct más. Lo que he leído este año ha sido:
1. La voz de plata (Alba Quintas, 2020)
El joven Marco llega a la corte de Kublai Khan después de haber tenido un sueño profético que le ha dado una orden: nunca debe mentir al Khan. Y obedece. Así que el Khan le propone un trato: podrá quedarse en su imperio si le concede cinco noches, cinco noches cualesquiera en las que él le llamará y charlarán bajo el signo de la sinceridad absoluta.
Una bonita y emotiva historia corta sobre la relación que se establece entre Marco Polo y Kublai Khan. No hay más que lo que ve: las cinco noches que el Khan le pide al viajero, y los encuentros y desencuentros que se producen entre ellos durante las mismas.
El lenguaje es poético sin ser pesado. Se nota que la autora ha leído mucho a Jordi Sierra i Fabra, por el empleo de párrafos compuestos por una sola frase corta. Siempre es un recurso efectivo.
Se lee en un suspiro y lo deja a uno calentito por dentro (aunque creo que el final se alarga demasiado, pero esa es la única pega que le puedo sacar).
2. Matemos al tío (Rohan O’Grady, 2014)
El niño Barnaby Gaunt se va de vacaciones a una pequeña islita canadiense casi deshabitada. Buena comida, paseos y la compañía de su tío y tutor legal. Solo hay un pequeño problema: que Barnaby está seguro de que su tío lo quiere asesinar. Se lo cuenta a Christie, otra niña veraneante, que le da la solución: tienen que asesinar a su tío.
Estamos ante una novela perturbadora y a la vez divertida. Voy a decir que me esperaba otra cosa. Creía que el eje de la historia iba a ser la tensión entre las afirmaciones de Barnaby y la conducta del Tío. ¿Está Barnaby mintiendo o es de verdad el Tío un asesino? Sin embargo, en cuanto aparece el Tío en la historia y leemos un par de páginas desde su perspectiva nos queda claro: el Tío es un asesino y probablemente un pederasta y quiere matar tanto a Barnaby como, de propina a Christie. Entonces la angustia de la novela se desplaza a otro lado: a Barnaby intentando que los adultos le crean y topándose siempre con un muro de condescendencia. El asesinato es la única opción.
Vale, entonces ¿cuál es la parte
divertida? Pues hay mucho humor (negro, claro) en el tono con el que se cuenta
todo, en la estupidez honesta del agente Coulter, en la relación que se
establece entre los niños y el puma Una Oreja (al que tratan como un peluche
grande), en los desvaríos espiritistas de los Brooke o en el interés que tiene
la señora Nielsen en que los niños coman bien. Una historia terrible se esconde
en prosa ligera y entre las anécdotas cotidianas de un pueblo donde todo el
mundo se conoce, y el resultado es, como he dicho, tan perturbador como divertido.
3. Palos y astillas (Elena Tejedor, 2021)
Relato humorístico breve que cuenta los amores (fructíferos, por desgracia) entre un licántropo y un hada.
Si está editado de forma
independiente cuenta como lectura, creo. Son apenas 1.500 palabras, pero sale un
olifante que muge y eso le añade calidad a cualquier historia.
4. Sucedió en una taberna 1: El camafeo (Celia Corral-Vázquez,
2020)
Todo puede suceder en la taberna El noble molinillo. Incluyendo que un misterioso tipo encapuchado coacciones al camarero nuevo (que es más tonto que una piedra) para robar cierto objeto…
Primer relato de la serie del
Piratreon, de Celia Corral-Vázquez. Se trata de historias de piratas en un
mundo steampunk, con mucho humor. Este relato es cortito pero ambienta
bien el mundo, tiene un par de personajes interesantes y saca buenas
carcajadas.
