Fue el otro día noticia que una guía sobre violencia de género producida por un think tank vinculado al PP (Mujeres en Igualdad) contenía
afirmaciones llenas de victim blaming.
La guía ha sido rápidamente retirada pero se puede encontrar con una búsqueda
en Google, así que la he leído con la finalidad de poder opinar sobre ella con
conocimiento de causa.
Una vez logras superar el pésimo diseño
gráfico, la total ausencia de ilación y coherencia de los contenidos, el nulo
didactismo y las faltas de ortografía (“Madame Bobary” en la página 13) lo que
te encuentras no es, en realidad, una mala guía. Hay ciertos aspectos
positivos, como mucha insistencia en los mitos del amor romántico (los celos,
el amor todo lo puede, el príncipe azul…) o un apartado destinado a enseñar a
las personas del entorno a detectar el maltrato, que son cosas que no he
encontrado en otros sitios.
Y luego llegamos a la parte infame de los
factores de riesgo. Ay los factores de riesgo. Que si la promiscuidad, que si
la maternidad temprana, que si baja autoestima y dependencia emocional de la
víctima, que si no hay perfil de agresor pero que suelen ser inmigrantes y
pobres… Ay. Dos páginas enteras llenas de tópicos que desmontan todo lo que de
bueno pudiera tener el resto de la guía.
El uso del concepto de “factores de
riesgo” siempre me ha parecido problemático (1), porque me parece que no sirven
tanto para predecir como para culpar. Me explico. Estoy convencido de que está
establecida una sólida correlación estadística entre los factores “de riesgo” y
la violencia de género. Es decir, seguro que si miras las estadísticas puedes
encontrar que hay más prevalencia de violencia de género entre mujeres
promiscuas o que presentan problemas emocionales. No me cabe ninguna duda.
Pero inferir de ahí que esos factores
aumentan el riesgo de sufrir esa conducta supone un doble falseamiento:
1.- Correlación no implica causalidad.
Por ejemplo, los factores “problemas afectivos y emocionales de la víctima” y
“violencia de género” tienden a presentarse juntos, pero ¿es el primero causa de
que aumente la probabilidad del segundo o más bien una consecuencia de haber
sufrido violencia? Cada caso es un mundo, por supuesto, pero dado que sabemos
que los maltratadores aíslan, manipulan y hacen luz de gas a su víctima, si
tuviera que apostar todo mi dinero a “causa” o a “consecuencia” yo sé muy bien
lo que haría. O los factores relativos a alcoholismo y toxicomanías: aparecen
junto con la violencia de género, cierto, pero ¿son su causa profunda o son un
simple gatillo que dispara las agresiones concretas?
Así que la primera crítica que se puede
hacer a la idea de factores de riesgo es que la causalidad debe establecerse
muy bien antes de abrir la boca (2), no sea que nos encontremos diciendo
tonterías. Para afirmar que algo provoca que aumente el riesgo de que la
víctima sufra violencia de género no basta con observar una correlación.
2.- Implican una valoración moral de la
víctima. Pongamos el caso de la promiscuidad. Supongamos que se ha establecido
sólidamente que hay causalidad entre la promiscuidad y la posibilidad de sufrir
violencia de género, es decir, que el hecho de que la mujer folle con un número
de personas superior a un límite arbitrariamente decidido hace más probable que
sufra estas agresiones que si follara con menos gente. ¿Qué se le está diciendo
a la mujer con eso? Que si fuera menos puta no recibiría hostias. Que a ver, la
violencia de género no es justificable nunca, jamás, claro, los agresores a la
cárcel, PERO si vas provocando… En definitiva, victim blaming del bueno.
Y el problema es que esa afirmación (“si
follaras con menos gente te expondrías menos a sufrir violencia”) puede cumplir
a la vez dos requisitos: 1) Ser totalmente cierta; 2) Ser absolutamente inútil.
Es cierta porque, en nuestro ejemplo hipotético, hay una causalidad establecida:
si sabemos que A provoca B, para reducir B deberemos reducir A. Y es
completamente inútil porque pone el foco donde no tiene que estar (en la
conducta de la víctima) en vez de donde corresponde (en el comportamiento del
agresor), y no va a las causas últimas de la violencia de género.
