¿A quién no le ha pasado? Tiene que
presentar un papel en cualquier Administración, pero debe hacerlo por la mañana
y a esas horas está trabajando. Es una paradoja absurda: los registros de la Administración
solo abren en horario de trabajo, y en horario de trabajo la gente está
trabajando y no puede ir a presentar nada al registro. La Administración electrónica
va acabando con esta incomodidad, pero aún es frecuente encontrársela. Cada
cual la resuelve como puede: le endosa el problema a un familiar, busca a ver
si hay algún registro que abra por la tarde (1), pide un favor en el trabajo,
se coge incluso un día de asuntos propios… Todo muy absurdo y muy molesto.
Por suerte existe una
solución muy sencilla, al alcance de todo el mundo y baratísima. Como no se suele pensar en ella, quiero explonerla hoy aquí: hablo de mandar el documento por correo. Efectivamente, uno puede acercarse
a cualquier oficina de Correos (que abren por las tardes e incluso los sábados)
y presentar allí documentación dirigida a la Administración pública que sea. Más
aún: ni siquiera tiene que contar con el tiempo que vayan a tardar en enviarla,
porque se considerará entregada en el momento en que se deposite en la oficina
postal. Así, si el plazo para entregar cualquier papel termina hoy y yo lo
presento hoy un minuto antes de que cierre la oficina de Correos, el documento
ha entrado a tiempo.
La posibilidad de presentar documentación
oficial en Correos (que recibe el nombre técnico de "correo administrativo") está prevista en el artículo 16.4.b de la Ley de
Procedimiento Administrativo Común y desarrollada en el artículo 31 del
Reglamento de Servicios Postales. La regulación es necesaria porque no basta
con meter el documento en un sobre y echarlo a un buzón con destino a la Administración
que nos interesa. Eso se puede hacer pero en ese caso se considerará que ha
entrado en el momento en que llegue a su destino, lo cual nos deja a merced de
Correos. Y en estos asuntos, mejor tener bajo control todos los extremos
importantes.
Por suerte, el procedimiento para
presentar documentación en Correos no es nada complicado. Hay que dirigirse a
una oficina postal con un sobre abierto, con el original que se quiere
presentar y con una fotocopia del mismo. El trabajador de Correos sellará ambos
documentos: en el sello hará constar el nombre de la oficina postal, el lugar
donde está situada y el momento (fecha, hora y minuto) de la admisión. Luego el
remitente cierra el sobre con el original dentro, se lo da al trabajador de
Correos y se va a su casa con la copia sellada que demuestra que ha presentado
el documento.
No hace falta más. Si uno quiere, puede
añadir al servicio postal todos los aditamentos que desee (certificado, con
acuse de recibo, urgente, etc.), pero no es obligatorio. De hecho, y dado que el
operador de Correos tiene la obligación de emitir un resguardo con los datos de
presentación, tampoco es estrictamente necesaria la fotocopia. Pero sí es muy
recomendable, porque en ese resguardo no hay datos sobre el contenido del envío.
Tener la fotocopia sellada nos permite demostrar que presentamos el papel que
teníamos que presentar y no una receta de paella, por ejemplo.
A pesar de vivir en tiempos de Administración
electrónica, siempre hay un papel que hay que entregar en mano y en el peor
horario posible. Este pequeño lifehack burocrático
os puede evitar una buena cantidad de problemas.
(1) En Madrid, antes había Juntas de Distrito que abrían hasta las 17:00.
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