5. Trafalgar (Angélica
Gorodischer, 2022)
Rosario, Argentina, años ’70. Trafalgar Medrano es un hombre de buena familia que se ha dedicado al comercio. Pero no comercia con la Tierra, sino que agarra una nave espacial a la que llama «el cacharro» y parte a comprar y vender en los planetas más absurdos. Luego, de vuelta a nuestro mundo, le cuenta sus aventuras a su amiga Angélica Gorodischer, que le escucha entre tazas de café. Aunque lo cierto es que no hay ninguna prueba de que Trafalgar haga esos viajes, por lo que también podría ser que fuera todo fabulación…
Ya reseñé esta obra en el #LeoAutorasOctde 2016 (¡el primerito que se hizo!), pero ahora he comprado el libro en
físico y lo he releído o, más bien, redevorado. No le cambio una coma a lo que
dije entonces. Qué bien escribía Gorodischer, leñe.
6. Verde (Anna Roldós, 2022)
Adam es una mecánica de naves espaciales a la cual un día le ordenan que se haga cargo de Jaf, un extraterrestre apasionado con la especie humana.
Una novelita corta de amor entre una
humana y un extraterrestre. No suelo leer romántica, pero me ha gustado; tiene
todo lo que uno esperaría de un libro de este género, es entretenido y
funciona. El final me pareció un poco apresurado, pensado para enlaza con la
segunda parte.
7. 999 pedazos (Isabel Pedrero, 2022)
Encerrar al Mal en un espejo y luego romper el espejo parecía mejor idea en teoría. Ahora el Mal anda disgregado en 999 pedazos y está buscando que alguien lo recomponga. Solo Medianoche, un hombre que claramente no es el adecuado para el trabajo, se está encargando de mantenerlos seguros.
Con este libro he tenido un problema
de suspensión de la incredulidad. Hay demasiados fragmentos que aparecen en
lugares donde realmente no tiene mucho sentido que estén (incluyendo sitios a
donde solo pueden llegar tras un proceso industrial) y que solo se activan
cuando conviene a la trama. Por otro lado, el uso de notas al pie de numeración
aleatoria para contar un microrrelato cada vez que aparece la palabra «pedazo»
es de las cosas más interesantes que he visto en mucho tiempo.
8. Anacronópete HispaCón 2022 (VV.AA., 2022)
Nanoantología repartida para las compras online de la HispaCón 2022. Consta de un relato original (en este caso uno de Emilia Pardo Bazán) y una serie de retellings. En este caso son tres retellings, uno en cada idioma cooficial y uno de cada género de los tres que promueve Pórtico.
Debo decir que esta nanoantología,
al contrario que la del año pasado, no me ha gustado mucho. Quizás es que el
relato original no da para demasiado (es muy corto), pero los retellings me
parecen hechos con pocas ganas. Aun así, es maravilloso el impulso que le está
dando Pórtico a las historias clásicas de fantasía, ciencia ficción y terror.
9. Las escritoras de Urras, año 2 (VV.AA., 2021)
Año 2 de la antología Las escritoras de Urras.
Las escritoras de Urras es un interesante proyecto transmedia que consiste en traer al lector/oyente español a toda clase de escritoras de fantasía, ciencia ficción y terror extranjeras, sea que necesiten traducción o sea que se las pueda publicar directamente en español. Funciona en forma de podcast y las escritoras participantes son remuneradas. Sacan con regularidad un crowdfunding para financiar el año siguiente, y la principal recompensa es el libro con los relatos del año anterior.
Las escritoras de Urras, año 2 es una antología de relatos de calidad en general muy alta. Mis favoritos son:
- El Fenghuan: la relación de dos chicas en un pabellón de enfermedades raras (raras nivel «la protagonista a veces arde y resucita»).
- Los últimos: en un contexto que recuerda a la era vikinga, la única agua que es posible beber es la que se contiene en icebergs inteligentes, que deben ser cazados y remolcados. El cazador de icebergs del pueblo ha muerto y solo quedan dos aprendices inexpertos.
- Más que simple acero: en un futuro en que todos los adultos han muerto, un adolescente intenta sacar adelante una colectividad compuesta por niños.