Es a esto a lo que me refiero cuando digo
que los factores de riesgo suponen una valoración moral de la víctima. Se pasa
de un hecho (“la promiscuidad de la mujer eleva el riesgo de que sufra
violencia de género”) a un deber (“si no quieres sufrir violencia de género no
seas promiscua”), cuando el hecho es que toda persona tiene derecho a hacer lo
que quiera con su vida sexual siempre que respete el consentimiento de todas
las personas implicadas. Y tiene derecho a no sufrir violencia por ello. Es
decir, con estos “factores de riesgo” lo que se hace es imponerle a la víctima,
so pretexto de su seguridad, una conducta restrictiva de sus derechos.
Apoya esta idea el hecho de que los
factores de riesgo siempre se piensan desde la normalidad (2). Se asume como
“normal” una cierta cantidad de parejas sexuales y se analiza si las mujeres que
tienen más corren más riesgo de sufrir violencia. Pero también se hace con casi
todos los demás indicadores: se asumen como normales un cierto estatus
económico, una cierta situación administrativa (ser española de origen), una
cierta capacidad psicológica y emocional, un cierto entorno familiar… y se mira
qué sucede si nos apartamos de ellos.
Y claro, se encuentra –oh, sorpresa– que
hay correlación entre la pobreza, la marginalidad y los escasos recursos
emocionales y un aumento en la violencia. Inesperado, ¿eh? Pero esas
conclusiones siguen siendo completamente inútiles, porque siguen sin ir a la
causa del problema: un sistema social patriarcal que nos permea a todos, sea a
los hombres de cualquier clase social, a las mujeres “normales” que se usan
como punto de comparación o a las promiscuas, pobres y marginadas a las que se
les dice que si no fueran todo eso no sufrirían lo que están sufriendo. Lo cual
es mentira, claro, porque la causa subyacente no tiene nada que ver con el
estatus, el entorno familiar o la nacionalidad. Violencia de género hay en
todas partes.
Así que sí, la guía del PP me parece
problemática y me alegro de que haya sido retirada. Pero el problema no es sólo
de la guía, sino del propio concepto de “factores de riesgo”. A ver si dejamos
de manejarlo y empezamos a asumir que, tristemente, el único factor de riesgo
para sufrir violencia de género es ser mujer en una sociedad patriarcal.
(1) Tampoco me gusta que se abuse de la
idea de que una consecuencia necesaria del maltrato es que la víctima acaba destrozada
psicológicamente. Parece que insistir en esta visión de la mujer maltratada
sirve para protegerla, pero tiene un efecto muy negativo: creer que hay una
sola forma de reaccionar a esta clase de violencia (“síndrome de la mujer
maltratada”) y afirmar, en consecuencia, que cualquier mujer que no responda a
esas características se lo está inventando todo.
(2) Otro contexto donde se usa mucho la
idea de factores de riesgo es en las guías para prevenir las ETS, donde
aparecen las prácticas homosexuales masculinas como factor de riesgo, como si
el VIH diferenciara.
Bueno, en el caso del VIH en las relaciones homosexuales sí que me parece que el factor de riesgo está bien considerado, puesto que la correlación en este caso sí se relaciona con la causalidad, al ser bastante más fácil el contagio del SIDA vía anal que vaginal puesto que la mucosa es más frágil y receptiva, por tanto, al virus. No me parece que se esté culpando a nadie de ser gay o de ser aficionado al sexo anal, tan sólo advirtiéndoles de que sus prácticas sexuales implican una mayor facilidad de contagio. Con todo lo demás, muy de acuerdo con usted.
ResponderEliminarPor matizarlo, que para que a una mujer la agredan menos haya de liarse con menos hombres sí es una restricción de sus derechos y una atribución del problema a ella en lugar de a quien le sacude, pero que se conciencie de que abusar del sexo anal conlleva más riesgo que otras prácticas sexuales no implica una valoración moral del practicante, sino una constatación científica. Con que lo hagas una sola vez sin protección vas a tener más papeletas de contagiarte que de otras formas. El VIH no diferencia, pero entra mejor por según qué vías.
EliminarEl punto es que en el tema del contagio anal hay tres cosas:
EliminarUno: no a todos los gays nos gusta el sexo anal.
Dos: no sólo a los gays nos gusta el sexo anal.
Tres: existen hombres trans gays. Y, naturalmente, los hombres cis gays nos podemos sentir atraídos por ellos.
