viernes, 8 de marzo de 2019

Breve manual para el 8-M (edición señores)


Hoy es 8 de marzo, día internacional de la Mujer. Se han convocado los actos reivindicativos habituales y además (¡por segundo año consecutivo!) una huelga general de todo el día, que se pretende que sea también de consumo y de cuidados. Y hay muchos hombres de izquierdas que no saben muy bien qué hacer porque parece que por un día la cosa no trata de nosotros y claro, así no se puede. ¿Secundar la huelga, no secundarla, ir a la manifestación…? En fin, puede que este artículo llegue ya tarde y pille ya a todo el mundo con la decisión tomada, pero aun así quiero escribirlo por si puedo ayudar a que alguno que estaba perdido deje de estarlo.

En primer lugar, yo no voy a secundar la huelga. He llegado a esa conclusión después de pensarlo bastante y de valorar los argumentos a favor y en contra. Mi conclusión es que muchas de las voces que abogan porque los hombres participemos hoy están mezclando los objetivos de la huelga con la cobertura jurídica de la misma. Me explico. La huelga feminista del 8-M nació como un intento de mostrar al mundo la extensión del trabajo femenino (“Si paramos nosotras se para el mundo”), y por eso abarca también los cuidados y al consumo. Su objetivo es más la protesta política que lo explícitamente laboral, aunque evidentemente la lucha feminista incluya reivindicaciones laborales. Si la finalidad de la huelga es esa, yo no pinto demasiado parando ese día.

Ahora bien, en España la huelga es un derecho fundamental, y para ejercerlo es necesario cumplir una serie de requisitos; en el caso de huelgas generales basta con que alguno de los sindicatos mayoritarios lo comunique a la autoridad laboral. Pero una huelga feminista tal y como está planteada no se puede comunicar, porque las huelgas políticas son ilegales (artículo 11.a RDL). Entonces, ¿qué mecanismo jurídico han empleado CGT y CNT para convocar, este año y el pasado, la huelga feminista? El de la huelga general. Han convocado algo que legalmente, formalmente, es una huelga general a la que por tanto pueden sumarse todos los trabajadores del país.

La conclusión es obvia. Yo, como trabajador, tengo pleno derecho legal a hacer huelga porque ésta ha sido convocada siguiendo todos los requisitos legales. Sin embargo, dado que esa huelga general es un mero instrumento para permitir la convocatoria de una huelga de mujeres, igual no tiene mucho sentido que yo me sume. Quiero dejar claro, eso sí, que esto es solo mi decisión: es plenamente legítimo que llegues a una conclusión distinta y hagas huelga. Las circunstancias de cada quien son distintas. En Patreon, por ejemplo, uno de mis mecenas me decía que él sí iba a hacer huelga para visibilizar el asunto en su centro de trabajo y para quedarse con sus hijas mientras su mujer, sindicalista, trabajaba en la huelga.

Pero pongamos que te he convencido. Has decidido no hacer huelga. Quizá hayas visto por redes sociales llamadas a “cubrir” los puestos de trabajo de las mujeres que sí han faltado. ¡No hagas caso! Esos mensajes, que seguro que se han escrito con toda la buena intención del mundo, parecen buena idea pero no lo son. ¿Conoces el concepto de “esquirolaje”? Consiste en sustituir a los trabajadores huelguistas. Técnicamente el esquirolaje es una infracción del empresario, pero tú como trabajador no deberías colaborar en él. Si apoyas la huelga es muy poco conveniente que realices actos que vayan a dificultar que ésta tenga impacto: ¿qué gracia tiene hacer lo de “Si paramos nosotras se para el mundo” si resulta que un compañero con mejor voluntad que capacidad de análisis te está sacando el trabajo adelante?

El tema de los cuidados durante el día de la huelga me resulta un poco contradictorio. Tengo la sensación de que a muchos hombres no se nos da bien lo de cuidar a la gente que nos rodea y que hay quien aprovecha este día para fabricarse una chapita de Buen Cuidador por haber lavado los platos que normalmente deja amontonar en el fregadero. Aun así, aquí no hay cuestiones de esquirolaje que sopesar: si las mujeres de tu entorno hacen huelga de cuidados, te toca a ti pringarte, en especial si hay terceros (menores, mayores dependientes, animales domésticos) implicados. Especial referencia a la carga mental. Igual mucha huelga de cuidados no está haciendo tu pareja si te deja un planning de qué hacer y a qué hora hacerlo.

Sobre la asistencia a la manifestación, pues creo que ya nos sabemos todos el protocolo, ¿no? Ve si quieres, no vayas si no quieres, pero no seas el tipo de la pancarta. Si deseas colaborar pero no te gustan las manifestaciones o crees que no pintas mucho en ésta, en la mayoría de convocatorias habrá guarderías de criaturas para liberar a las madres durante un rato. Y bueno, cuestiones básicas como no hacer bulla por la existencia de bloques no mixtos, que no habría ni que mencionarlo pero nunca sobra.

Por supuesto, solo he podido analizar los puntos más gordos de la convocatoria el 8-M: la huelga en sí, la huelga de cuidados y la manifestación. Pero hay otras mil propuestas, más grandes o más pequeñas, que se difunden por redes sociales. ¿Qué hacer con ellas? ¿Adoptarlas, rechazarlas? Ahí solo tengo un consejo general que darte: analízalas con tranquilidad, confía un poco en tu buen juicio y, por Dios, por Dios, por Dios, no des la turra con el tema a las mujeres de tu entorno.




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2 comentarios:

  1. Buenas.
    Creo que se atribuye a Leonard Cohen la frase "a veces uno sabe de qué lado estar simplemente viendo quiénes están del otro lado".
    Yo si secundé la huelga y colaboré activamente a la participación.
    Por no alargarme mucho, resumo los motivos. Primero, aunque sea complicado de entender el que sea una huelga feminista, yo también participo en manifestaciones a favor de docentes, por ejemplo, y no soy docente ni tengo relación con ellos. Segundo, la desigualdad es tan evidente (sin mencionar los casos de violencia, tres muertes desde el 8M en apenas 48 horas) que clama al cielo alguna respuesta. Tercero, el feminista es -con permiso de los jubilados- el único colectivo que está sabiendo mover masas en unos tiempos en los que deberíamos estar todos en huelga indefinida.
    Quizás entendería alguna crítica en cuanto a que llevamos años sin una huelga general por motivos laborales. Pero recordemos que el 8M es el día de la mujer trabajadora, y los derechos que se piden son de clase; que la reina o Ana Rosa hagan huelga es ridículo.
    Y, por último, como decía al principio, viendo la calaña de personajes que hacen críticas zafias de la huelga, despertando a la más rancia derecha cavernaria, es difícil no situarse de su lado. Saludos.

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    1. Ah, evidentemente yo apoyo la huelga, y si no fui a la manifestación fue solamente por razones coyunturales. Pero, igual que no tiene mucho sentido que yo haga una huelga de docentes sin ser docente, no le veo fuste a hacer una huelga de mujeres sin ser mujer. Es decir, no es lo mismo apoyar la huelga (con mensajes públicos, ir a la manifestación, aportar a cajas de resistencia, etc.) que hacer la huelga.

      En cuanto a tu tercer punto, la capacidad del movimiento feminista para mover masas de gente de forma sostenida y coordinada... pues qué voy a decir salvo que menuda envidia, claro.

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