- Las alas de mi hermana son rojas: los Imago vinieron, declararon que los humanos nos hemos atascado en la evolución y la adelantaron por la fuerza. Ahora somos una especie de pseudo-abejas, pero los más viejos aún recuerdan el mundo que había antes. Olive, una pinche de cocina cuya hermana ha salido de la crisálida con las alas rojas que la marcan como futura reina, siente unos celos terribles…
10. Historia de Rodrigo (Almijara Barbero Carvajal, 2022)
Rodrigo Díaz de Vivar ha matado a Sancho y debe, por ello, ser desterrado. Pero después de que Urraca, emperatriz de las Españas, pronuncie la sentencia, el futuro Cid Campeador asciende a los cielos y desaparece. Cuando vuelve a bajar, y aunque para él apenas han transcurrido unas pocas horas, descubre que en la superficie han pasado ocho años. Ocho años en los que la situación se ha deteriorado muchísimo. Por suerte, el héroe vuelve a estar disponible…
Segundo libro de la saga de Rodrigo, tras Las mocedades de Rodrigo. Me resulta difícil reseñar esta historia, porque creo que es la mejor novela de género escrita en 2022, pero voy a intentarlo. La autora nos lleva de la mano por el siglo XI o, más bien, por una versión del siglo XI sólidamente asentada en hechos reales pero libremente modificada para que sea más divertida y más queer que la original. Estamos en un mundo donde Jimena no se enamora de Rodrigo sino de Urraca, donde los reinos de taifas han conseguido inventar el bazooka y donde las advocaciones de María son todas seres diferentes y con sus propios objetivos.
En Historia de Rodrigo resulta que Rodrigo es el personaje menos importante. Mientras él intenta asumir que ha perdido ocho años de su vida, la narradora se lanza a contarnos lo que ha ocurrido en ese tiempo: asedios, traiciones, alianzas y divisiones entre las taifas, mensajes secretos e intrigas dentro de intrigas. Vemos, como en una moviola, cómo evolucionan los personajes durante ocho años, cómo la emir de Sevilla pasa de ser una gobernante poderosa a un manojo de nervios comida por el insomnio y la culpa, y cómo Alfonso busca a Rodrigo de forma desesperada.
El libro está escrito en un lenguaje deliberadamente arcaizante, con frases largas, cultismos y un control absoluto del estilo. Este efecto contrasta con la presencia constante, sobre todo hacia el final de la obra, de chistes tontos, juegos de palabras e incluso memes, de una forma muy parecida a como lo hace Tamsyn Muir. Pero Tamsyn Muir, con toda mi admiración hacia ella, no podría haber escrito nunca la escena del juicio entre advocaciones marianas.
Y aún no ha hablado del tanque
elefante ni de la Hueste del Hacha.
11. Las alas del mal (Rocío Galeote, 2022)
En Beaufort desaparecen niños. Son siempre desapariciones inexplicables, sin pistas ni testigos. Pero ahora es Payton, la hija de una de las inspectoras locales de policía, quien ha desaparecido, y lo ha hecho en una calle concurrida. Ahora es personal.
Me ha costado ponerle nota a este libro. Al principio no me estaba gustando demasiado: personajes planos, acciones que no tienen sentido, una protagonista más bien insoportable… Se nota muchísimo que es la primera obra larga de la autora.
Sin embargo, me ha merecido la pena
leerlo. Lo que intenta hacer es muy original: una historia clásica de hadas que
secuestran niños, pero ambientada en el mundo moderno, por lo que enseguida se
convierte en un thriller. Y, como thriller, tiene todo lo que se le puede
pedir: acción a raudales, puntos de vista múltiples, jerga policial, criminales
inteligentes que tienen en jaque a todo un departamento, giritos finales y todo
lo demás. Me mata un poco lo fácil que se recurre a la tortura en cuanto se llega
a la conclusión de que las sospechosas no son humanas, pero supongo que es cosa
del género.
12. Historias de Xuya (Aliette de Bodard, 2022)
Dos novelas cortas ambientadas en el universo de Xuya. En La maestra del té y la detective, una nave mental que se dedica a preparar infusiones para hacer más llevaderos los viajes espaciales es reclutada como ayudante de una extraña detective. En Siete de infinitos la preceptora de una joven erudita (una mujer con pasado criminal) descubre un cadáver en la casa que comparte con su alumna; una nave mental que tampoco tiene el pasado limpio le ayudará a descubrir el asesinato.