Por otra aprte, la entrada me encanta, como todo el blog. Mis felicitaciones al autor :D
Claro, por eso he dicho "gay o aficionado al sexo anal", lo cual incluye todo el espectro de devotos de tal práctica, entre los que habrá, por supuesto, gays a los que no les guste. No los he mencionado para hacer extensivo el gusto por el sexo anal a todos ellos, sino para señalar que los factores de riesgo por tal actividad no me parece que esté trasladándoles culpa alguna por llevarla a cabo.
EliminarEse argumento estaría bien a finales de los 80, época en la que aun la población no estaba "concienciada" con el uso del preservativo, sin embargo a día de hoy, la tasa de contagio de personas homosexuales es muy muy similar a la de heterosexuales. De hecho, es ridículo hablar hoy día de homosexualidad vs heterosexualidad como factor de riesgo, es mucho más adecuado hablar del tipo de práctica que se realiza y si va acompañada o no de protección.
EliminarOs dejo un estudio para que lo ojeéis:
http://gtt-vih.org/actualizate/la_noticia_del_dia/12-06-14
Ya te han contestado: El factor de riesgo es "mantener relaciones sexuales sin protección, especialmente anales". Inferir de ahí que ser mantener relaciones sexuales con otros hombres es un factor de riesgo no es más que un tópico de la peor especie, con el que se está queriendo decir que los gays no se protegen.
EliminarNi muchos gays, ni tampoco muchos heterosexuales se protegen hoy en día al mantener relaciones, es una realidad, por lo que, en tales casos, efectivamente, el factor de riesgo con el sexo anal es superior al de cualquier otra práctica, con lo que vuelvo a lo que dije en mis dos mensajes iniciales. Y añado que al hablar de factores de riesgo se hace refiriéndose tanto a gays como a heterosexuales, no veo por ninguna parte el tópico de que sólo se sugiera que son los gays los que no se protegen.
EliminarSobre la falacia de la promiscuidad:
ResponderEliminarUna mujer que esté con un sólo hombre en toda su vida, si este no es maltratador no sufrirá violencia. Si lo es, la sufrirá. Una mujer que tiene una sucesión de parejas (tenga o no sexo con esas parejas), aumenta las posibilidades de sufrir violencia, porque con cada nueva pareja hay una nueva posibilidad de que esta sea un maltratador.
Cuando resumen el concepto "tener varias parejas a lo largo de la vida" por "promiscuidad" está poniendo (semánticamente) el acento en la actividad sexual de la mujer, no en el factor matemático-estadístico. Y por supuesto les echa la culpa a ellas, no a la fuente del maltrato, que son sus parejas.
La "promiscuidad" es un factor de riesgo porque expone a la mujer a un mayor número de hombres posibles maltratadores. El riesgo no es ser sexualmente activa, el riesgo somos nosotros, los hombres.
No creo que la palabra "promiscuidad" se defina como "tener varias parejas a lo largo de la vida". No sé qué estudios manejaron para hacer la guía, pero suele definirse como "tener un conjunto de parejas sexuales superior a un número definido arbitrariamente en un periodo de tiempo corto (6 meses, por ejemplo)". Por lo demás, de acuerdo.
EliminarHasta ayer la ideología más crítica con la promiscuidad femenina no era la iglesia católica sino el feminismo que establecía una analogía entre penetracion y violacion.Según esa misma ideología que identifica varón con agresor las mass promiscuas compran más boletos para ser maltratadasco violadas ya que todo varón es potencialmente un violador y un maltratador.La excepción serían las lesbianas promiscuas porque eliminan el factor principal de riesgo que es siempre ......el vsron
ResponderEliminarLo de que el feminismo establece esa analogía te lo sacas tú de la manga, veo. El feminismo no es un monolito: hay opiniones, corrientes y debates, y el tema de las relaciones sexuales con hombres fue, efectivamente, debatido en su momento. Por supuesto, el pensar que "el feminismo" critica la promiscuidad femenina con mayor intensidad o virulencia que la Iglesia católica es no enterarse de gran cosa.
EliminarCreó que fue Andrés Dworkin, uno de las voces más representativas del feminismo la que dijo que cada 3 minutos los hombres violan a una mujer y que cada 18 segundos la maltratan.
ResponderEliminarSupongo que si salir con hombres es tan peligroso, lo será también acostarse con ellos.
