Aviso:
esto es un post de queja. Pura vomitona de bilis hacia los organismos que
mencionaré. Porque estoy harto. Estoy harto de esa cultura del emprendimiento
que pretende convertirnos a todos en pequeños empresarios, con sociedades
débiles de 4 o 5 miembros, y en consecuencia sin derechos. Esos mensajes que
nos instan a renunciar a nuestros derechos laborales y que ensalzan la figura
del empresario, como si éste pudiera hacer nada sin trabajadores. Ya hablé hace
tiempo del cuento del emprendedor, así que mi opinión no es nueva. Pero creo
que no dije por qué ese bombardeo de mensajes es un cuento, una fantasía, una
ficción. Lo es porque cuando sales a la calle y te pones a crear una empresa
son todo trabas y dificultades, las ayudas no aparecen por ninguna parte y la Administración te pone palos en las ruedas. Mi post de hoy es un ejemplo de esto último.
Me
llamo Vimes y soy emprendedor. Junto con otros socios voy a crear una
cooperativa de videojuegos online cuyo primer juego está ya en proceso de
producción. Por supuesto, antes de sacar nada al mercado tenemos que aprobar e
inscribir unos Estatutos sociales que rijan nuestra actividad. Estos Estatutos
se rigen por el principio de libre pacto, es decir, en ellos se puede pactar
cualquier cosa que se considere oportuna siempre que no vaya contra la ley. O eso
creíamos.
Hace
cosa de tres meses presentamos en el Registro de Cooperativas de la Comunidad de
Madrid nuestros flamantes Estatutos. No queríamos inscribirlos, sino obtener
una calificación previa: se trata de un informe sobre la legalidad de ese texto.
Si el Registro dice que el texto es legal ya puedes elevarlo a escritura
pública y pedir que lo inscriban. De la necesidad de pasar por el filtro del
notario para hacer cualquier cosa con un registro en este país ya hablaremos
otro día (1).
Cuando
mi socio fue al Registro a pedir el trámite, la persona que le atendió parecía
incapaz de saber de lo que hablaba. Él le dijo varias veces lo que quería, y al
final entregó el proyecto de Estatutos sin tener muy claro qué iba a pasar. A los
dos meses llamó y le confirmaron que, efectivamente, el proyecto de Estatutos
NO había entrado. Así que podéis imaginar su sorpresa cuando ayer le llaman y
le dicen que ya está su calificación previa. La forma A-38, sexto piso,
escalera C, pasillo J.
Y
hoy hemos visto las correcciones. Por supuesto, hay cagadas que nos hemos tragado,
porque nuestros Estatutos no eran perfectos. Pero el hecho de que tengan algo
que decir casi sobre cada artículo habla más bien de un registrador pejiguero
que de otra cosa. Algunas de las correcciones son para verlas. Por ejemplo:
1.-
Nos corrigen el artículo 6, que hablaba de requisitos para ser socio. Es muy
importante que mencionemos que para ser socio hay que tener capacidad de obrar
(ser mayor de edad y no estar incapacitado). Pero también nos corrigen el artículo
7, que trataba sobre el procedimiento de admisión: tenemos que poner que son
requisitos para entrar 1) Cumplir el artículo 6 y 2) Tener capacidad de obrar.
2.-
Corrigen también el artículo dedicado a la suspensión: la pertenencia de un
socio a la sociedad se puede suspender por causas como excedencia, incapacidad,
maternidad, razones disciplinarias, etc. A la hora de establecer las causas nos
remitimos al Estatuto de los Trabajadores, donde están las causas de suspensión
de un contrato de trabajo. Dado que los socios de una cooperativa como la
nuestra son trabajadores, pensé que bastaría. Pues no. El registrador nos
recuerda que el Estatuto de los Trabajadores no se aplica a socios de una
sociedad: en vez de remitirnos a ese texto legal, tenemos que mencionar en los
Estatutos todas las causas de suspensión. Pero ¿de dónde las sacamos?