Ya hablé de Aliette de Bodard en el #LeoAutorasOct de 2018. Entonces leí su antología El ciclo de Xuya y su novela corta En una estación roja, a la deriva, ambas editadas por la hoy desaparecida Fata Libelli. Entonces dije que la novela corta me había gustado más que el libro de relatos. Tras leer Historias de Xuya, me reafirmo: Aliette de Bodard me gusta mucho más en las distancias medias que en las cortas.
Xuya es un universo donde fue China, y no Castilla, quien llegó a América. Sin embargo, las historias están ambientadas siglos en el futuro, en una época de hábitats espaciales, naves mentales (mentes gestadas en vientres humanos que son capaces de controlar naves) y bots. Los dirigentes de la sociedad se denominan eruditos y acceden a sus puestos por medio de exámenes, como en la China imperial. Las naves mentales, que son sujetos de derecho igual que los seres humanos, se proyectan en los diferentes hábitats por medio de hologramas y de bots.
Pus bien, en este contexto, Aliette de Bodard hace una de las cosas que más le gusta: meter investigaciones de asesinato. Y, para rizar más el rizo, ambas son reinterpretaciones de historias policíacas clásicas. La maestra del té y la detective es una historia holmesiana. Nuestro Watson es un superviviente de guerra (como el de Doyle) que prepara infusiones para ayudar a sobrellevar el viaje estelar: nuestro Holmes la contacta porque quiere mantener intacta su capacidad analítica mientras viaja.
Siete de infinitos, por su parte, es una historia de ladrones y estafadores, tipo Arsene Lupin. La protagonista es ayudada por una nave mental que es la antigua jefa de un grupo de ladrones de guante blanco. Está retirada, pero se aburre, y la aparición de un cadáver en la casa de su amiga será la excusa perfecta para volver a las andadas.
Me gustó más la segunda que la
primera. Puede ser que influyera el hecho de que la primera la leí más a salto
de mata, sin poder centrarme en la lectura. Además, y hubo una cosa que me sacó
bastante, no está en primera persona: nuestro Watson es solo personaje, no narrador.
Aun así me pareció muy buena. Y la segunda, que es la más larga, es excelente
tanto en forma como en fondo.
13. El verde de los zombis (Covadonga Ballestero, 2022)
Violeta es una youtuber mediocre y sin amigos, Carol es una chavala de barrio con la mecha muy corta, Marina es una k-poper con problemas de alimentación y Sara (que es amiga de Carol y hermana de Marina) es una gótica ambiciosa y depresiva. Cuando vienen los zombis, las cuatro se quedan encerradas en el estudio de una radio universitaria. Y eso no es lo peor: con ellas está un señoro de marca mayor.
Compré esta novela motivado por el discurso de venta que me echó la autora en la HispaCón: vale, fuera hay zombis, pero dentro hay un señoro, y no sabemos qué es peor. Lo que me encontré cuando la abrí fue una gamberrada de novela, donde cuatro chicas jóvenes y con pocas capacidades reales tienen que gestionar un brote de algo que se parece demasiado a una plaga zombi.
Me ha gustado mucho la construcción de los personajes protagonistas: Violeta, Carol, Marina y Sara son creíbles, con voces diferenciadas y sumamente desastrosas, como corresponde a cuatro chicas jóvenes. Se pillan de tíos gilipollas, tienen adicciones diversas, chocan entre sí, superan los choques, tienen movidas con sus padres y, a pesar de su juventud, todas ellas tienen varios problemas graves de solución más bien difícil.
En contraposición, el personaje de Eugenio (doble doctor, católico hasta la médula y señoro de manual) no me ha gustado demasiado. Está tan pensado para ser odiado que no tiene ninguna profundidad ni verosimilitud. Su personalidad se basa en un topicazo y sus intervenciones aburren y fastidian más que indignan. Lo cual, sospecho, no ha sido la intención de la autora.