*Andrea
EliminarMuy de acuerdo en esto; es de los artículos del blog que más me han gustado últimamente. Es el mismo rollo de "si no hubieras bebido tanto...", "si no hubieras salido con ese escote...". A ver, es simple: una mujer tiene derecho a hacer esas cosas sin que la violen, así que si es verdad -que tampoco es tan claro, pero no es el tema ahora- que ciertos comportamientos voluntarios aumentan la probabilidad de que una mujer sufra una agresión, lo que hay que hacer es plantearse por qué ocurre eso y qué hay que hacer para atajar ese enlace causal, porque permitirlo supone aceptar implícitamente que se chantajee a las mujeres para que no hagan lo que les dé la gana. Sería vergonzoso mandar el mensaje de que las mujeres no pueden hacer esas cosas porque si no les pasa algo, en vez de ir a por las causas reales, que al final son dos: 1) ser mujer (como bien dices) y 2) que la hijoputez se vea como normal o inevitable, lo que al final tiene la consecuencia de que la culpa caiga (al menos parcialmente) en la víctima en vez de al 100% en el culpable. Es que, joder, hasta me parece insultante como hombre: da la impresión de que no tengamos autocontrol, de que si nos ponen a una tía sólo sepamos responder como pollas andantes y no como personas. No, joder, las violaciones y agresiones no ocurren porque el agresor no pueda resistirse a sus impulsos, sino porque no quiere.
ResponderEliminarY al final, estirando un poco el razonamiento, llego a la misma conclusión que tú; lo que es peligroso es el concepto de factor de riesgo. Cuando se trata de todo tipo de situaciones en las que haya culpables humanos, el único "factor de riesgo" real es la presencia de un infractor, y no que nadie vaya provocando. Lo demás es marear la perdiz.
Otra cosa: tu nota (1) me ha recordado a una discusión que leí hace tiempo en un foro, en la que una mujer se quejaba de que en la ficción se dramatizara tantísimo la violación, porque daba a entender que cualquier cosa que no fuera tan dramática no llegaba al nivel de violación (cuando es evidente que sí puede serlo), y debido a eso podía disminuir el número de mujeres que denunciaban. Me pareció muy interesante.
Disculpa, no he podido contestar esto antes, que un comentario tan largo requiere una respuesta argumentada. Me alegro de que te haya gustado el artículo.
EliminarEl victim blaming es horrible y además no aporta nada. Decir que la conducta de la víctima está en la cadena causal que conduce al delito es evidente. También están en la cadena causal los bisabuelos del agresor cuando engendraron a su abuelo paterno, el dueño de la fábrica de aceros que practicó el arma y el vecino que se fue de vacaciones de forma que no pudo ver una agresión en la escalera. Pero no nos centramos en las conductas de esas personas, porque no son relevantes. Pues con esto, lo mismo. Lo que haya hecho la víctima es irrelevante: la culpa del crimen es del agresor y punto pelota.
A mí también me parece insultante como hombre lo de que estos mierdas afirmen que los agresores no pueden controlarse. Supongo que es porque separan a los hombres en dos categorías ("buenos tíos", donde estoy yo y todos los tíos que conozco, y "agresores", donde sólo hay una serie de tópicos sobre cincuentones borrachos de clase baja o moros muy machistas), y claro, al excluirse de la mala, pueden afirmar lo que quieran sobre ella. Cuando ves que la cosa es más compleja y que los hombres somos socializados para reproducir estas conductas de posesividad y maltrato, es decir, cuando asumes que es posible que tú llegues a ser un maltratador (pero que puedes trabajar para evitar ese escenario) es cuando las barbaridades de esta gente te empiezan a parecer insultantes.
Lo de dramatizar la violación da para post y para libro, pero está claro. Es muy común que una víctima sea incapaz de nombrar lo que le ha pasado (de llamarlo "agresión sexual") porque nos enseñan que una violación es otra cosa, algo que te hace un desconocido en un callejón.
http://blog.meneame.net/2008/02/02/opcion-para-evitar-que-envien-un-apunte-al-meneame-noshare/
ResponderEliminarGracias, conozco esa opción, pero no me apetece tener que aplicarla a todas mis entradas. Prefiero chapar comentarios cuando me entero de que ha accedido al pozo fecal.