Obviamente, del sitio donde están reguladas en detalle: el Estatuto de los
Trabajadores.
3.-
Las bajas. En una cooperativa los socios pueden darse de baja, de forma
justificada o injustificada. Nosotros habíamos puesto una lista de causas de
justificación y habíamos dicho que todas las bajas que no se ampararan en ellas
serían no justificadas. Lógico, ¿no? Pues no. Para el registrador, esta última
referencia está indeterminada. Que una baja injustificada sea “aquella que no
esté justificada” es una indeterminación.
4.-
Las infracciones. Establecimos un régimen de infracciones. Nos han obligado a
separarlas en dos partes: infracciones del socio como socio (vulnerar el deber
de secreto de la cooperativa, etc.) e infracciones del socio como trabajador
(trabajar mal, llegar tarde, etc.). Desde el momento en que somos una
cooperativa de trabajo y todos los socios somos trabajadores, esa distinción no
tiene sentido. Pero ya sabéis, el puerto está a la orilla del mar.
Y
como esas, miles. Incluidas cosas que no son obligatorias pero que el
registrador considera “convenientes” (y claro, ponte a contradecirle) o que se
basan en “principios” que no están explicitados en ninguna parte y, por tanto,
no nos son exigibles. Nosotros somos juristas y podemos entender por qué están
mal las cosas que de verdad lo están y por qué son pijadas las cosas que lo
son, pero ¿y quien no lo sea? ¿Qué pasa con el que se ha hecho unos
Estatutos-tipo y se encuentra con que el registro se los echa para atrás con
cualquier cosa? ¿Así quieren que emprendamos?
Eso
sí, luego ves a nuestros gobernantes en la televisión perorando sobre el
emprendimiento y todo es maravilloso. “Emprended, malditos”, nos dicen. “Emprended
y dejaros la piel”.
(1)
Probablemente el mismo día que hablemos de la necesidad de pasar por el filtro
del procurador para hacer cualquier cosa con un tribunal en este país.
Ah, sí. El emprendecuento. Emprende, decían. Crearás riqueza, decían. Todo será maravilloso decían. Hay que emprender, que eso de tener un trabajo normal está sobrevalorado y es demasiado cómodo, que este país está lleno de vagos y "alguien" tiene que tener las ideas claras porque si no no avanzamos. Que es que el que no arriesga no gana. Porque claro, TODOS podemos ser brillantes emprendedores triunfadores y héroes con brillantes armaduras de las turbias aguas del mercado capitalista, es más, sin daros cuenta os lo estamos colando como obligación moral y vosotros ahí calladitos como buenos chicos sin decir nada mientras vuestras condiciones sociales nos las comemos con patatas mientras os echamos la culpa de todo. Así nos gusta.
ResponderEliminarVenga, emprended que es facilísimo y baratísimo.
Es eso exactamente. Nos están colando el emprendimiento como una obligación. Como si un sistema pudiera sobrevivir con miles de empresas y nadie que trabaje en ellas. Pero tranquilo, que para los pobres tipos que aún trabajan para otro también hay mierda: el intraemprendimiento, que no es otra cosa que dar la vida por la empresa porque estamos todos en el mismo barco.
EliminarMe gusta también lo que dices de las ideas claras, esa exaltación del "genio" individual. Me toca mucho las narices por dos cosas:
1) El genio individual no es nada sin trabajo. Un ejemplo: en nuestra cooperativa, la "idea genial" de donde sale nuestro primer juego fue una chispa de inspiración maravillosa. Pero sin el trabajo del equipo creativo, el dibujante, la programadora, el animador y demás esa idea creativa no vale de una mierda.
2) Los emprendedores reales son curritos de cincuenta años que han sido despedidos y a los que ya no contratan en ninguna parte. Están demasiado ocupados buscando un sustento como para pensar en modelos de negocio innovadores. Montan empresas de lo que saben hacer, de lo que llevan 30 años haciendo. Y, joder, quién les culpa.
En fin, que todo es un asco.