A pesar de ser una cosa tan macarra, se agradece el tono realista. Los zombis son en realidad víctimas de una droga (es decir, humanos vivos pero completamente enajenados), la gente no consigue armas con facilidad, recuperar el control no es tan complicado… Al final, el muerto viviente animado por un virus ya está bastante pasado, y hay que empezar a modificar el concepto.
Por último, y en la parte negativa,
se nota que es una primera novela. Las escenas grupales (sobre todo los
diálogos) se embarullan demasiado, se salta de narrador con mucha frecuencia, el ritmo podría mejorarse (en el último tercio empiezan a aparecer
personajes nuevos), a veces la autora se olvida de que está narrando en
presente y cambia al pasado, etc. Pero el fondo compensa la forma.
14. No soy tu casa (Rocío Remesal, 2022)
Bea tiene que mudarse a la ciudad para estudiar, y su tía le hace una oferta irrechazable: le cederá para que viva el antiguo piso de sus abuelos, cuya reforma encima pagará. Bea acepta, por supuesto. Pero puede que el piso tenga otras ideas…
Excelente novela corta de terror, ganadora del Domingo Santos de novela de este año. Las partes de los obreros se hacen un poco repetitivas, pero lo compensa con el desarrollo de las relaciones de Bea con sus vecinos y, sobre todo, con el final de la historia. Porque, como en otras historias de terror, es probable que lo que mas miedo dé no sea precisamente el monstruo.
15. Las manzanas (Agatha Christie, 1969)
La escritora Ariadne Oliver asiste a una fiesta de Halloween con distintas diversiones: un cubo lleno de agua para recoger manzanas con la boca, espejos para que las chicas vean el rostro de su futuro marido, una ponchera en llamas en la que hay que meter la mano para sacar pasas y otros dulces… Durante la preparación, una joven con fama de mentirosa dice que ella una vez presenció un crimen, pero nadie la cree. Sin embargo, debe de ser verdad: apenas unas horas después, durante la fiesta, alguien la asesina sumergiéndole la cabeza en el cubo de las manzanas.
Novela de Agatha Christie protagonizada por Poirot, aunque Ariadne Oliver tiene un papel menor. La he leído porque parece ser que es la siguiente que va a elegir Kenneth Brannagh para adaptar (aunque va a sacar la acción de un tranquilo pueblo británico y se la va a llevar a Venecia), y no es la que más me ha gustado de la autora.
La clave para resolver el misterio
es muy buena, uno de estos casos de «estaba delante de tus narices todo este
tiempo y no te diste cuenta», pero el libro en sí es un poco aburrido, con
Poirot dándole vueltas y vueltas a las mismas pistas. Además, los motivos del
criminal son poco creíbles, y el girito final no aporta nada. La traducción es
horrorosa, como siempre en las historias de la autora. Sin embargo, a pesar de
todas esas pegas, hay algo muy interesante en el tipo de misterio y en la forma
de resolverlo.
16. La señora McGinty ha muerto (Agatha Christie, 1952)
Una limpiadora completamente inofensiva ha sido asesinada de manera brutal y todas las pruebas apuntan a su inquilino, que ha recibido una condena a muerte. Pero el policía que investigó el caso no cree que haya sido él, y acude a Poirot para que lo investigue.
Novela de Agatha Christie
protagonizada por Poirot, aunque Ariadne Oliver tiene un papel menor. Es
anterior a Las manzanas, en la cual hay
referencias a esta. Me ha gustado también mucho más. La intriga es más sólida y
la novela es más entretenida. Es de las novelas postbélicas y se aplica el mismo
recurso dramático que la autora empleó en otras de la misma época (como Pleamares de la vida
o Se anuncia un asesinato): en la guerra ha habido tanta movilidad y se
han destruido tantos documentos que ya nadie conoce a sus vecinos y cualquiera
puede inventarse una vida y un pasado.
Y hasta aquí mi #LeoAutorasOct de
este año. Será por los entornos en los que me muevo, pero en 2022 (siete años
después de la primera edición) he visto mucho menos movimiento en redes en
torno a esta iniciativa. Creo que eso es bueno, porque significa que leemos a
más mujeres en general.
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