EliminarCreo que en el tema de los factores de riesgo cometes una falacia que no cometerías en ningún otro contexto, a ver si logro explicarme :P
ResponderEliminarEmpecemos por lo segundo que es lo más fácil/claro. Un factor de riesgo no comporta un imperativo para corregir o reducirlo, o una posibilidad de culpar si no se hace esto. Es un caso parecido a la falacia naturalista de Hume, el "es" no es el "debe ser" y demás. Es fácil verlo cuando un factor de riesgo puede ser algo totalmente inmutable, como un historial familiar de esquizofrenia o accidentes cardiovasculares. Eso aumenta tu riesgo de tener ambos problemas de salud, y sin embargo obviamente nadie elige los genes de su familia.
Un factor de riesgo como mucho nos serviría como señal de advertencia, en plan "si yo/mi hermana/mi amiga acumulamos muchos de estos factores, cuidado". Como señal de atención a la que luego puedes reaccionar como quieras, sea centrándote en como actúa la víctima o no. O si quieres estimar cuál de tus conocidas tiene, caeteris paribus, mayor riesgo de ser víctima de maltrato. En un marco superior, político, aunque hay violencia de género en todas las clases y hogares, esta muestra más incidencia en ciertos sectores de la población. Si quieres dedicar fondos a la concienciación, por ejemplo, tal vez deberías tener en cuenta en qué barrios hay más riesgo.
Pero ni si quiera hace falta centrarse en la mujer: castrar a los acosadores también reduciría el odds ratio. Si los celos son una fuente significativa de maltrato, una sociedad más poliamorosa también. Podrías decir que esto demuestra que una sociedad más poliamorosa beneficiaría desproporcionadamente a las mujeres que están predispuestas a/han elegido ser más promiscuas. El enfoque sobre la víctima y su forma de actuar es innecesario.
El primero creo que ya te he dado un ejemplo para que intuyas por qué lo veo incorrecto: un odds ratio no te dirá que se está estableciendo un enlace causal. En el ejemplo anterior, para muchas el riesgo no estaría en la promiscuidad propia sino en los celos de la pareja, y en una sociedad con menos celos y misma promiscuidad el maltrato a las promiscuas bajaría. Lo mismo para un sinfín de enfermedades(seguro que de cabeza se te ocurren un par)que tienen más incidencia según la edad. Esto hace la edad un factor de riesgo, pero esto podría ser causal o no serlo.
Al final lo que criticas es el uso falaz de unas estadísticas que están ahí, pero yo no creo que la posibilidad del uso falaz sea motivo para detener la extensión de información. Sí para intentar prevenir la interpretación falaz como sea posible, estar sobreaviso sobre ella, algo que tal vez este texto hiciera mal. Pero si le pides al "factor de riesgo" cosas que no tiene por qué darte, claro que acabas decepcionado o enfadado.
Disculpa, no he podido contestar esto antes, que un comentario tan largo requiere una respuesta argumentada.
EliminarCreo que entiendo tu crítica. A ver, visto así puedo asumir que los factores de riesgo pueden tener cierto interés, por ejemplo, a la hora de formar personas que vayan a atender a víctimas potenciales y reales o, como dices, a la hora de diseñar políticas. Pero siempre desde la asunción de que no son, en última instancia, más que marcadores que aumentan la probabilidad de un fenómeno que es transversal y que no tiene nada que ver con el contexto socioeconómico. Ahí te compro los factores de riesgo.
Pero donde no los compro es en una guía destinada, o a las propias víctimas, o a personas que no han recibido ninguna otra formación específica. No sin un análisis de las causas profundas y últimas de esta clase de violencia, que termine con una coletilla que contenga los factores de riesgo.
Sobre la causalidad: puede que haya sido error mío al escribir, pero yo no pretendo decir que estas guías vinculen causalmente los factores de riesgo y el hecho de sufrir VG, sino los factores de riesgo y la posibilidad de sufrir VG. Nunca quise decir, y lamento si se ha entendido así, que estas guías afirmen que haya una relación causal, directa, cuantificable, entre la promiscuidad o la marginación y la VG, sino entre estos factores y la probabilidad de sufrir esta clase de delitos.
En cuanto a la extensión de información: bueno, podemos hacer todas las estadísticas que queramos sobre VG, pero si llevamos esos puros datos estadísticos ("de cada 100 víctimas, 11,43 eran promiscuas") al concepto de factores de riesgo, creo que precisamente estamos cometiendo la falacia naturalista, aunque quizás bajo otra modalidad ("las víctimas no deben ser promiscuas").