En el espacio mental del ateísmo se suele escuchar con cierta frecuencia la siguiente afirmación: “todos nacemos ateos, la religión nos es impuesta en nuestro contexto cultural”. Creo que se trata de una afirmación inexacta, y por ello voy a dedicar algunas líneas a tratar de rebatirla. Lo que sigue no debe ser tomado como un estudio riguroso sino como unas ideas escritas a vuelapluma.
Ser ateo implica dos cosas: tener una posición intelectual determinada sobre la existencia de la divinidad y definirse de alguna manera por esa posición. Es decir, ser ateo, igual que creer en una determinada religión, ser de izquierdas o de derechas, ser o no ser homófobo, feminista o nacionalista o ser seguidor de un equipo de fútbol, quiere decir entre otras cosas tener una identidad, algo que nos identifica frente al mundo. Estas identidades no están en nuestra cabeza al nacer, sino que se crean en la interacción social: uno no “nace” de izquierdas, nacionalista español o del Atlético de Madrid, ello son preferencias que se decantan después. Con el ateísmo pasa lo mismo: no nacemos ateos ni creyentes, sino que no tenemos la mente formada para tomar posición en el debate.
Una vez que el bebé crece y empieza a preguntarse por qué pasan las cosas, hay dos grandes formas de aproximarse a la realidad. La primera se refiere al pensamiento mágico, que da origen a la creencia en dioses: esta explicación, por llamarla de alguna manera, sostiene que las cosas suceden porque instancias extranaturales quieren que suceda. La segunda es la racional, que mediante la ciencia (y su madre: la experiencia por ensayo y error) sitúa la causa de las cosas en instancias naturales.
El pensamiento mágico no puede convivir con el ateísmo: es cierto que hay autodenominados ateos que creen en formas de pensamiento mágico (como el destino, los chakras o los horóscopos), pero podremos convenir en que no son verdaderos ateos, ya que sustituyen a Dios con otras instancias sobrenaturales que simplemente tienen un barniz laico. Ahora supongamos un niño que se desarrolla sin un contexto cultural que le guíe, como fueron los primeros humanos. ¿Qué explicación es más fácil que adopte? ¿La mágica –incompatible con el ateísmo- o la racional –compatible con el ateísmo? Entiendo que la mágica por al menos tres razones:
1) Es más sencilla de generar que la racional, ya que no necesita experimentos, hipótesis ni inducción a partir de experiencias reiteradas. Simplemente requiere algunas ideas ingeniosas y fe.
2) Calma rápidamente el ansia humana de responderse a las grandes preguntas: a la mente le cuesta contentarse con un “no se sabe, probablemente se sepa en el futuro”. Nos cuesta ahora, no les iba a costar a los primeros homo erectus que no conocían la causa de las tormentas, las riadas, las estampidas y los ataques de otras tribus.
3) Satisface al sentido común. Hablo de ese mismo sentido común que nos dice que la Tierra es plana, que el cielo es una bóveda y que los seres vivos no evolucionan: las explicaciones científicas son muchas veces contraintuitivas.
Admitiré de buen grado que la creencia en uno u otro dios depende del contexto cultural en que nos hemos educado, pero el hecho de creer no depende de ello. Si fuéramos naturalmente ateos, nunca hubieran aparecido dioses ni ningún producto del pensamiento mágico en primer lugar: los primeros seres humanos se habrían conformado con un “ya se sabrá”. Pero lógicamente, semejante grado de incertidumbre no es asumible. Dios aparece cuando la necesidad de explicaciones se confronta con la imposibilidad de generarlas, y los hombres primitivos tenían esa incapacidad en casi todas las áreas. Es normal que crearan dioses para cubrir los huecos. Hicieron justo lo contrario de lo que están haciendo hoy en día nuestros religiosos contemporáneos, que es tratar de definir huecos para encajar sus dioses.
El ateísmo sólo adquiere una base sólida cuando empiezan a desarrollarse los conocimientos que permiten cubrir esos huecos, generando el peligroso pensamiento que reza así: “si Dios no estaba detrás de esto, ¿por qué iba a estar detrás de todo lo demás?” Cuando no había otra explicación, la idea de Dios parecía tan válida como cualquier otra; al empezar a haberlas, deviene implausible.
Excelente artículo.
ResponderEliminarOpino de todas formas que la religión (y la creencia en seres subrenaturales) es algo más que una explicación (deficiente) de los fenómenos naturales. Las creencias y rituales surgen en sociedades primitivas porque cumplen una función social. Piensa por ejemplo en el culto a los antepasados (cohesiona la familia o tribu), o en los tabúes (piensa en la explicación de Marvin Harris del tabú de comer vaca en la India y cerdo entre los semitas).
Es posible que la decadencia de la religión en Occidente desde la industrialización no se deba (sólo) a que la ciencia haya dado explicaciones mejores, sino a que las funciones sociales que cumplía se han hecho innecesarias en el capitalismo. En el Antiguo régimen el individuo se socializaba en los estamentos o en la familia extensa, que perdieron importancia con la industrialización.
Y aunque esto ya es aventurarse mucho, intuyo que los criterios de existencia (para decidir qué existe y qué no existe) en distintas sociedades son a veces distintos. Ello convertiría las discusiones sobre la existencia de dios en discusiones semánticas.
Espero no aburrirte mucho con mi onanismo mental xD
“In fact, "atheism" is a term that should not even exist. No one ever needs to identify himself as a "non-astrologer" or a "non-alchemist." We do not have words for people who doubt that Elvis is still alive or that aliens have traversed the galaxy only to molest ranchers and their cattle. Atheism is nothing more than the noises reasonable people make in the presence of unjustified religious beliefs.”
ResponderEliminarSam Harris, Letter to a Christian Nation
Felicidades por el presente artículo, me atreveré a decir que se aproxima mucho a una objetividad , poco usual, en este tipo de temas; pero la palabra clave en todo esto es " aproximidad a", ya que en algunas partes del escrito, vislumbre algunas ráfagas propias de la subjetividad humana, aunque muy suave y, hasta cierto punto, ambigua: por lo que me veo forzado a despejar ese detalle, al preguntarte tu posición o ideología personal, acerca del tema, que con tanta gracia, pudiste desarrollar anteriormente.
ResponderEliminarGracias por tu tiempo brindado
Atentamente: Hipatía Rocher
Soy ateo. Gracias por lo de la objetividad, supongo.
EliminarEs un excelente articulo, muy abierto y con explicación clara.
ResponderEliminarGracias.
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